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La paz se toma la palabra en la Biblioteca Cárcel Distrital-BibloRed

La paz se toma la palabra en la Biblioteca Cárcel Distrital-BibloRed

Martes, Julio 12, 2022 - 16:29
El proyecto La Paz se toma la palabra busca generar conversaciones y reflexiones para contribuir al fortalecimiento de las diversas culturas de paz en Colombia por medio de la acción artística y cultural

La paz se toma la palabra es un proyecto nacional de la Subgerencia Cultural del Banco de la República que con herramientas físicas y digitales para pensar y conversar sobre paz, está formando una red de mediadores culturales en todo el país, por medio de talleres, conferencias, encuentros y exposiciones en las 29 ciudades donde tiene presencia la Red Cultural del Banco de la República.

El proyecto llegó a la Biblioteca Cárcel Distrital, perteneciente a la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá - BibloRed, con un taller en el que participaron 14 privados de la libertad que habitan el pabellón Libertad y que están vinculados a las actividades desarrolladas en el espacio bibliotecario.

En este sentido, la alianza propone incluir a las personas privadas de la libertad (PPL), en la Red de mediadores del proyecto La paz se toma la palabra, para que se apropien de las herramientas existentes y las usen en el trabajo con las demás PPL en los distintos pabellones, contribuyendo así al fortalecimiento de las diversas culturas de paz en la cárcel. Con lo anterior, por primera vez el proyecto La Paz se toma la palabra contará con la participación de este tipo de población, a través de los procesos de formación de mediadores culturales realizados por la biblioteca. 

Bibliotecarios de la Brigada Pedagógica de la biblioteca, representantes de derechos humanos de los pabellones y ciudadanos de la comunidad LGBTIQ+ de la Cárcel Distrital, desarrollarán procesos de mediación, evaluando los recursos de La paz se toma la palabra y co-creando nuevos materiales para la consolidación de culturas de paz en la ciudad. 

La Biblioteca Cárcel Distrital

El proyecto bibliotecario de la Cárcel Distrital, vinculado a BibloRed, proyecto de la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte, busca la formación cultural y la garantía de los derechos culturales para la población privada de la libertad allí presente, contemplado desde la formación en servicios bibliotecarios, la mediación en lectura, escritura y oralidad, y la creación de brigadas pedagógicas, que ayuden a fortalecer los procesos de formación en los que están inmersos las personas privadas de la libertad, acercándose a la cultura, y promoviendo espacios donde la paz, el diálogo, el arte y otras manifestaciones culturales acompañen el día a día de estos hombres y mujeres.

Desde su creación, la Biblioteca Cárcel Distrital se ha destacado por gestar proyectos y programas en donde las personas privadas de la libertad pueden explotar habilidades como la escritura en diversos géneros, la ilustración, la locución, y otras formas de expresión que se alimentan con la presencia de expertos en esas áreas que acompañan los procesos creativos con talleres, charlas, ciclos formativos, y otros.

Cuentos por Teléfono en la Cárcel Distrital

Cuentos por Teléfono en la Cárcel Distrital

Miércoles, Abril 6, 2022 - 11:22
Conozcamos el proceso del Taller de escritura creativa para la población privada de la libertad en la Biblioteca de la Cárcel Distrital de Bogotá

Durante el Taller de Escritura Creativa se realizaron cuatro sesiones en las que los participantes encontraron la manera de contar las historias que siempre habían querido contar y que no habían podido. La metodología usada se basó en breves lecturas colectivas que sirvieron de inspiración y algunos ejercicios de escritura específicos que podrían usarse como herramientas útiles para la creación de los relatos.

El taller fue dictado por el escritor y periodista, Cristian Valencia. Sus crónicas han aparecido en el periódico El Tiempo; y en las revistas Gatopardo, Soho, Cromos, Semana, Credencial y otros medios independientes. Fue columnista de El Tiempo durante 13 años y ganador del Premio Simón Bolívar por su columna ‘’Postales de la Guajira’’ (2017).

Sobre el Taller, Cristian nos cuenta: 

‘‘Cuentos por teléfono fue el taller dictado para los privados de la libertad en el que hemos podido leer diferentes historias, cuentos y relatos. Ha sido un éxito ya que los y las participantes se han interesado más en la lectura y la escritura, también se logró que se animaran a leer desde la distancia a sus familiares’’ 

Los talleres se realizaron en las siguientes sesiones y temáticas:

 Fugas de Tinta

En esta primera sesión se realizó la presentación del taller y de los asistentes.Se realizó la lectura de Fuga de Tinta, libro de cuentos, relatos y poemas, se eligió este texto porque es un libro que fue hecho en la cárcel. Los asistentes discutieron y conversaron acerca de su creación. Desde este primer ejercicio se logró el primer escrito autobiográfico sobre un suceso específico.

