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Entrevista Nirza Morales Sumapaz

Soy hija del páramo

Jueves, Septiembre 24, 2020 - 21:33
En el marco de la celebración de los tres años de la Biblioteca Público Escolar Sumapaz, charlamos con Nirza, su Coordinadora, para conocer su historia en este mágico lugar

Nirza Morales es hija de Sumapaz. En aquel páramo, una maestra y un padre que se la pasaba leyendo a toda hora la vieron nacer. Aunque a los 8 años se fue para recorrer muchos otros lugares, el universo confabuló para traerla de vuelta.  

Nirza se convirtió en la Coordinadora de la Biblioteca Público Escolar Sumapaz por una coincidencia perfecta del destino. La mediación de lectura apareció en su vida mientras ejercía la abogacía y se quedó para siempre. Se convirtió en aliciente y la llevó a enseñar, leerle a otros y por supuesto, aprender de esos otros. 

Ahora, en un espacio cercano a los 90 metros cuadrados y que alberga 4.993 libros, Nirza comparte con Martha Lizarazo, promotora de lectura, Magnolia Caro, auxiliar de biblioteca y Rocío Melo, bibliotecaria escolar. Mujeres poderosas que han elegido trabajar por su comunidad y asumir el reto de llevar procesos lecto escritores a las familias campesinas bogotanas. Sí, Bogotá tiene campo. 

La Biblioteca Público Escolar Sumapaz, el hogar de Nirza, cumplió 3 años, por ello decidimos charlar con ella y conocer cómo fue su llegada a BibloRed, qué le ha entregado esta experiencia y qué tal le ha ido coordinando la biblioteca en medio de una pandemia que cambió todas las reglas del juego. 

¿Cómo se acercó a la mediación de lectura?
Siempre he hecho trabajo con la comunidad y cuando me gradué como Abogada empecé a hacer asesorías jurídicas de manera voluntaria en Sumapaz. En esas reuniones, tenía que esperar el transporte hacía Bogotá durante varias horas, entonces empecé a llevar libros para leer mientras tanto. Los niños curioseaban lo que yo llevaba. Ellos se acercaban y me decían muéstrenos profe. Mis lecturas no eran aptas para empezar un proceso lector con los chicos, y entonces veía la necesidad de arrancar un proceso en esto de la mediación de lectura. Poco a poco se fueron abriendo las puertas para hacerlo. 

A Sumapaz llegó el programa de Lectores Ciudadanos de Biblored en ese momento, junto a otras 13 personas, empezamos a promover la lectura en Sumapaz. Ellos se fueron a trabajar con los niños y me mandaron a trabajar con los abuelos. Cosa que me gocé como nunca en la vida. Muchos de nuestros abuelos no saben leer, pero sí tienen historias para contar.

Llegaba a conversar con ellos, les pedía autorización para poner una grabadora, empezábamos a hablar y me empezaban a contar sus historias. Luego nosotros hacíamos un proceso creativo de escritura, respetando lo que ellos estaban contando, pero nosotros empezamos a darle como un hilo. Y después de un tiempo me encontraba con los abuelos de nuevo y ya no llegaba a leerles un cuento, sino que les leía lo que ellos me habían contado o lo que me había contado el vecino. Ellos empezaron a encontrarse en esas historias y eso les encantó. 

Con un  grupo de sumapaceños  decidimos montar una biblioteca comunitaria. Logramos adecuar un espacio y lo llamamos como la Biblioteca Pablo Neruda. Nos presentamos a los Estímulos de la Secretaría de Cultura para conseguir apoyo y nos ganamos el premio. Ahí conocí más de cerca a BibloRed.  Por el premio, desde allá nos asesoraban sobre cómo escoger los libros para llevar al territorio. Así empecé toda esta relación con la mediación de lectura. 

¿Y cómo llegó a BibloRed?
A mediados de 2017 ya se estaba hablando de la construcción de una biblioteca en Sumapaz, pero lejos estaba de imaginarme que iba a trabajar ahí. Un día cualquiera tenía taller con el Colectivo Juventud Sumapaceña. No tenía transporte desde Bogotá a Sumapaz y casualmente llegó un correo de la Secretaría de Cultura invitándome a la entrega de las instalaciones de la biblioteca a la comunidad. Para mí fue la oportunidad perfecta para obtener transporte y llegar al páramo. Iba solo pensado en llegar para poder estar en el  taller. 

En ese viaje me conocí con varias personas, quienes conocieron mi trabajo en la comunidad y me invitaron a la convocatoria laboral que se abría con la biblioteca. Me imaginaba que iba a hacer promoción de lectura pero me convertí en la Coordinadora. Siempre quise regresar al territorio, pero no me imaginé que sería en ese momento. Llegué a BibloRed sin querer queriendo. 

Con esta oportunidad empezó a vivir en Sumapaz…
Sí. Soy de aquí, me fui en 1994. Yo era una chinche y el sueño de regresar siempre estaba.

¿Qué ha sido lo mejor de regresar? 
He podido conocer Sumapaz de otras maneras y conocer a la comunidad de otras maneras. Todo el trabajo que he hecho en Sumapaz, antes y durante el tiempo en la biblioteca, también me ha permitido ser más crítica de los procesos pedagógicos que se tienen en el territorio. Creo que en algunos momentos las personas que van a trabajar allí no tienen sentido de apropiación por el territorio y esto hace que los procesos con los chicos no sean tan buenos como se quisieran. 

Estoy convencida que las personas que trabajen aquí deben conocer muy bien Sumapaz. En un tiempo no muy lejano, que sean nuestros chicos que se están formando o que van a ir a formarse a la Bogotá urbana quienes continuarán,  llegarán a apropiarse del espacio y así  poder dar una continuidad como se debe. 

