Perderse para encontrar, una entrevista sobre la Biblioteca Digital
Son las dos últimas semanas de marzo del 2020 y las bibliotecas están cerradas. No hay usuarios buscando en las colecciones, no hay personas reunidas físicamente alrededor del libro. La prevención y el cuidado mutuo nos ha hecho volver a las casas, al hogar. En estos tiempos de aislamiento y cuarentena, más que nunca, la virtualidad se está convirtiendo en una de las alternativas para estudiar, trabajar, encontrarse, informarse y divertirse.
El 6 Agosto del 2019 salió al aire la primera versión de la Biblioteca Digital de Bogotá, un canal de acceso remoto a todo tipo de contenidos seleccionados y organizados en diferentes áreas del conocimiento por bibliotecarios de BibloRed. Este proyecto abierto, escalable y participativo creado colectivamente es biblioteca, máquina, edificio y laberinto. Un repositorio de recursos, una biblioteca viva, un edificio que se construye y reconstruye, una máquina al servicio de los ciudadanos y un laberinto de información en el que perderse es encontrar algo nuevo, incluso algo más valioso de lo que se buscaba en un principio.
Esta herramienta que permite el acceso a la lectura, el aprendizaje, la autoformación, la información, el conocimiento, la participación ciudadana y la divulgación de la literatura, la historia, la memoria y la cultura de Bogotá y sus habitantes es un proyecto de largo aliento liderado por Juan Pablo Angarita, literato, historiador y magíster en Historia con experiencia e inquietud por la creación, difusión y circulación de la cultura en Bogotá.
Hablamos con él para conocer más de los orígenes, las funcionalidades y propuestas de la Biblioteca Digital de Bogotá (BDB) en tiempos de cuarentena:
¿Cómo empezó el proyecto de crear una Biblioteca Digital para Bogotá?
Llegué a BibloRed en junio del 2017 como líder de la Biblioteca Digital de Bogotá, en ese entonces la tarea era iniciar el proyecto de una biblioteca digital para Bogotá. Desde la dirección de Ana Roda, entonces directora de lectura y bibliotecas de la Secretaría de Cultura Recreación y Deporte, se propuso la realización de un proceso participativo, colaborativo y de innovación abierta, más que una compra tecnológica.
Bogotá necesitaba un lugar de acceso a los libros, pero también de acceso a la memoria y la historia. Un lugar que fuera participativo. Para lograrlo, decidimos hacer dos escenarios de participación ciudadana para la creación de la biblioteca. Una ideatón que consistió en cinco comités públicos con invitación abierta para conversar sobre cuáles deberían ser las colecciones, las estrategias de apropiación y divulgación, las audiencias, y preguntarse por el software y el hardware.
De esa ideatón salieron unos principios para la BDB a partir del pensamiento de diseño: tenía que ser una plataforma interoperable, experimental, centrada en el usuario, articulada, visible, regional, local y pública. Esas palabras definen completamente todo el proyecto.
Después se hizo una hackatón con 40 estudiantes de ingeniería de sistemas de la Universidad Nacional a los que se invitó durante dos días a hacer un prototipo gráfico y de software con un reto: hacer una plataforma que resguarde la memoria de Rock al Parque como patrimonio cultural de la ciudad. Después de hacer los prototipos, los estudiantes plantearon unas funcionalidades que se aplicaron para la BDB: que fuera una plataforma multiformato, albergara la memoria local, permitiera la creación colectiva ciudadana, y que fuera un espacio para aprender, investigar, intercambiar, contribuir y acceder.
¿Por qué la colaboración es tan importante?
El principio de la colaboración en la BDB parte de que es un proyecto del distrito, un proyecto público. Lo primero que queríamos plantear era una reflexión sobre lo que significa que un proyecto sea público. Esto no solo quiere decir que lo ejecute una institución estatal o distrital con dinero público, también significa una manera de hacer las cosas. Nosotros queríamos demostrarnos a nosotros mismos que era posible hacer un proceso innovador, que migrara hacia el futuro, que usara prácticas del futuro y fuera transformador dentro del estado.
Eso en un primer momento. En un segundo momento, esa noción de la público invita a pensar que los ciudadanos también tienen que participar en las decisiones que toman las instituciones públicas. Lo público, la esfera pública en donde circulan las reflexiones de cómo debería ser nuestro encuentro con los otros, se da a través de la construcción de este tipo de redes colaborativas. No se trata de abrir escenarios de participación cosméticos en donde la gente cree que está participando, lo que se quiere es que la gente plantee sus perspectivas desde sus lugares de enunciación. En la colaboración es donde se construye el tejido social, donde se encuentran los saberes.
¿Por qué hacerla interactiva?¿Cuál es la apuesta detrás de la interacción?
Mientras hacíamos la BDB nos atravesaba la pregunta ¿qué significa interactuar en las redes sociales y en Internet? Nos interesaba tener una mirada crítica sobre la interacción y es donde empiezan a aparecer estudios y noticias que muestran cómo se han diseñado productos pensando más en el lucro de las empresas a partir de manejar la psicología de la gente con los likes y los corazones.