Lecturas de Roald Dahl

En la segunda sesión, la lectura de El Cisne, del autor británico Roald Dahl, fue la base de la actividad en la que se identificó cómo está hecho, y los privados de la libertad iniciaron un ejercicio de escritura en el que narraban una historia en tercera persona. 

Diarios

La penúltima sesión abordó la escritura de diarios en la que se leyó un fragmento del Diario de Lecumberri, “La muerte de Palitos”, de Álvaro Mutis. Aquí se desarrolló un ejercicio en el que cada uno creaba su propio diario, y finalmente se leyó en voz alta. 

Cortázar

En esta última sesión se quiso indagar en la lectura de cuentos, esta vez, el autor elegido fue Julio Cortázar con el libro La caricia más profunda, a partir de este ejemplo se realizó la creación de cuentos cortos, en el que debían empezar con  “Y que tal que un día…”C

Cierre del taller: Encuentro con el autor

Para el cierre del taller, la Biblioteca de la Cárcel Distrital contó con la presencia del escritor bogotano, Mario Mendoza. Allí, dos privados de la libertad entrevistaron a Mario Mendoza y le preguntaron sobre su vida, ¿qué lo llevó a ser escritor?, ¿cómo empezó a escribir?, ¿cómo escribió su famosa novela Satanás? y la historia del momento en que conoció a Campo Elías Delgado, protagonista de esa novela. 

También, Mendoza opinó sobre su conexión con personas privadas de la libertad, recordando el momento en que estuvo preso en Israel acusado de conspirar a favor de Palestina. En la última parte de la charla, Mario Mendoza escuchó algunas preguntas de asistentes sobre sus obras y proyectos futuros. 

 

Pasos de Mujer con las Bibliotecas de BibloRed

Pasos de Mujer con las Bibliotecas de BibloRed

Miércoles, Marzo 30, 2022 - 16:32
Las Bibliotecas públicas de Lago Timiza, La Victoria, Venecia, La Peña, Bosa y Cárcel Distrital se unieron en el mes de marzo para conmemorar a las mujeres

Las bibliotecas, Lago Timiza, La Victoria, Venecia, La Peña, Bosa y Cárcel Distrital de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá-BibloRed se unieron para generar un espacio de diálogo, memoria y reflexión en torno a las luchas que las mujeres han emprendido para lograr participación y derechos sociales, políticos y culturales a lo largo de la historia.

Así surgió el encuentro Pasos de Mujer, el cual se llevó a cabo en el marco de la Conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo,  en el pabellón Esperanza de la Cárcel Distrital de varones y anexo de mujeres de la ciudad de Bogotá. 

Contamos con la participación de 40 mujeres jóvenes, adultas y adultas mayores Privadas de la libertad que se animaron a participar y como dice el poema de María Mercedes Carranza: ‘‘Se quitaron el maquillaje y empezaron a nombrar, no lo que es de Dios ni del césar sino lo que es nuestro cada día’’

Las mujeres tuvieron la oportunidad de transitar por diferentes estaciones creando un camino alrededor de nociones como: Mujer y lenguaje, Mujer y sexualidad, Mujer y literatura, Mujer y trabajo. Cada estación estuvo liderada por los Mediadores de formación de BibloRed y las bibliotecarias del pabellón.

Acompáñanos en un breve recorrido por algunas reflexiones surgidas en las estaciones:

Mujer y lenguaje

En esta estación, las mujeres abordaron el lenguaje desde los colombianismos, a través del uso de expresiones cotidianas que estigmatizan, denigran y señalan a personas o grupos poblacionales, en nuestro caso las mujeres.  Por esto, realizaron un ejercicio de resignificación de algunas de estas palabras buscando sus raíces muiscas y proponiendo el empoderamiento femenino donde los insultos se convierten en una nueva identidad dentro del espacio que habitan las mujeres privadas de la libertad.

En ese sentido, la carta de navegación fue el Bogotálogo 3.0 escrito por Andrés Ospina, detonante para la conversación cercana y sin prejuicios y que dio como resultado una serie de reflexiones, las cuales quedaron plasmadas de manera escrita en palabras con las que ellas se autodefinen. Como lo expresó una de las mujeres: “Matriarca: porque llevo la voz en los hábitos diarios en general”. 

