La vida cotidiana en Bogotá, desde lo íntimo hasta lo popular, es la protagonista en la obra de este artista cuya investigación pictórica surge desde hace 10 años tras su paso por la facultad de artes de la Universidad Distrital de Bogotá, que además incentivó en él, el deseo por combinar dos mundos dispares y lejanos, el mundo del arte y la experiencia de la vida en el barrio.

George Jiménez considera que históricamente, el arte se ha entendido como un indicador de estatus social, y la pintura ha sido una de esas formas de arte que se asocia con la riqueza, por eso, al retratar un vendedor de dulces o un pan de 300 pesos, intenta repensar estas convenciones, “elevar” lo cotidiano, para que quizás, por medio de estas imágenes le demos valor a nuestras experiencias propias, y no a emular las ideas impuestas por la hegemonía cultural que nos presentan las grandes potencias.