Una reivindicación de lo que somos
A J. M. le gusta enseñar, su experiencia se evidencia en el tono de voz y las palabras que usa, la forma en que sus manos acompañan lo que dice. J. es licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital y tiene una maestría en Investigación Interdisciplinaria. Enseñó desde que estaba en el colegio, después fue profesor de bachillerato y universidad. La educación, repite varias veces, debe ser un espacio de realización, una forma de ayudar a las personas a transformar su propia vida.
Y, precisamente transformación fue lo que encontró en los patios y pabellones de la Cárcel Distrital, allí su labor docente cambió, ahora le enseña a leer, escribir y contar a sus compañeros. Es, además, usuario de la Biblioteca de la Cárcel Distrital, donde aprovecha para mantenerse informado y encontró el apoyo para dictar sus talleres. J. fue uno de los encargados de hablar sobre Bicentenario en la cárcel, aprovechando la conmemoración de los 200 años de libertad y la programación especial que tendrán lo espacios de lectura de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá.
Estudió Ciencias Sociales porque le gusta entender los problemas de la sociedad, la economía, la política, la historia y la lectura, considera que por esa línea y con esas herramientas puede encontrarle respuesta a muchas cosas. Al final, dice, encontró más inquietudes que respuestas, pero fue satisfaciendo la necesidad de interpretar la sociedad y encontrarle explicación a la actualidad a través de la historia.
Y es esa, encontrarle sentido al presente a través de la historia, la consigna con la que abordará sus talleres sobre Bicentenario en la cárcel y se moverá la programación en la ciudad: después de 200 años de nuestra independencia, ¿de qué deberíamos liberarnos hoy los colombianos?
Hablamos con J. sobre historia, Bicentenario, independencia y libertad.
¿Por qué es importante conmemorar el bicentenario?
Desde la formación que tengo en Ciencias Sociales e Historia sé que la Independencia fue un intento por separarnos de España, y eso fue tangencial, porque hubo gente que se quería independizar pero seguir siendo fiel a Fernando VII, otros, sin embargo, querían independizarse del todo, de la lengua, de la religión.
Desde ese momento no sabíamos qué queríamos ni para dónde íbamos, y esa fue la base, el sustrato, para que a lo largo de la historia nos construyeramos a partir de contradicciones, peleas y pugnas. El proyecto de nación queda inconcluso porque no sabemos qué queremos, queremos ser americanos, queremos ser europeos, queremos ser todo menos colombianos. Nuestra historia es una historia de exclusión, de violencia y de guerra.
Es importante refrescarle la memoria a las personas sobre los hechos históricos, no fue un proceso rápido, no fue un proceso fácil, y hay todo un contexto detrás. Es bueno recordar los eventos y personas que participaron, recordar la actitud de reconocimiento de lo que somos como nación, lo que hizo la expedición botánica: valorar el país no solo por su gente sino por sus recursos. Esa consciencia de lo nacional que nació con la Independencia sigue en construcción. Todavía nos falta mucho para entender y construir lo que significa ser colombianos.
Actualmente somos un país independiente, pero vivimos en la pobreza, en el atraso, en el subdesarrollo, en la ignorancia. La idea es independizarnos de todo eso y buscar lo que nos une como colombianos: hablar de paz, tolerancia, inclusión y diversidad. Necesitamos conversar sobre estos temas en la casa, en el aula, en la vida pública. Necesitamos un país con nuevos líderes como Nariño, Policarpa o Bolívar que luchen contra la corrupción, la exclusión y la ignorancia.
Debemos preguntarnos qué podemos hacer desde la actualidad, qué puede aportar cada uno desde su quehacer y su conocimiento y encontrar las respuestas juntos. Encontrar desde la individualidad algo que nos haga más libres, más independientes.
¿Qué significa ser colombiano?