A partir de este libro se propuso un juego de cartas llamado ‘‘Bogoráculo’’, tipo tarot, que generó un diálogo a partir de la resignificación de las palabras allí registradas y una evocación para las participantes de la vida en libertad. 

Roles de la mujer y sexualidad

Fue un espacio para cruzar las palabras en lo que representa el amor propio, la sexualidad, el bienestar emocional y físico, entre juegos poéticos y canciones infantiles se fue transformando en un ejercicio de reflexión constante sobre las miradas del rol femenino en la sociedad.

Habían mujeres de todas las edades, madres de familia, solteras y cabezas de hogar aunque quisieron reservar la palabra, otras, las pusieron a volar, expresaron sus sentires y pensamientos frente a su cuerpo como territorio de derechos y manifestaron sus cuestionamientos frente al sistema de salud penitenciario. Mediante imágenes referentes a la silueta femenina, dejaron sus huellas  escritas sobre los valores, cuidados, luchas y palabras de aliento que reconfortan el poder femenino en diferentes ámbitos o situaciones de la vida.
 

Mujer y trabajo

En este espacio se propuso un diálogo a partir de la ilustración “You can do it” de tal manera que se desarrolló el concepto de la fuerza a partir de las formas de representación y lugares comunes que se habitan, destacando los roles generalmente aceptados, los perfiles y la experiencias de las mujeres que participaron. Algunas de las percepciones compartidas y dialogadas fueron: “Somos más que un estereotipo, tenemos habilidades y capacidades en todas las áreas”

 
Mujer y literatura

Para nadie es un secreto que la mujer ha enfrentado diversas batallas para acceder al mundo intelectual y cultural, en esta última estación, se realizó un ejercicio de memoria en torno a escritoras que abrieron la puerta a este mundo y permitieron que las mujeres ganaran participación y derechos para escribir, publicar y consolidar la voz femenina.

Así concluyó la jornada, paso a paso se recogieron diversas reflexiones, palabras y gestos que al final mostraron cómo se pueden construir caminos de cambio y memoria para las mujeres que fueron, son y serán. Fue un día muy importante y conmovedor para todas las participantes quienes expresaron: ‘‘Fue una oportunidad de expresar y evocar momentos de libertad’’.

Este ejercicio, dio apertura a nuevas miradas en torno a las realidades de  las personas privadas de la libertad esta iniciativa permitió que las mediadoras y mediadores de  BibloRed co-planearan con los bibliotecarios privados de la libertad  todo el proceso, logrando abarcar un diálogo reflexivo sobre el concepto de mujer que tenemos en la sociedad y la importancia de hacer un cambio. 

El escenario carcelario es una apuesta pedagógica por entender las bibliotecas como el puente entre procesos de enseñanza y aprendizaje que fortalezcan la participación ciudadana, el acceso a la información y  el encuentro con sigo mismo a través del otro. 

Conoce más de las actividades y programación de las bibliotecas públicas de Bogotá en www.biblored.gov.co
 

Píntela que yo la coloreo: Primer Concurso de Ilustración - Biblioteca Cárcel Distrital

Píntela que yo la coloreo: Primer Concurso de Ilustración - Biblioteca Cárcel Distrital

Miércoles, Marzo 24, 2021 - 15:03
La Biblioteca Cárcel Distrital es una muestra de la voluntad por aunar esfuerzos para garantizar equitativamente a todos los ciudadanos de Bogotá el acceso a la formación y la información, desde el libro, el arte y la cultura
  • El Primer Concurso de Ilustración de la Cárcel Distrital contó con la participación de 97 personas privadas de la libertad -PPL.
  • Durante la pandemia de la Covid-19, la Biblioteca Cárcel Distrital, bajo todas las medidas de bioseguridad, ha garantizado la prestación de sus programas y servicios a las personas privadas de la libertad - PPL.

Bogotá, 24 de marzo de 2021. Este miércoles se llevó a cabo la premiación de la primera versión del Concurso de Ilustración: Píntela que yo la coloreo de la Biblioteca Cárcel Distrital. El evento contó con la presencia de la directora de Lectura y Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, Consuelo Gaitán, y la directora de la Cárcel Distrital de Varones y Anexo de Mujeres, Carmen Dora Salamanca.  

