Crónica BibloRed: Memoria Local en la Biblioteca El Mirador
Hacía seis meses que habíamos dado apertura al público de la Biblioteca Pública El Mirador: aquel día nos encontramos en la Sala LabCo de la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez – El Tunal, para cumplir nuestra cita con los integrantes del grupo vigías del territorio, los gestores sociales de TransMiCable, mediadores del Museo de la Ciudad Autoconstruida, mediadores de la Línea de Cultura Digital y el equipo bibliotecario de Mirador.
Iniciamos las actividades con público para el laboratorio de co-creación “Marca de Agua”; los nervios nos acompañaban, y la incertidumbre colmaba las expectativas sobre lo que encontraríamos en aquel nuevo espacio. Previamente organizamos el paso a paso de la actividad, nadie nos explicó lo que debíamos hacer en el momento en que los participantes iniciarán el relato de la historia del barrio con la de su vida, y con ello las circunstancias que los trajeron al Distrito Capital a construir su hogar, su legado, y su familia en las montañas de Ciudad Bolívar; no tuvimos una guía para esos momentos y esto nos llevó como equipo de trabajo, a tener una conversación constante sobre cómo desarrollamos las mesas de radio y con ello el laboratorio, instaurando el hábito de la continua reflexión colectiva en torno al proceso.
Meses más tarde, nos dimos cuenta de que lo vivido en las mesas de radio no solo fue un momento de encuentro, diálogo y escucha, sino que estas fueron para el equipo bibliotecario un espacio de formación, que permitió conocer e interpretar la realidad social de los habitantes de la Localidad de Ciudad Bolívar. En este proceso aprendimos que escuchar no es solamente saber descifrar palabras, sino también y fundamentalmente, es prestar atención a lo que pasa en el entorno social.
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Teniendo claro este rol del espacio bibliotecario, en BibloRed se ha venido trabajando desde la Línea de Cultura Digital en el desarrollo de laboratorios de co-creación, una estrategia valiosa que fomenta involucrar a la comunidad en la resolución de problemas y el desarrollo de soluciones creativas e innovadoras. En el caso del laboratorio de co-creación "Marca de Agua", se trabaja en torno a la memoria local y se reconoce el agua como un elemento central, se abordan cuestiones fundamentales que trascienden los límites de la biblioteca y se conectan con la vida cotidiana y las luchas de la comunidad.
Marca de Agua tiene un significado muy importante para todos nosotros; la forma cómo se ha dado, el valor humano de quienes han participado, el hecho de conocernos, reconocernos y resignificar la historia de la Localidad nos da la certeza que la Biblioteca Pública El Mirador se ha erigido alrededor de los saberes, el territorio y la palabra de quienes la habitan. Dentro de los aspectos a destacar en el desarrollo del Laboratorio encontramos:
Participación Ciudadana: La participación de un grupo diverso de ciudadanos fue esencial para abordar problemas y desafíos en la comunidad. Los laboratorios de co-creación brindan un espacio donde las voces de la comunidad pueden ser escuchadas y valoradas.
Conexión con la Memoria Local: Trabajar en torno a la memoria local es una forma importante de preservar la historia y la identidad de la comunidad. En el caso de "Marca de Agua," al reconocer el agua como elemento protagonista, se destaca su importancia en las luchas y la cultura local.
Innovación y Creatividad: Los laboratorios de co-creación fomentan la innovación y la creatividad al reunir diferentes perspectivas y habilidades. Esto puede llevar a la generación colectiva de soluciones creativas para desafíos locales.
Empoderamiento de la Comunidad: Al involucrar a la comunidad en el proceso de identificar problemas y diseñar soluciones, se fomenta en la ciudadanía la capacidad de empoderarse de los diversos equipamientos culturales de los que disponen, con el fin de que estos se conviertan en medios que aporten a mejorar su calidad de vida, transformando la concepción que se tiene sobre las instituciones.
Impacto a largo plazo: El laboratorio busca tener un impacto a largo plazo al crear un registro de la historia local y alentar a las generaciones futuras a mantener y continuar las luchas y la cultura de la comunidad.
Descentralización del espacio bibliotecario: Si bien la biblioteca cuenta con unas instalaciones y una infraestructura física, esta no debe ser limitante para su rango de acción, pues estos procesos solo se consolidan a través de los ejercicios etnográficos que posibilita el trabajo de campo, la interacción y el reconocimiento mutuo entre miembros de la comunidad y colaboradores de la institución.
Durante el ejercicio investigativo surgió la necesidad de acompañar a los diversos actores en sus comunidades, lo que implicó una serie de desplazamientos por todo el territorio, pues el ser consecuentes conlleva conocer los lugares sobre los cuales se va a hablar. Por tal motivo se buscaron estrategias para flexibilizar el trabajo del equipo bibliotecario, con el fin de que este acompañara a la comunidad a los distintos espacios donde esta lo solicitaba, lo que nos llevó a conocer casas, barrios, colegios, fundaciones, páramos y demás lugares desde donde surgen la investigación.
