
Ángela Guzmán, la bogotana que creó los 'emojis' de Apple: "Las bibliotecas son una semilla para estimular la imaginación"
Mientras trabaja liderando un grupo de diseñadores globales en Zoom, la compañía mundial de video, Ángela Guzmán es hoy una de las banderas colombianas en Estados Unidos. Es reconocida internacionalmente por haber diseñado los “emojis” de Apple y en la sección de entrevistas de BibloRed hablamos con ella para conocer parte de su proceso, experiencias y aprendizajes.
Ángela, ahora dedica el tiempo libre a sus hijos, a experimentar con la cocina colombiana y pulir su manejo del idioma español, pues dejó Bogotá estando muy niña; esto por medio de la lectura, la escritura y la oralidad desde los entornos bibliotecarios de Estados Unidos y también en sus propios espacios junto a los libros y la tecnología.
Como no es un secreto para nadie, la tenemos referenciada como la mujer bogotana que estuvo en el proceso de diseñar emojis para Apple. ¿Cómo se dio el la oportunidad de haber aportado a esta compañía?
“Se dio porque me aceptaron en una pasantía en California. En ese momento yo estaba estudiando diseño gráfico en la Universidad Rhode Island School of Design, y apliqué a esa pasantía; me escogieron y fui a California, al otro lado del país donde yo estaba. Ahí fue donde conocí a mi equipo de diseño que era un equipo muy bueno, de muchas personas con mucho, mucho, talento; yo era la más joven y aprendí un montón.
Entonces, al principio de estos tres meses de pasantía que tenía (finalmente trabajó 5 años en Apple), mi proyecto era diseñar un set de íconos, porque en ese momento yo nunca había escuchado la palabra “emoji”. Al llegar me dijeron, "Ángela, vas a dibujar unos emojis", y yo, "Pero ¿qué es un emoji?"... Ahora entiendo que mucha gente usa esa palabra (risas).
Así las cosas, en ese verano del año 2008 trabajé con un mentor llamado Raymond y entre los dos hicimos casi 500 emojis; esos fueron los originales que salieron en el iPhone meses después. Fue un proyecto muy bonito, aprendí mucho y nunca me imaginé hasta dónde iban a llegar estos iconos después de varios años”.
¿Qué se siente a modo personal el hecho de ser reconocida internacionalmente por una invención tan popular y cotidiana hoy?
“En mi situación de extranjera en Estados Unidos me he sentido muy afortunada de haber tenido esa posibilidad, porque eso fue como el comienzo de la carrera donde estoy ahora. Yo nací en Bogotá, pero me mudé a los Estados Unidos a los 8 años y en esa época yo no hablaba nada de inglés, entonces, fue así fue que yo me mezclé mucho en el mundo del arte, del dibujo y del diseño, porque quería comunicarme con otras personas en otro idioma que yo no hablaba en esa época. Bajo ese contexto, yo me comunicaba con ellos por medio del dibujo; por eso, haber hecho un proyecto a una escala global, como son los “emojis”, y ayudar al mundo a comunicarse sin tener que usar una lengua o idioma fue una historia muy bonita.
Ha sido una experiencia muy chévere, jamás me iba a imaginar hasta dónde iban a llegar estos íconos, pero ahora están en todo el planeta. Ha sido muy bonito ver ese trayecto”.
Nos contabas que viviste en Bogotá durante 8 años y te fuiste del país, incluso tu acento ha cambiado… ¿Pero cómo es esa relación que tienes con tus orígenes viviendo en el exterior?
“Es una pregunta muy bonita que me hace pensar en muchas cosas. Yo nací allá (en Colombia) y ahora mi inglés es mejor que mi español, pero ahí lo estoy practicando mucho en los últimos años. Entonces me hace sentir como una mezcla de muchas partes de Latinoamérica, por otras personas con las que convivo.
Yo viajo de vez en cuando a Colombia, aunque dejé de viajar por muchos años. Ya de adulta me he dedicado mucho a hacer conferencias y charlas en diferentes universidades; eso me ha llevado a Medellín, Bucaramanga, Bogotá y otras ciudades. Me fascina mucho tener contacto con los estudiantes, explicarles esa trayectoria y transmitir esa idea de que uno puede soñar en grande y alcanzar esas metas… Por eso sigo puliendo mi español, porque para mí Colombia ha sido ese impulso interior que me ha llevado a luchar por mis metas”.
