¿Hay futuro sin el agua? Un diálogo de saberes para la preservación y sostenibilidad de los recursos hídricos
El evento, celebrado los días 15 y 16 de octubre, fue organizado por el Sistema de Bibliotecas de Bogotá (SiBiBo), proyecto de la Dirección de Lectura y Bibliotecas (DLB) de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD) como parte de su estrategia de innovación social Barrios Vivos. El II Foro se enmarca dentro del Laboratorio Bibliotecarios Comunes enfocado en medio ambiente y territorio.
Con la realización del II Foro, los espacios bibliotecarios de la ciudad, tanto públicos como comunitarios, contribuyen a la creación de escenarios de diálogo interdisciplinario e intercultural que integran conocimientos populares y académicos. De tal forma, durante los dos días se abordó la justicia ambiental y social; la relación sociedad, naturaleza y territorio; el cambio climático y la transición energética; y el agua como eje de ordenamiento territorial.
Esta segunda versión fue posible con la articulación de la Red Distrital de Bibliotecas Pública de Bogotá (BibloRed) y la Biblioteca Público Escolar La Marichuela, de la localidad de Usme, y la concurrencia de diversos colectivos comunitarios como la Biblioteca Comunitaria Casa Periferia (Fontibón), la Casa Cultural La Perseverancia (Santa Fe), y los colectivos Los Hijxs de Usminia y la Mesa de Patrimonio Usmeka (Usme).
Convergencia de saberes sobre el agua y la emergencia ambiental en Bogotá
La conservación del medio ambiente y la gestión sostenible del recurso hídrico son retos éticos y sociales que requieren la colaboración activa de la ciudadanía, comunidades y gobiernos. En este II Foro, Gustavo Wilches Chaux, experto en derecho ambiental, resaltó la importancia de la seguridad ecológica, la gestión del riesgo y la resiliencia comunitaria. Así, señaló que “debemos garantizar el derecho a los niños de participar en la construcción del mundo, de participar en la toma de decisiones, porque desde la niñez se van configurando sistemas de comportamientos en pro de los ecosistemas”. Además, subrayó el reto de la sociedad colombiana de “transformar la relación de la Colombia urbana con la rural, pues la urbanidad tiende a marginar a la ruralidad, cuando en esencia, depende de ella”.
Wilches fue más allá y advirtió sobre la pérdida de la memoria colectiva como la principal causa de vulnerabilidad de un territorio. “Cuando desconocemos lo ocurrido en un lugar, estamos condenados a repetir la historia”, señaló. Además, alertó sobre los riesgos derivados del manejo inadecuado del recurso hídrico, mencionando que “el agua no espera fallo judicial; actúa, y cuando la naturaleza se sale de sus espacios porque los hemos invadido, los desastres ocurren”.
Acciones comunitarias y agricultura urbana
En este II Foro de Ciencias y Saberes del Sur estuvo presente la pregunta por las acciones de la ciudadanía para disminuir el impacto ambiental en los entornos urbanos. En ese sentido, María Elena Villamil compartió su experiencia con la agricultura urbana como una práctica que fortalece el tejido social y los vínculos con la naturaleza y el territorio. También desde su proceso huertero anima a cultivar alimentos orgánicos y libres de residuos químicos en los hogares para el autoconsumo, de tal manera que se aporte a la seguridad alimentaria nutricional de las personas y a la producción sostenible de alimentos desde las ciudades.
Así mismo, Villamil encuentra en la práctica de la agricultura familiar en los espacios urbanos una herramienta para resistir el impacto de la gentrificación en su barrio, que rompe con las formas de vida tradicionales de su comunidad y los usos cotidianos de los espacios.
Aprender del funcionamiento de los ecosistemas para enfrentar desafíos
Ahora bien, reconocer la emergencia ambiental en el planeta también implica abordar los desafíos en la relación entre el ser humano y la naturaleza, de tal manera que se extiende a reconfigurar la manera en la que se conciben y usan los recursos naturales superando una mirada exclusivamente antropocéntrica.
Es por esto que con el concepto de “soluciones basadas en la naturaleza”, que expuso Sandra Liliana Caquimbo, profesora asistente de la Pontificia Universidad Javeriana, se busca “aprender de los ecosistemas naturales para enfrentar los desafíos que nosotros como sociedad hemos creado”. Desde su mirada, la apuesta está en promover una restauración ecológica que involucre a las comunidades locales en el diálogo y la acción conjunta.
Reflexiones para una nueva toma de conciencia medioambiental
Para avanzar en el diálogo de saberes alrededor de una nueva toma de conciencia medioambiental, las bibliotecas públicas son espacios que extienden su labor y convocan a diferentes actores, como investigadores, activistas locales, líderes comunitarios, universidades y otras organizaciones. En la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez - El Tunal, la profesora Diana Valencia Tello, experta en derecho ambiental, destacó el rol de la justicia ambiental y social para asegurar que todas las personas, sin importar su condición social, tengan acceso a un ambiente sano y equilibrado.