El Concurso invitó a las personas privadas de la libertad a participar con una ilustración realizada a partir de obras finalistas y ganadoras en las ediciones del Concurso de Cuento Corto de la Cárcel Distrital, cuya última versión fue premiada en noviembre del 2020. Basados en tres cuentos ganadores y uno finalista, cada participante podía ilustrar la historia de su elección, en total fueron 97 las ilustraciones participantes, de las cuales, se hizo una preselección de 40 de ellas. 

Durante mes y medio los mediadores de lectura de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá - BibloRed, realizaron el acompañamiento pedagógico, técnico y conceptual a las personas privadas de la libertad participantes de este concurso, que se desarrolló a través de 6 tutorías generales de ilustración básica y 9 tutorías grupales de técnica de dibujo. 

En palabras de la Directora de Lectura y Bibliotecas, Consuelo Gaitán, “con la Biblioteca de la Cárcel se garantiza el derecho de acceso a la cultura escrita de las personas privadas de la libertad. Así, cumplimos con la misión de la biblioteca: ser universal, gratuita y de acceso para todos. Hoy, en esta jornada de premiación decimos que leer es para la vida, convencidos de que la lectura a través de su potencial creador es capaz de alimentar la esencia de nuestro existir ciudadano porque una ciudad que lee es una ciudad que cuida.”

La elección de los 4 ganadores (1 por cada cuento), estuvo a cargo del jurado Tavo Garabato, ilustrador y diseñador interdisciplinario egresado de la facultad de Diseño Industrial de la Universidad Autónoma de Manizales, quien entregó como reconocimiento a los ganadores, una ancheta gráfica.

"Este esfuerzo conjunto con la Secretaría de Cultura, BibloRed y las personas privadas de la libertad es digno de reconocer. En meses pasados estas personas se animaron a escribir historias y ahora, sus compañeros y compañeras quisieron ilustrarlas, son obras muy talentosas. Esto demuestra que la creatividad y la transformación social son posibles", sostuvo el Secretario de Seguridad, Convivencia y Justicia, Hugo Acero.

La Biblioteca Cárcel Distrital en tiempo de Covid

A pesar de la emergencia sanitaria causada por la Covid-19, la Biblioteca Cárcel Distrital, continuó garantizando el acceso a sus programas y servicios. Consolidó diferentes procesos que van de la mano con el Concurso de Ilustración, como lo es el Club de lectura mujeres ocultas, un espacio para el diálogo, la lectura y la creación, basado en el transitar del entorno carcelario bajo el enfoque de género.

Igualmente, se llevaron a cabo los procesos de alfabetización elemental, que buscan posibilitar el acceso a la palabra por parte de algunas personas privadas de la libertada en condición de analfabetismo; el programa Lecturas desde el balcón que invita a la lectura y la oralidad a partir de diferentes textos literarios; y Radio A Galena, una propuesta que busca la mediación de contenidos educativos y culturales a través de la radio.

Así mismo, se llevaron a cabo las visitas guiadas que pretenden generar un espacio en el que el equipo de bibliotecarios pueda poner en práctica aquellos conocimientos desarrollados en la biblioteca, liderando una visita guiada a los compañeros de diferente pabellones o El tertuliadero histórico, un espacio para el compartir de lecturas e historias desde las experiencias de los usuarios mayores de 60 años.  

Es importante destacar que la colección de la Biblioteca Cárcel Distrital cuenta con 7.000 libros y el promedio de lectura trimestral de libros por parte de las personas privadas de la libertad supera los 1.500 préstamos y las 1.000 renovaciones.

El Concurso de Ilustración: Píntela que yo la coloreo, aunado con los diversos procesos formativos que se llevan a cabo en la Biblioteca Cárcel Distrital, se convierten en garantía para proporcionar de manera equitativa a todos los ciudadanos de Bogotá el acceso a la formación y la información, desde el libro, el arte y la cultura. 

audios

Poesía para la vida

Lunes, Octubre 19, 2020 - 09:05
​​​​​​​​​​​​​​¿Algún poema te ha acompañado en momentos importantes de tu vida? Queremos conocer tus experiencias para generar audios con historias de vida y poesías
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En BibloRed, junto a la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, tenemos un nuevo proyecto de audio dirigido a los usuarios privados de la libertad de la Cárcel Distrital a través de la emisora interna. Por medio de la voz trataremos diferentes temas personales y literarios para crear conexiones entre la vida cotidiana y la literatura.

La poesía sirve para nombrar emociones y circunstancias, crea imágenes de realidades ausentes o deseadas, acompaña con su música, llega a todas partes, en fin, son innumerables y variados los usos de la poesía. Por eso queremos conocer los poemas que te han acompañado en los momentos importantes de tu vida.