Eso nos hizo pensar en cómo queríamos que la gente participara, si sería con chulitos, likes, aplausos y aprobaciones o queríamos que la gente lo hiciera de una forma más autónoma. La idea de las colecciones nace de las personas que abren 150 pestañas y dicen “yo voy a leer esto algún día” y nunca pasa, después cierra las 150 pestañas y pierde cosas. Pensamos que para ese alguien que encuentra cosas que le interesan dentro del catálogo de la BDB sería chévere tener un bolsillo o lista de reproducción a la que pueda volver cuando lo necesite, eso son las colecciones.
Al principio tenía un espíritu más académico, pero cuando la biblioteca sale al aire empiezan a aparecer, no sé, amantes de las motos que hacen su colección de todas las revistas de motos que encuentran, o estudiantes de administración de empresas que quieren saber sobre éxito y emprendimiento. Al final terminó siendo la oportunidad de descifrar experiencias lectoras de otros que no están necesariamente motivadas por un interés académico.
¿Cómo es el universo de las colecciones?
Actualmente tenemos tres tipos de colecciones, las que vienen de las fuentes de información patrimoniales de Bogotá: se hizo una curaduría de diferentes biblioteca digitales para seleccionar contenido de interés sobre la historia y la literatura bogotana. La máquina está hecha para que se pueda jalar contenidos de diferentes sistemas con los que se pueda interoperar, actualmente ya se encuentran los estímulos y premios que publica la SCRD desde 2016, también material del IDPC y estamos hablando con el Archivo y Museo de Bogotá.
Un segundo universo es el de acceso al conocimiento en diferentes colecciones, tenemos más de 20.000 libros de literatura, ciencias sociales, de editoriales como Anagrama, Siruela, Visor, etc. Tenemos más de 10.000 e-books de Mcgraw-Hill, Siglo del hombre editores, Pearson, que son libros de ciencias sociales y exactas. Estos libros suelen ser costosos en el mercado, acá los usuarios tienen acceso de manera gratuita. La BDB se convierte entonces en una plataforma que democratiza el acceso al conocimiento.
El tercer universo es el de las colecciones creadas por los usuarios y funcionarios de BibloRed, que pretenden mostrar cómo BibloRed en 20 años de gestión del conocimiento alrededor de la promoción de la lectura y el trabajo bibliotecario ha creado, investigado y reflexionado sobre sus propias prácticas permitiendo también que los usuarios generen sus contenidos.
¿Cuál es el papel de los usuarios en la BDB?
Un usuario puede entrar, crear su perfil lector y conectarse con otros usuarios. La idea del perfil lector nos gusta porque tiene el tono de una red social del siglo XXI y al mismo tiempo nos hace pensar cómo cada persona es un lector con una historia detrás, una historia por contar. En la página de los perfiles hemos encontrado ejemplos muy bonitos de usuarios que cuentan cómo aprendieron a leer, quién fue su primer maestro, cómo fue su primer contacto con un libro, cómo la lectura ha transformado la vida de sus familias porque los ha ayudado a superar un duelo o apalear tristeza.
¿BibloRed ha cambiado con la llegada de la BDB?
La BDB tiene que entrar a transformar prácticas bibliotecarias, no tiene que ser una apéndice o un satélite, sino una plataforma que atraviesa los servicios, las colecciones y la programación de BibloRed y por lo tanto los incentive a innovar y a transformarse. A eso se le llama en el mercado como “Transformación digital de las empresas”, un término que ha perdido su significado de tanto usarse. La BDB, con sus metodologías y espíritu, incentiva a cambiar cosas que se creen están bien, pero pueden estar rezagadas en el tiempo.
En el futuro, sería ideal que la Biblioteca Digital se conectara cada vez más con los servicios, las colecciones y la programación de BibloRed. En términos de servicios, enlazarse más con los servicios físicos de BibloRed; en colecciones, integrar colecciones nuevas cosechando recursos del Archivo, del Jardín Botánico, de la Biblioteca Pública Piloto, etc. para tener un catálogo más amplio en temas y en número. A nivel de programación, tener un escenario para hacer actividades virtuales.
¿Cuál es la labor de las bibliotecas en tiempos de cuarentena?
No creo que las bibliotecas tengan que entrar a llenar espacios que ahora se suponen vacíos en la vida de las personas en tiempo de cuarentena. Su labor es acompañar, dar herramientas, pero la compañía, como toda compañía, debe ser delicada, no con la idea de llenar de contenidos la vida de las personas. Al final es simplemente poner a disposición la lectura, el acceso a la lectura y a todo tipo de contenidos para que la gente pueda acompañar mejor su proceso de cuarentena, que puede llegar a ser traumático, solitario, reflexivo, productivo o familiar.
Las bibliotecas tienen todo un abanico de contenidos que puede acompañar los diferentes tipos de cuarentena. Acompañar los tiempos libres sin ninguna pretensión más que la de estar ahí y mostrar que la biblioteca y la lectura hacen parte de la vida, esa es la labor de las bibliotecas en tiempos como estos.
Los invitamos a ingresar a la Biblioteca Digital de Bogotá y si quieres consultar la programación completa de BibloRed para la cuarentena haz clic aquí.