Por eso, señaló que “la protección del territorio y la biodiversidad son fundamentales para garantizar la sostenibilidad de nuestras sociedades y el bienestar de las generaciones futuras”. Además, cuestionó los modelos vigentes de producción de energía, señalando que los niños son los más afectados por sus impactos ambientales.
Por su parte, Jaime Barragán, líder comunitario y docente en gestión ambiental, y Diana Usaquín, docente e investigadora, se refirieron a la gestión del agua desde la interacción entre las comunidades y su entorno. A partir de su trabajo con comunidades rurales del sur de Bogotá para recuperar microcuencas, Barragán destaca el rol de la participación comunitaria y la educación ambiental para restaurar ecosistemas locales. “La cultura del cuidado del agua comienza en el territorio, en cómo nos relacionamos diariamente con nuestro entorno y cómo asumimos la responsabilidad de cuidarlo”, subrayó.
También los saberes ancestrales indígenas enriquecen la gestión del territorio y revelan formas de usar sosteniblemente el recurso hídrico. Desde su mirada, para Usaquín “los pueblos originarios han vivido en armonía con el agua por siglos y su conocimiento es fundamental para construir estrategias que nos permitan preservar este recurso vital”. Así, destacó el valor de las culturas tradicionales y la relevancia de integrar sus prácticas en las políticas públicas de gestión del agua.
Cambio climático y transición energética
El segundo día del II Foro de Ciencias y Saberes del Sur abordó el cambio climático y la transición energética, uno de los temas más urgentes de nuestro tiempo, con ponencias sobre cómo la crisis climática afecta a las comunidades y la necesidad de una transición hacia fuentes de energía limpias que se puedan mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar daños al medioambiente.
Al respecto, Isabel Preciado, representante de Censat Agua Viva, se refirió al aumento de la temperatura en los últimos 10 años en Medellín, conocida como la “Ciudad de la eterna primavera”, para señalar cómo en los escenarios locales se evidencia el cambio climático y a la vez reiterar la urgencia de avanzar hacia una transición energética justa y equitativa.
“La transición energética justa no solo busca reducir el consumo de petróleo, gas y carbón, sino garantizar un acceso equitativo a la energía para todos”, afirmó Preciado. Además, apeló a un cambio cultural y educativo para lograr una transición exitosa hacia un modelo energético más sostenible y fomentar una cultura biocéntrica, es decir, centrada en la vida y la interdependencia con la naturaleza.
Actuar frente al impacto del cambio climático en los entornos rurales y urbanos involucra a diferentes frentes, así lo planteó Samuel Agüero, maestro y activista ambiental. Por ejemplo, realizar cambios en los estilos de vida de la población pueden disminuir el impacto de la actividad humana sobre el ambiente y especialmente sobre el aumento de las temperaturas globales y para Agüero la implementación de estrategias de comunicación aportan en ese sentido cuando se promueve en la ciudadanía pequeños hábitos que aportan a la sostenibilidad. Pero recalca que es fundamental coordinar los esfuerzos para evitar mensajes contradictorios. “La curiosidad, el interés y la toma de decisiones son elementos esenciales para que la ciudadanía se involucre activamente en la transición energética y enfrente los desafíos ambientales futuros”, indicó.
Ordenar el territorio a partir del agua
Este II Foro también partió de la premisa de que en la relación entre el ser humano y naturaleza existe un desequilibrio, pues el primero en aras de proveer bienestar y responder a dinámicas de consumo interviene el entorno y altera los ecosistemas. En la ciudad, el impacto de la urbanización y canalización del río Bogotá deja en estado crítico la cuenca e incrementa el riesgo de desbordamientos, señaló Alejandro Franco. Por eso insiste en que “es crucial que conservemos la capacidad de los embalses y restauremos las rondas de los ríos y los humedales para mitigar estos riesgos”.
En esta urgencia por una gestión responsable y sostenible del agua y el territorio, los procesos comunitarios que involucran la participación ciudadana pueden mejorar las formas cómo se desarrolla la planificación territorial a partir del recurso hídrico. En su ponencia Felipe Rodríguez, miembro de la Asociación de Juntas de Acción Comunal en Usme y de la Media Luna Sur, subrayó que el agua no debe verse únicamente como un recurso, sino como un sujeto que coexiste en un ecosistema y el ser humano debe replantear su relación con ella.
En este II Foro de Ciencias y Saberes del Sur: ¿Hay futuro sin el agua?, gestionado con actores comunitarios, investigadores académicos e instituciones de educación superior, con el liderazgo del Sistema de Biblioteca de Bogotá, fue un espacio de encuentro, discusión y reflexión sobre la emergencia ambiental desde las realidades que se enfrentan en la ciudad y en los escenarios locales alrededor de los desafíos por el uso sostenible del agua. Principalmente, fue la oportunidad de analizar la relación de interdependencia entre los seres humanos, la naturaleza y la gestión de los recursos presentes en el ambiente para garantizar la supervivencia.