Yo pienso que hay que volver a leer a José Celestino Mutis, retomar la expedición botánica cuando dice que esta región, este país, esta colonia es rica en recursos, en biodiversidad. Ese sentimiento de orgullo es lo que tenemos que rescatar.
Aprender a reconocer, y que desde la academia se enseñe que somos una nación rica en recursos, en cultura, en gente. Tenemos que partir del hecho de que ser colombiano es reconocer la gente, reconocer nuestra biografía, nuestra cultura, nuestra música. Debemos unirnos en el reconocimiento de la diversidad de lo que somos. Ser colombiano es reconocernos. Ser colombiano también es reconocer que tenemos problemáticas graves por solucionar. Qué sentido tiene tanta exclusión, tanta intolerancia, tanto odio. Hace 200 años nos unía independizarnos de España, qué nos une ahora.
¿Qué es Independencia y libertad?
La Independencia es la posibilidad que tiene un grupo social de ser lo que verdaderamente es, lo que su tradición, lo que sus ancestros, lo que su entorno le da, reconocerlo y defenderlo. La libertad es un concepto más personal, del individuo, en donde yo puedo contribuir a la Independencia y ser libre de no caer en lo que el mundo en general quiere hacer de mí. Por ejemplo, yo puede contribuir al proyecto de nación amando a mi país.
Después de 200 años de independencia, ¿de qué debemos liberarnos hoy los colombianos?
Deberíamos liberarnos, separarnos, de los principios de la sociedad del consumo que nos hacen creer que la felicidad solo se logra con el dinero y nos han llevado a valorar a las personas por lo que tiene y no por lo que son. Liberarnos también de la pobreza estructural, hacer algo con respecto a las causas de las problemáticas sociales y económicas.
Debemos independizarnos de los discursos de los medios de comunicación que solo nos muestran violencia. De los discursos que nos hacen ver al otro como un delicuente y no como un ser humano. Debemos independizarnos de esa sociedad excluyente, hipócrita y de doble moral.
Liberarnos de la concentración del poder, la riqueza y los recursos. Reconocer que la riqueza es de todos y que tenemos que apoyar a los líderes que defienden los recursos. Liberarnos del irrespeto a otros, de esa actitud que impide que reconozcamos a los que nos rodean y respetemos las decisiones que toman.
Liberarnos del “¿usted no sabe quién soy yo?”, de usar argumentos de poder para hacer lo que queramos. También de la alienación de las redes sociales. Independizarnos de la explotación laboral y la flexibilización de la seguridad social.
En los talleres no se hizo una conferencia académica sobre hechos históricos. Aunque es importante saber sobre el proceso: cómo se gestó, quién colaboró, qué fue lo que pasó, el propósito principal era traer la conversación al presente.
Preguntarse por la expedición botánica del 2019 para reconocer nuestra crisis ambiental, dónde están esos próceres que no pelean contra España sino contra la corrupción, contra la inequidad, cuáles son la forma de retomar la libertad, la igualdad y la fraternidad de la revolución francesa 200 años después. ¿Somos realmente libres, somos fraternos, somos iguales? ¿Qué sucede actualmente con los líderes sociales, con los campesinos que quieren recuperar su tierra, con los líderes comunales que quieren los recursos para su comunidad, con los líderes afrocolombianos que quiere volver a hablar del reconocimiento de los afro y los líderes indígenas que quiere recuperar sus resguardos? Yo pienso que es una reflexión actual, traer los principios de hace 200 años a nuestro contexto.
También preguntarnos cuál es el florero de Llorente para detonar la independencia de hoy, quién sería el José María Carbonell o la Policarpa Salavarrieta. Cuáles son esas personas y situaciones que existen pero están silenciadas. Debemos entender qué pasó hace 200 años para repensar la libertad, la igualdad, la fraternidad de nuestra nación.
Los seres humanos somos historia, hacemos historia, es el momento de diagnosticar de lo que queremos liberarnos, explicarlo y buscar formas de superarlo.