
Un tapiz por Techotiba, la pieza textil construida por usuarias que estará en la FILBo 2025
Por: Julián. A. Gómez Mejía
Irene Vallejo se quiso imaginar una Atenas de la Grecia Antigua con una rebeldía femenina mientras investigaba para su libro, El infinito en un junco. En su búsqueda halló a Hiparquia de Maronea, filósofa de la escuela de los cínicos. Algún día ella le preguntó a un hombre si estaba equivocada al preferir invertir tiempo en su educación, en lugar de invertirlo en un telar. “Después de todo, quizá Hiparquia pensaba, con humor juguetón, que la mente es un gran telar de palabras… ¿Qué es para nosotros un texto, sino un conjunto de hebras verbales anudadas?”, escribió Vallejo.
Esta última pregunta fue la cita que el colectivo Agujas Perdidas, a través del Laboratorio de Narrativas Textiles de la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella – El Tintal, plasmó en un telar de 1,2 metros de ancho por 4,6 metros de largo, que es exhibido en el Pabellón ‘LEO, siento Bogotá’ durante la Feria Internacional del Libro Bogotá 2025.
“Esta frase habla de cómo el tejido y la escritura están juntas y conectadas. Ahí nos damos cuenta de que es muy importante escribir para quiénes estábamos tejiendo y bordando. Este proceso nos hace pensar en lo que las comunidades indígenas hacen con lo textil. Todas las culturas tienen piezas que hablan sobre las historias de las comunidades”, dice Angie Garzón, mediadora de programación de BibloRed y líder del proceso.
Por su trayectoria de 3 años y medio se convocó a este colectivo para que participara de la FILBo 2025. Su misión será representar el arte del quehacer manual para darle valor a lo artesanal.
En el pabellón se podrán ver dos piezas textiles intervenidas con máquinas bordadoras y otra que está a cargo del Laboratorio de Narrativas Textiles. Alrededor de 12 mujeres de la localidad de Kennedy trabajaron a doble jornada durante 15 días, de martes a domingo, para lograr la pieza.
Proceso de un tapiz por Techotiba / Foto: Julián. A. Gómez Mejía
Las integrantes del laboratorio se turnaban para avanzar con la frase. Durante cada encuentro, observaban cómo iba la pieza, discutían sobre qué hacía falta, retroalimentaban con ideas nuevas, y mientras trabajaban, hablaban sobre temas que las convocaban.
“Estos cambios los da la misma comunidad. Si uno quiere tener una Política Pública de Lectura, Escritura y Oralidad para la ciudadanía, tiene que incluir a todas las personas. Hablo del laboratorio que invitó a mujeres, que en su mayoría se dedican a labores del cuidado o dedicaron mucho de su vida a coser. Es un reconocimiento a otras formas de escritura”, expresa Angie.
Este lunes 28 de abril a las 4 de la tarde, el colectivo Agujas Perdidas dará a conocer este trabajo llamado Un tapiz por Techotiba, que también apuesta por el arraigo territorial en Kennedy. En el marco de la FILBo 2025 varias integrantes conversarán en el pabellón 5A sobre el proceso llevado a cabo.
Participación en el lanzamiento de Todas las formas de decir caballo
Todas las formas de decir caballo es un libro que se lanzó el pasado domingo 27 de abril en la FILBo y hace parte de unos procesos de escritura creativa en los que también participaron estas usuarias de la Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella - El Tintal.
Vale la pena destacar que el laboratorio comenzó como un espacio para compartir y se fue transformando en uno de tejido y bordado. Sin embargo, con el tiempo se comenzaron a reunir para leer y escribir. A partir de ahí nació el laboratorio, que a partir de clubes de lectura construyeron piezas textiles.
Este proceso ha consolidado varios proyectos relacionados a la apropiación territorial con un mapa de Kennedy bordado y el libro tejido Oración para cuidarnos entre todas. El trabajo se hizo en torno a la violencia de género como respuesta a varios casos de feminicidio y acoso sexual en la localidad.
Proceso de un tapiz por Techotiba / Foto: Julián. A. Gómez Mejía
“Teníamos que tener un tema que nos convocara a todas. Partimos de esa palabra que le causa tanto miedo a la gente, que es feminicidio. Desenredamos todo eso, qué significa, de dónde viene, por qué se llama así y qué ley acoge esa palabra. Descubrimos que nosotras hablamos del miedo, pero también de maneras de cuidarnos en la calle”, explica Angie.
El aporte de Agujas Perdidas en este trabajo consta de un acróstico con la palabra “palabra”, que es la que las convoca en cada una de las sesiones del Laboratorio de Narrativas Textiles.
“Si me tocara bordar (decirle) algo a los visitantes de FILBo, sería que no se preocupen mucho para que el bordado quede perfecto, que se dejen guiar con la intuición de las manos. Igualmente, hilo, aguja y telas van a encontrar”, concluye Angie.