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Bienal de Cultura Escrita/ BibloRed
Bienal de Cultura Escrita/ BibloRed

El ejercicio bibliotecario en la ruralidad del Pacífico nariñense

Lunes, Septiembre 30, 2024 - 17:35
Carlos Valencia Cumbal participó en la segunda jornada de la I Bienal de Cultura Escrita, durante su intervención habló acerca del proyecto que lidera en Ricaurte (Nariño).

Cuando en varias regiones del sur del país se oscurecía y la noche se asomaba, se optaba por armar la tulpa, un fogón que preparaba la cena durante la que los adultos mayores lideraban un círculo de la palabra con narraciones de mitos y leyendas. Esta es una de las tradiciones que la expedición literaria al Piedemonte Costero, en Ricaurte (Nariño), tiene de ejemplo como metodología de trabajo. 

“En mi infancia lo viví en la casa con la abuela. Ella tenía el fogón y hablaba de que a tal persona se le apareció el diablo y a la otra la virgen. Como se rescataba esa tradición oral, queríamos tenerlo para la biblioteca”, dijo Carlos Valencia Cumbal, licenciado en literatura, durante su ponencia en la I Bienal de Cultura Escrita.

Además de las tradiciones, también se busca que en este municipio se recuperen los dichos y se promueva la lectura en la infancia. Uno de los que buscan rescatar es el “desentunde”, que apunta a quitar el hechizo de los duendes. En el proyecto lo usan para liberar la imaginación en la infancia.

Durante su participación en el encuentro, Carlos expuso las metodologías y objetivos que tiene de cara al futuro para mantener a flote la expedición literaria. Para atreverse a liderar una iniciativa de este calibre, él cuenta que se ve reflejado en cada niño y niña que participa de esta experiencia. 

“Mi amor por los libros nace del ejemplo de mi mamá que estuvo muy cercana al libro. La posibilidad de tener el libro físico hace que uno desde muy niño tenga un amor hacia el artefacto para sentirlo o leerlo. El texto que me marcó estaba escrito en formato cómic. Narraba la historia de Abraham cuando iba a asesinar a su hijo. Para mí era impactante ver esa escena, porque no conseguía imaginar cómo Abraham iba a asesinar a su propio hijo”, relata Carlos.
 

Desde entonces, él no ha parado de dejarse impresionar por los libros y trabaja para que cada niño y niña de Ricaurte, Nariño, viva el mismo asombro que él tuvo aquella vez.

 

La labor bibliotecaria en Ricaurte

“Cuando uno busca sobre el Pacífico, lo primero que aparece -lamentablemente- es el conflicto. Pero se opacan muchas cosas que nos ofrece la subregión”, explicó Carlos.

Ricaurte es el primer municipio de sur a norte en el Pacífico nariñense. Por su historial con la violencia, es uno de los municipios incluidos en el PDET tras el Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las extintas FARC-EP. Sin embargo, también tiene la Reserva Natural La Planada, donde hay más de 3.000 especies de orquídeas. Con la promoción de la lectura se buscan elementos que integren las particularidades de la región con la población Awá.

Carlos llegó a Ricaurte en 2022 y se encontró con que la biblioteca municipal estaba cerrada. Además, había una persona para desempeñar su trabajo de bibliotecario, pero hacía otras funciones dentro de la alcaldía del municipio. 

A partir de entonces, él y su equipo plantearon objetivos que consisten en fortalecer los servicios bibliotecarios, diseñar secuencias didácticas, organizar los espacios de la biblioteca y hacer un compilado de las producciones literarias. Esto los llevó a ser ganadores de uno de los Programas de Estímulos del Ministerio de Cultura.

Por otra parte, la metodología del proyecto consiste en interactuar con la comunidad, ejercer un proceso arduo de investigación y el trueque literario con fanzines. En este ámbito es crucial rescatar cuentos, mitos y leyendas de la región; apropiarse de los dichos y liberar la imaginación.

Mediación entre lo rural y lo urbano

El acceso a la cultura y la brecha en el ámbito literario que hay entre la ciudad y el campo sigue siendo amplia. Por eso, es importante entender las dinámicas del territorio para apoyar y contribuir con proyectos rurales.
 

“La gran diferencia entre el bibliotecario urbano y el rural está en la formación. Muchas veces se le designa el rol de bibliotecario a personas que ni siquiera tienen esa pasión por los libros en lo rural. Desde ahí viene un problema. Lo segundo es la centralización y a veces las bibliotecas rurales se ven opacadas”, dice Carlos.
 

Finalmente, él concluye que conocer el contexto del sector hace más orgánico el trabajo entre el mediador y la comunidad. Adicionalmente, agradece a la I Bienal de Cultura Escrita por permitir que se den a conocer proyectos como los que él lidera. “En la ruralidad se están haciendo cosas y la bienal es un espacio para nutrirnos de ejemplos muy buenos que se pueden replicar en nuestras comunidades y territorios”, puntualiza.
 

Su ponencia estuvo enmarcada en la mesa de Metodologías Inspiradoras para las Mediaciones LEO. Él participó en la convocatoria de ponencias de BibloRed y su propuesta fue elegida por el comité técnico de la I Bienal de Cultura Escrita de BibloRed.