Todos hemos experimentado de alguna manera en nuestras vidas y por tanto, en nuestra propia vivencia las posibilidades de acompañar, reconocer y guiar al otro. 

Desde el reconocimiento de la experiencia propia reflexionaremos colectivamente desde el movimiento, la palabra, la imagen, individual y colectiva. La experiencia corporal, nos llevará a enunciar, afinar y comprender la comunicación no verbal con otros.

Esto nos permitirá imaginar una dimensión colectiva del cuerpo, identificar imaginarios relacionados y poner en diálogo lo que reconozco en lo subjetivo, para desde la mirada del otro, reconocer  aquello que hacemos, desde la premisa sin juicio; aquello que veo, siento e imagino.