La huerta y la biblioteca, un lugar seguro para Gennessis y Braulio
Es una mañana de martes, a las 8:00 a.m., Gennessis Rojas y su hijo Braulio de cinco años, se preparan para su día; desayunan, empacan el almuerzo, una merienda y guantes de jardinería, luego salen de su hogar desde Chapinero, para tomar un SITP que los lleve a la Biblioteca Pública Virgilio Barco. Su jornada -dependiendo la programación de la biblioteca- puede terminar a las 5:30 p.m.
Cuando Gennessis era una niña y vivía en La Guaira, Venezuela, recuerda que el acceso a las bibliotecas no era fácil, ni estaban disponibles para todos. Ahora que es profesional en química y se dedica al cuidado de Braulio, encuentra en BibloRed un espacio que va con el método de crianza y educación que quiere para él:
"Mi hijo es educado en casa, los talleres que hacen acá, complementan muy bien su formación. Es un espacio donde él se siente seguro, le gusta ir a la biblioteca y sabe que el conocimiento es para compartir’".
Gennesis y Braulio son usuarios asiduos de BibloRed, hace cuatro años llegaron a Colombia, y desde hace dos años participan en las actividades que realiza la Biblioteca Pública Virgilio Barco. Su vida cotidiana, muchas veces transcurre dentro de la biblioteca, donde asisten de 3 a 4 veces por semana.
"Empecé a venir a la biblioteca, sacaba libros para mi hijo y para mí, recuerdo que asistíamos al programa ‘Filosofía con niños y niñas en La Barco’ y ‘Los caminos del agua’, a medida que explorábamos las distintas actividades de programación, conocimos a otras personas, y así fue como llegamos a la huerta’".
Desde el año pasado, ambos asisten los martes a las actividades de la Huerta bibliotecaria Siquie Bacatá de la Biblioteca Pública Virgilio Barco, que inician a las 11:00 a.m. Este espacio les ha permitido conectar con la naturaleza, conocer diversas plantas y nutrirse de otras personas.
"Ir a la huerta no solo es aprender a sembrar, va más allá: es un aprendizaje ancestral, medicinal, un aprendizaje integral, también es importante el conocimiento colectivo que se comparte", menciona Gennessis.
En ese sentido, Braulio comenta: "lo que más me gusta de la huerta es hacer amigos y sembrar, porque nunca lo había hecho en mi vida, también me gustan las plantas y las flores".
La Huerta bibliotecaria Siquie Bacatá brinda a los usuarios diversas experiencias que les permiten aprender sobre agricultura, arte, literatura y mucho más, a través de la construcción colectiva. A pesar de que Gennessis nunca había participado en una huerta y no tenía conocimientos, reconoce que estas actividades son enriquecedoras:
"El año pasado, construimos un herbario en la huerta, todo ese proceso me gusto mucho, fue un proceso de investigar, aprender a diferenciar las plantas endémicas, fabricamos papel reciclado y finalmente con la clasificación, hicimos un libro. Para la próxima sesión, se realizará una actividad de ilustración botánica, no sé mucho sobre dibujo pero voy a disfrutar y aprender".
Después de una mañana en la huerta y antes de ir a almorzar, desde la sala infantil, Braulio se refiere al espacio que ha habitado por meses y ha despertado su curiosidad: “Todo en la biblioteca para mí es bueno, la biblioteca me parece tan linda y tan buena que no me hace falta nada".
Si quieres participar en las actividades de la huerta y cruzarte con historias de vida como las de Gennesis y Braulio, puedes asistir todos los martes de cada mes, desde las 11:00 a.m. a la Biblioteca Pública Virgilio Barco.