Rol del Equipo Bibliotecario: El equipo bibliotecario desempeñó un papel crucial en la planificación y ejecución del laboratorio, pues realizó un arduo trabajo que abarcó: organización logística, coordinación de horarios y gestión de recursos, lo cual garantizó el desarrollo efectivo y satisfactorio del proceso. A continuación, se detallan algunas de las responsabilidades y actividades realizadas:
Mediación de Recursos: Facilitamos el acceso a recursos que permitieron a los participantes desenvolverse y compartir sus conocimientos, como detonantes para la indagación. Previamente realizamos revisión de materiales bibliográficos, fotográficos u otros recursos relevantes para el desarrollo de las actividades.
Fortalecimiento de Capacidades de Comunicación: Trabajamos en el fortalecimiento de las habilidades de comunicación del equipo de trabajo y los participantes. Esto incluyó capacitación en técnicas de comunicación efectiva, presentación de información y habilidades de escucha activa.
Escucha y Compartir Experiencias: Fomentamos un ambiente en el que los participantes se sintieran escuchados y alentados a compartir sus experiencias y conocimientos. Esto promovió el intercambio de ideas y la construcción colectiva del conocimiento.
Registro y Documentación: Realizamos el registro y la documentación de las actividades del laboratorio: grabación de videos, la toma de fotografías, transcripción de mesas de radio y entrevistas, creación del archivo que da cuenta del progreso del proyecto.
Apoyo y Facilitación: Actuamos como facilitadores, brindando apoyo a los participantes cuando surgían desafíos o preguntas, así mismo desarrollamos diversas tareas dentro del laboratorio, como la búsqueda de información, la gestión territorial, la revisión de material bibliográfico y fotográfico, el registro audiovisual y la transcripción de mesas de radio y entrevistas.
Desarrollo de habilidades metacognitivas: Es importante aclarar que ninguno de los miembros del equipo cursó estudios formales en bibliotecología, lo que nos demandó desarrollar la facultad de reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y la manera en que aprenden, lo que se posibilita a través las facultades metacognitivas pues, por medio de estas, se pueden conocer y regular los procesos mentales básicos que intervienen la cognición. Esto nos permitió conciliar los saberes de los miembros del equipo, con los que se demanda en el ámbito bibliotecólogo, enriqueciendo la investigación al contar con otras perspectivas y metodologías.
El paso a paso de la labor bibliotecaria
En el quehacer pedagógico y bibliotecario, se discute constantemente sobre cuál es la distinción entre aprender dentro de la institución educativa o en la biblioteca, a esto se suele responder, entre otras cosas, que en la institución educativa hay currículo, didáctica y evaluación, mientras que en la biblioteca no. Sin embargo, para el equipo bibliotecario la distinción no es válida, por dos razones. En primer lugar, se puede pensar que hay currículo, didáctica y evaluación en eventos del día a día que ocurren fuera de la institución educativa; en segundo lugar, el proceso de formar es el mismo en cualquier institución, ya sea escuela o biblioteca, y esto tiene que ver con la manera en que se crea la noción de cultura.
Así, la escuela como institución se caracteriza por ser más o menos homogénea culturalmente en el mundo, un modelo panóptico que apunta a la construcción de habitantes cosmopolitas, es decir, la gente a lo largo y ancho del globo espera aproximadamente lo mismo de la escuela y obra en consecuencia para formarse en el marco de un mismo paradigma. Por ejemplo, es muy común esperar que los docentes den explicaciones y que los estudiantes las escuchen y memoricen -didáctica de Comenio-; luego que los docentes “tomen la lección” haciendo preguntas o exámenes -modelo conductista-; y finalmente que los estudiantes devuelvan lo que entendieron y sean clasificados de mejor a peor con un sistema de notas -modelo positivista-. Mucha gente en el mundo asume que esto (o algo más o menos parecido) es la educación. Un famoso pedagogo, planteó una ingeniosa metáfora que versaba en torno a que esto era más precisamente una “educación bancaria”, porque el docente parece querer “consignar” el saber en el estudiante como si este fuese una cuenta en un banco y luego “retirarlo” con los exámenes esperando “intereses”, o sea, buenas notas (Freire, 1970/1977).
En todo caso, la labor de la biblioteca no se puede entender como una “educación bancaria”; a diferencia de la escuela, pues su labor no se caracteriza por ser homogénea culturalmente en el mundo, es decir, no hay unas expectativas comunes a lo largo y ancho del globo acerca de cómo se debe hacer biblioteca; pues estas son diversas y flexibles, se adaptan a las necesidades y características de sus comunidades locales obedeciendo a determinadas condiciones pragmáticas. Si bien la biblioteca comparte con la escuela el objetivo de facilitar el acceso al conocimiento y la información, la forma en que lo hacen varía en gran medida de un lugar a otro, pues el oficio bibliotecario demanda la capacidad de tener adaptación cultural y contextual, lo cual implica identificar, reconocer y responder a las necesidades y características sui generis de la comunidad, enriqueciendo así la experiencia de los usuarios, y fortaleciendo el papel de la biblioteca como un recurso vital y relevante en la comunidad.