Ángela Guzmán, diseñadora gráfica bogotana / Foto: Instagram
Volviendo un poco al tema de los tiempos en los que estabas en este proceso con Apple, nos genera curiosidad saber si alguna vez tuviste contacto con Steve Jobs, bien sea en los espacios de trabajo y/o en algún diálogo académico…
“Mi tiempo trabajando en Apple fueron 5 años, este fue mi primer empleo después de salir de la universidad, y sí, en esa época estaba Steve Jobs y fue una experiencia muy linda. Él dirigía de manera general la compañía y tenía mucha cercanía con mi equipo de diseño (que era pequeño en ese momento) por todos los productos nuevos que se estaban sacando para la marca. Entonces, en general él revisaba todo nuestro trabajo cada semana, nos daba un montón de sugerencias, opiniones, correcciones o se ponía bien contento cuando las cosas cumplían con sus expectativas.
Uno normalmente lo veía por ahí, pero prefería darle su espacio y no molestar. Sin embargo, recuerdo una vez que me lo encontré caminando en un pasillo, de repente lo vi desde lejos, se acercó porque yo estaba sola y yo no supe qué hacer porque me puse muy nerviosa; y solo nos dijimos “hola” haciendo un movimiento con la cabeza. Son cosas chistosas que pasaban, pero él siempre estaba pendiente de nuestro trabajo”.
Ahora quiero conocer un poco sobre lo que recuerdas de tu trabajo en cuanto al tema puntual de los "emojis". ¿Cuáles fueron tus favoritos por alguna razón personal o profesional entre todos los que pudiste crear?
“Yo diría que mi top cinco serían: el primero que diseñé, que fue el anillo de compromiso porque fue difícil su creación debido a que no sabía muy bien cómo hacer este tipo de ilustraciones. Y lo escogí por dos razones: porque tenía la textura del metal y de un diamante... Entonces yo quería entender uno cómo puede capturar ese diamante que es transparente y el metal que tiene aspectos más brillantes e interesantes; y duré casi 3 días dibujando ese anillo, luego cuando ya terminé dije, 'okey, creo que puedo hacer otros más rápido'.
A partir de ahí, otros que me han gustado han sido los corazones, el árbol de Navidad, la calabaza para Halloween y el cono de confeti que también es uno de mis favoritos. Estos los escogí entre mis preferidos porque se usan mucho para días de festejo, y me genera emoción verlos en mi teléfono”.
¿Y cuál crees que fue el "emoji" más complicado de hacer o que te tomó más trabajo?
"Aparte del anillo de compromiso que me costó mucho trabajo por ser el primero, recuerdo muy bien que yo estaba diseñando el morral o mochila de estudiante, y yo pensaba en mochila normal. No obstante, resulta que este 'emoji' sí iba a salir en Japón, y cuando lo terminé de dibujar me hicieron un ‘feedback’ en el que me dicen que ese no es el morral japonés; y ahí entendí que en Japón los niños pequeños usan una mochila específica que es de cuero duro, son rojas y tienen una forma muy distinta. Entonces, me puse a investigar en libros y documentos, miré imágenes y entendí más cómo eran estos morrales, y lo tuve que cambiar en medio de un nuevo aprendizaje cultural que me conllevó diseñarlo".
Sabemos que llevas un buen tiempo viviendo fuera del país, pero ¿recuerdas alguna biblioteca en especial de las que hay en Bogotá y cómo ha sido tu relación con ellas ?
"Es una pregunta muy chévere, porque mis papás y mis hermanas siempre han sido personas que les gusta leer mucho. Realmente mis memorias de infancia son poquitas, pero ya de adulta cuando he viajado a Colombia he pasado por las bibliotecas de las universidades en las que he estado de diferentes ciudades; y me recuerdan a las bibliotecas de mi universidad Rhode Island School of Design en Estados Unidos, y Brown University que me quedaba cerca. Allí pasé muchas horas y noches trasnochando, a veces trabajando dentro de ellas y siempre me han gustado mucho las bibliotecas porque tienen una especie de sentimiento energético por los estudiantes que están haciendo mucho esfuerzo, quienes están trabajando, practicando o simplemente tratando de entender lo que leen en silencio.