Me imagino que en este tiempo la biblioteca le ha entregado grandes anécdotas…
Sí. Uno aquí llega con la idea errada de que los procesos lecto escritores se van a hacer con los niños y uno se da cuenta que los usuarios que quieren y valoran muchísimo el trabajo de la biblioteca son los adultos mayores. 

Con los grupos de abuelos que tenemos, que vemos una vez al mes, se han hecho cosas muy bonitas. Por ejemplo, a mí me queda sonando mucho una abuela, Doña Clementina, ella dice que se siente privilegiada de ser una usuaria de la Biblioteca Público Escolar Sumapaz y eso que ella no está en los grupos de trabajo que tenemos, sino que es una usuaria que visita una vez cada dos meses la Biblioteca. Camina casi hora y media y se lleva dos o tres libros. Es una enamorada de Gabriel García Márquez. 

Tengo unos ejercicios muy personales y es saber qué libro se lleva y leerlo para el día que vuelva sentarme a tomar un café con ella y conversar del libro. Entonces creo que con los abuelos ha sido un trabajo totalmente diferente, pese a los pequeños tiempos que podemos compartir. 

Aunque también están los niños que vamos a visitar con el programa de extensión de bibliotecaria. Si pudiera iría a visitarlos una vez a la semana. Los niños entre más alejados están de esta civilización son personas tan limpias, tan bonitas. Cuando llegas con una actividad y les muestras de otra manera cómo es el mundo ellos lo agradecen mucho. Aunque los viajes son tremendos nosotras peleamos por ir (risas). Es muy bonito encontrarnos en las lecturas. Y además poner sueños en los chicos. 

¿Cuáles cree que han sido los cambios más representativos en estos tres años?
El cambio más significativo y que me enorgullece es que siempre he pensado que la historia de Sumapaz la tienen que contar los sumapaceños y ahí está “Un mar en el cielo”, hablando de memoria de Sumapaz. Como dicen los campesinos: nos vemos reflejados, nos encontramos allí. Veo que sí se puede escribir nuestra historia y esto lo ha hecho la biblioteca. 

También veo que se pueden adelantar procesos lecto escritores en el territorio, no sólo acompañando la institución educativa sino integrando las familias campesinas. No solo es con el niño, sino que trabajamos con todos. 

¿Cómo se ha enfrentado la pandemia, qué servicios han brindado a los usuarios?
Al principio de la pandemia dijimos esto se acabó (risas). Entonces pensamos cómo íbamos a trabajar y activamos las llamadas telefónicas. Tomamos la base de datos, empezamos a llamar a las personas. Ahí nos dimos cuenta que ellos tenían WhastApp, creamos una lista de difusión y empezamos a crear contenidos, enviar imágenes y luego llegó Voces de Familia en la Ruralidad, actividades que trabajamos de manera articulada con la Biblioteca Público Escolar  Pasquilla.

Con el pasar del tiempo le íbamos pidiendo a la gente que nos regalara los datos de sus vecinos. Los llamábamos, les contábamos de qué se trataba todo y ellos voluntariamente nos agregaban al WhastApp y así nosotros los agregamos a la lista de difusión. Hacemos entregas por WhatsApp de martes a sábado y todos los días tenemos interacción con ellos. Hemos tenido de todo un poquito. Y hacemos todo pensando en la familia.

Seguimos haciendo las llamadas telefónicas. El primer viernes del mes nos dedicamos a hacerle llamadas a los abuelos y ha sido muy bonito encontrarse con ellos en la distancia. Creemos que esto es algo que no podemos dejar porque la biblioteca estando en el territorio no logra lo que logró en la pandemia: que con una sola actividad y hacer un clic pueda llegar a 500 personas del territorio. Ha sido otra forma de encontrarnos y además de ganar otros usuarios que ni siquiera conocen las instalaciones físicas de la biblioteca pero que se han hecho usuarios en la época de la pandemia. 

Y bueno, nosotros abrimos la biblioteca el 1 de septiembre de 2017 y el 4 de noviembre hicimos la entrega de la primera maleta viajera. En este momento tenemos 20 maletas viajeras activas. Cuentan con una colección de 40 ejemplares cada una y son manejadas por voluntarios de las localidades. Esas maletas siguen en la localidad. 

¿Cuáles son los próximos proyectos para la biblioteca?
Mantener la extensión bibliotecaria. Hacer de Sumapaz una biblioteca itinerante. La idea es organizar el trabajo a nivel local. Ya hicimos todas las pruebas y ahora es momento de enfocarnos. Formalizar la propuesta. Muchos dicen que la biblioteca debe crecer y tener una sede en el otro corregimiento para poder tener una presencia más cercana. Creemos que vamos a lograr esto con los Espacios No Convencionales. 

Finalmente, ¿cuáles son los grandes aciertos de estos tres años?
La biblioteca ha demostrado que Sumapaz también es Bogotá o más bien Bogotá también es Sumapaz (risas). Esto ha sido lo primero, visibilizar esta localidad ante la ciudad y hacerlo desde su esencia, desde el ser campesino. 

Frente a los procesos lectores, considero que se ha hecho un buen trabajo en la promoción de la lectura, en la escritura todavía falta trabajito, pero sí podríamos hablar de que hemos llegado a conocer el ser y el sentir del campesinado sumapaceño desde BibloRed. 

Y en estos tres años BibloRed ha entendido cuál es la singularidad de esta localidad y esto ha llevado a pensar cómo trabajar en este territorio. Nosotros fuimos la primera biblioteca público escolar y la primera en la ruralidad, eso nos hace sentir muy orgullosos.