
Donde la poesía se vuelve refugio y resistencia: Liliana Asprilla, usuaria de la Biblioteca Pública Virgilio Barco
Escrito por: Daniela Monsalve M.
Una niña con gran curiosidad, nacida en Bogotá y criada en Cartagena, hija de una maestra cartagenera y un poeta chocoano al que solo vio una vez en la vida, y que bastó para conectar con su legado, así empieza a narrar su historia Liliana Asprilla.
En una época compleja, su madre soltera no tenía el tiempo para explicarle a Liliana por qué se veía diferente a ella. Su infancia fue una búsqueda solitaria entre el arte y la cultura, en la que los libros no faltaron.
La muerte de su madre en su adolescencia la llevó a vivir a Medellín con su tío materno, quien cumplió el rol de figura paterna. "Él me enseñó a darle valor a lo artístico y a conocerme con la búsqueda de mi identidad. Fui teniendo una catarsis y uniendo piezas de quién era sin mi mamá", afirma Liliana.
"Alce la cabeza que usted es negra y divina, es su herencia, dele valor…", recuerda las palabras de su tío, quien la impulsó a involucrarse en el mundo cultural. "Su apoyo me abrió un mundo bello e infinito", menciona Liliana.
Así empezó a ser parte de casas culturales, estudió algunos semestres de música y siguió un camino empírico por la gestión cultural, que le ha permitido ayudar a comunidades de manera independiente.
Liliana también ha hecho parte de agrupaciones musicales. “Yo no toco nada, yo charrasqueo, pero defiendo mi voz y el ser poeta", afirma.
Su puesta artística se centra en la poesía y el canto, que tiene raíces en las culturas y lenguas afrodescendientes. Su voz ha resonado en micrófonos abiertos, recitales y encuentros poéticos que, de forma itinerante e independiente, la han llevado a recorrer distintos lugares del mundo: "Hago mi recital con mi vida, mi expresión, mi poesía y con todo lo que tengo de Lucumí y de África", menciona.
Liliana Asprilla, usuaria de la Biblioteca Pública Virgilio Barco / Foto: Daniela Monsalve M. - BibloRed
La poesía habita a Liliana, quien con una asombrosa capacidad para recordar y recitar, comparte algunas de las palabras que le cantó a su padre el día que lo vio por primera y última vez en un teatro de la ciudad, en el que le realizaban un reconocimiento por su trabajo como poeta:
"A las raíces de mi vida
vengo a cantar con sentimiento
y a compartir con ustedes
este fortuito encuentro,
que la vida me negara
por algún causal
pero que la sangre llama
y este manifiesto se tenía que dar.
Sin entender por qué
dada mi condición
que la sangre me llamara
al escuchar un son,
eso ahora tenía una explicación
y es usted, maestro,
la raíz de mi vida
lleno de talento
y mucha inspiración".
Ese día, durante la presentación de su padre, notó que sus gestos eran similares "nos parecíamos mucho, para mi fue maravilloso porque lo vi en escena más de una hora y media. Pensé: “¡Gracias, por eso yo soy así!", recuerda Liliana.
Liliana Asprilla, usuaria de la Biblioteca Pública Virgilio Barco / Foto: Daniela Monsalve M. - BibloRed
La Biblioteca Pública Virgilio Barco llegó a su vida como resultado de una búsqueda cultural en Bogotá hace más de año y medio. Al principio, únicamente solicitaba libros en préstamo, hasta que un día se encontró con el “Café Literario’’, un espacio dedicado a conversar sobre escritores y obras literarias.
Luego llegó a "Rumba y lecturas salseras", un encuentro donde comparten historias alrededor de la salsa, además aprenden y practican movimientos de baile. También participa en el Club de Collage, un lugar para crear a partir de papel, tijeras e imaginación y ha enriquecido su gusto por el séptimo arte a través de "Miércoles de Cine".
"Acá pasan cosas tan bonitas’’, dice Liliana, quien también ha compartido su voz y sus poemas en actividades de la biblioteca. “Estos espacios han resignificado en mí la resiliencia. Son un manifiesto en pro de mi espíritu”, afirma.
Su historia personal, atravesada por pérdidas, búsquedas, resistencia y arte, es una muestra del poder transformador de la cultura. Algunos de los poetas que la inspiran son Eudhes Asprilla, Mario Benedetti y Wisława Szymborska. Hoy, Liliana no solo es una usuaria frecuente de la biblioteca, sino que la transforma en un escenario de expresión, de reconocimiento étnico y de memoria viva. Su testimonio es ejemplo de cómo las bibliotecas de la Red, en el marco de la Política Pública de Lectura, Escritura y Oralidad, son espacios que promueven los derechos culturales, la inclusión y la vida digna.
Liliana Asprilla, usuaria de la Biblioteca Pública Virgilio Barco / Foto: Daniela Monsalve M. - BibloRed