
La transformación de la ruralidad a través de la lectura, la escritura y la oralidad
Por: Juan Camilo Useche
Patricia Ortega Carvajal es licenciada en educación básica y lleva ya dos años trabajando como mediadora en la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá - BibloRed, en la Biblioteca Público Escolar Sumapaz, acompañando procesos de lectura, escritura y oralidad dirigidos a la comunidad rural.
Desde hace dos meses, en articulación con la escuela de la Vereda Paquiló, ubicada en el municipio de Cabrera, Cundinamarca, y muy cerca a Sumapaz, Patricia ha concentrado sus esfuerzos en responder una necesidad urgente: la carencia de materiales lúdicos y didácticos que faciliten el aprendizaje en niños y niñas. “Identificamos necesidades en cuanto a la lectura, escritura y oralidad, como la falta de material lúdico y didáctico para apoyar el aprendizaje”, comenta.
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Ante este diagnóstico, Patricia rediseñó sus talleres con un enfoque creativo y colaborativo. Utilizando elementos de la biblioteca y recursos naturales como palos secos, hojas y piedras, diseñó actividades que promueven el aprendizaje a través del juego, la imaginación y el trabajo en equipo. "Como resultado, hemos creado parques, escaleras, entre otros materiales”, señala, destacando el consenso y la participación activa de las estudiantes.
"El objetivo es solventar la carencia de material lúdico y didáctico, trabajando junto a la comunidad para dejar herramientas creadas por las estudiantes que permanezcan en la escuela y beneficien a todos, garantizando así el derecho al juego", explica Patricia.
Patricia Ortega, mediadora de la Biblioteca Público Escolar Sumapaz / Foto: Juan Camilo Useche - BibloRed
Además de la creación de materiales, Patricia lleva libros de la biblioteca para compartir lecturas con las niñas, facilitando el acceso a contenidos literarios que no están disponibles en la vereda.
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Un vínculo con las estudiantes y la comunidad que trasciende el oficio
Cada semana, Patricia visita la escuela, ajustándose al horario de la profesora y a las condiciones climáticas, pues la zona sufre de intensas lluvias. A pesar de las dificultades de transporte y las condiciones del lugar, donde las distancias y las dificultades socioeconómicas son un reto constante, Patricia ha logrado establecer una relación afectiva con las estudiantes. “Las niñas me reciben con abrazos, besos y mucha alegría”, cuenta, destacando la importancia de la conexión emocional que se ha construido.
Sin embargo, su labor también ha implicado desafíos que van más allá de la pedagogía. En talleres realizados en otros espacios, ha identificado situaciones socioemocionales complejas que requieren apoyo psicológico. “En uno de los talleres sobre emociones, una niña expresó sus sentimientos de manera tan profunda que tuve que activar un protocolo de apoyo psicológico”, recuerda Patricia, quien, a pesar de no ser psicóloga, ha aprendido a responder con sensibilidad y cuidado ante estas situaciones, resaltando así la importancia de lo socioemocional en el quehacer del mediador.
La dimensión emocional, de hecho, es uno de los pilares de su trabajo. “Siento que en muchos hogares no se da ese afecto, por lo que trato de suplirlo en el espacio educativo”, afirma. Así, la construcción de un ambiente de confianza y apoyo emocional ha sido fundamental para fortalecer la autoestima de las niñas y ayudarlas a enfrentar las dificultades que viven en su entorno.
Este proceso no sería posible sin el apoyo de la profesora de la escuela Paquiló, una aliada clave, que, pese a la baja matrícula y las condiciones adversas, trabaja para mantener la escuela abierta. “Muchos niños se trasladan a otras escuelas en busca de beneficios como la alimentación escolar”, explica Patricia. Por eso, la colaboración entre docentes, la comunidad y la biblioteca ha sido fundamental para sostener este proyecto.
Patricia Ortega, mediadora de la Biblioteca Público Escolar Sumapaz / Foto: Juan Camilo Useche - BibloRed
Como conclusión, Patricia resalta el papel transformador de las bibliotecas en contextos rurales, donde la distancia y la falta de recursos pueden limitar el acceso al conocimiento. “La labor educativa en estos territorios no solo es un reto, sino una oportunidad para generar un impacto positivo en las vidas de los niños”, señala. Y concluye con una reflexión que resume su vocación: “El amor hacia el público es lo que debe motivar a cualquier bibliotecario o educador”.