Pero la energía es muy alta, se siente como si fueran abejitas ahí trabajando en un nido. Por eso las bibliotecas me recuerdan a cosas muy bonitas en mis épocas de estudios; y siempre me ha gustado sentarme y observar lo que pasa en ese momento dentro de los espacios de lectura.
Recuerdo alguna vez haber estado en la Biblioteca Pública Virgilio Barco con mis padres cuando era muy niña, y tengo memorias de su maravillosa arquitectura. Prometo visitar algunas más en la ciudad cuando vuelva, porque a mí en general me encantan las bibliotecas y todo lo que pasa dentro de ellas”.
Nosotros en BibloRed tenemos cinco espacios llamados Salas LabCo, dedicados a la innovación, co-creación y novedades tecnológicas. ¿Cómo crees que esto puede aportar a la estimulación creativa del público infantil y juvenil, que a la postre se puede involucrar en proyectos atractivos como el tuyo con los “emojis”?
“Voy a compararlo también con las experiencias que tenía en Estados Unidos porque veo mucha similitud con el diseño bibliotecario de Colombia. Pienso en los niños, tengo hijos de pequeña edad, y me gusta llevarlos mucho a las bibliotecas. Es una experiencia que para ellos les abre el mundo porque no solo tienen libros, sino que tienen 'audiobooks', juguetes y otras herramientas de aprendizaje que son una forma de introducirlos al mundo de los libros y la imaginación que, en mi caso de diseñadora, fue clave para poder desarrollar mis técnicas.
Entonces, entre más se expone a los hijos o una persona de cualquier edad a la lectura y el mundo de las bibliotecas, se da pie para que sus ideas crezcan como una semilla para la imaginación. Son un lugar donde uno saca tanta inspiración y tanta energía, que yo quisiera ver mucha gente ahí porque saldrán muchos aportes literarios, tecnológicos y académicos que pueden aportar a la sociedad”.
Ahora nombra algunos libros que hayan marcado tu proceso académico o laboral, y que puedan aportar también a temas de diseño y tecnología...
"Hay dos libros que tengo muy presentes. Uno que en inglés se llama ‘The Design of Everyday Things’, y en español creo que se llama ‘La Psicología de los Objetos Cotidianos’. Es un libro muy icónico en el fundamento para un diseñador gráfico o de productos, porque habla de temas como la intuición, la usabilidad y cómo hacer una función para los usuarios que sea eficiente, buena e intuitiva. Esos son principios que uno carga en el espacio de diseño de usuario o el espacio de diseño tecnológico,que son fundamentales para así crear experiencias que cualquier persona pueda entender sin importar su idioma.
Y el otro libro es un poco más genérico, se llama “Latin American Graphic Design”. Lo compré hace muchos años porque tenían muchas imágenes de posters de diseño gráfico de Latinoamérica, que para mí es un área que siempre me ha gustado aprender más y entender el porqué y cómo hicieron eso, de dónde viene y cómo impactó para entender un poco más de su cultura; porque hay muchos libros enfocados en Europa, pero en ese momento tenía un interés especial por el contexto latinoamericano".
¿Y te gusta la literatura, cómo ha sido tu relación lectora con los diferentes géneros?
"En este momento tengo hijos pequeños y estoy totalmente rodeada de libros de niños y ahí estoy leyendo palabras simples y mostrándole a ellos cómo estar más enamorados de un libro (especialmente en inglés), pero otro que siempre he querido leer y estoy a punto de comenzarlo es “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, porque me lo planteé como un reto para mejorar mi español. Aquí yo digo “bueno”, me voy a sentar por fin a leerlo porque así práctico el español y sé que es una historia fenomenal con esos dotes de realismo mágico de Latinoamérica que siempre me han generado curiosidad, para reconocer un poco más esa cultura y el habla hispana".
Finalmente quisiera que nos dejaras un mensaje hacia Bogotá y nuestros usuarios para arriesgarse a explorar con temas tecnológicos, la innovación y crear cosas nuevas desde los diferentes espacios de aprendizaje...
“Gracias por hacerme esa pregunta. Creo que esto está basado en mucho de lo que ya he dicho, pero lo que me gustaría dejarles aquí sería que soñar es gratis, obviamente uno se puede sentar y cerrar los ojos y pensar en muchas cosas grandes. Entonces mi sugerencia para la gente es que sigan soñando y que entre más grande sea el sueño, mejor; porque en realidad eso es como el primer paso que uno da para empezar a alcanzar sus metas”.
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