Las experiencias que nos compartas serán incluidas en nuestra programación y podrán ser escuchadas por nuestros usuarios privados de la libertad a través de la emisora interna de la cárcel y por la ciudadanía general a través de nuestras redes sociales y la Biblioteca Digital de Bogotá.

Si quieres compartir con los usuarios privados de la libertad y la ciudadanía en general tus historias, puedes enviar un audio al correo audios@biblored.gov.co siguiendo este formato:

  • Saludo: evita hacer uso de saludos temporales como buenos días, tardes o noches. Elige un saludo genérico como Hola.  

  • Nombre: debes decir tu nombre completo.

  • Cuenta tu historia: te invitamos a contar en qué momento de tu vida la poesía se convirtió en una voz de aliento.

  • Recuerda que el tiempo máximo debe ser 1 minuto y 30 segundos y no es necesario que realices ninguna edición sobre tu audio.

Al momento de grabar ten en cuenta estas recomendaciones:

  • Busca un lugar alejado de ruidos exteriores.

  • Graba con el micrófono del celular, evita el uso de manos libres. 

  • Acomoda el celular a un palmo de distancia de la boca. 

  • Queremos conocer tus historias y recomendaciones, pero para respetar los derechos de autor no podemos divulgar lecturas de textos completos. Cuéntanos de qué trata el poema o lee un pequeño fragmento.

Términos y condiciones: 

Al enviar tu archivo al correo audios@biblored.gov.co autorizas que el material se pueda emitir, publicar, divulgar, imprimir y promocionar en cualquier lugar del mundo.

Tal utilización, podrá realizarse mediante la divulgación a través de su reproducción, tanto en medios impresos como electrónicos, así como su comunicación, emisión y divulgación pública, a través de los  medios existentes, o por inventarse, incluidos aquellos de acceso remoto, para los fines  que el programa Red Distrital de Bibliotecas Públicas – BibloRed y/o Fundación para el Fomento de la Lectura - Fundalectura estime convenientes.    

De igual forma, declaras que conoces los propósitos del programa Red Distrital de Bibliotecas Públicas – BibloRed y/o Fundalectura referentes a promocionar valores institucionales y educativos, hecho por el cual el uso del material no tendrá uso indebido, ni distinto al descrito.

La vigencia de autorización corresponde al término establecido en la Ley 23 de 1982, durante el cual el programa Red Distrital De Bibliotecas Públicas – BibloRed y/o Fundalectura es titular de los derechos sobre los audios a emitir.

Te dejamos un ejemplo guía para que te animes a compartir con nosotros el tuyo:

Un podcast en honor a Manuel Zapata Olivella

Un podcast en honor a Manuel Zapata Olivella

Martes, Marzo 17, 2020 - 16:11
A partir de grabaciones de audio, los privados de la libertad de la Cárcel Distrital de Varones Anexo de Mujeres compartieron fragmentos de la obra de Manuel Zapata Olivella para celebrar su centenario

La magia Yoruba, los cantos tradicionales africanos y la historia de una raza estigmatizada llegaron a la Biblioteca de la Cárcel Distrital en las voces de nueve privados de la libertad que  aprendieron a realizar proyectos de audio, locutar, editar y leer a Manuel Zapata Olivella.

El epígrafe de Changó, el gran putas, una invitación al viajero para que suba a la novela como un negro esclavo y descubra las historias de los prisioneros, los descubridores, los fundadores y los libertadores, es uno de los fragmentos leídos y comentados por los privados de la libertad junto a una carta de la quinta parte del libro llamada Los ancestros combatientes.

La empatía con la carta que un negro prisionero le envía a su amada, reflexiones sobre los estigmas de la cárcel y opiniones sobre la raza y la exclusión hacen parte del homenaje que los privados de la libertad le hacen a Manuel Zapata Olivella a propósito de su centenario.

El podcast, titulado Fuga de palabras, tendrá un capítulo sobre mitología nórdica y la lectura de algunos finalistas de la edición pasada del concurso de cuentos de la Cárcel Distrital.

Escucha los audios en este enlace o buscando BibloRed en Spotify y Deezer.

La naturaleza es queer, la diversidad llegó a la Cárcel Distrital

La naturaleza es queer, la diversidad llega a la Cárcel Distrital

Viernes, Febrero 14, 2020 - 18:16
Brigitte Baptiste, rectora de la universidad Ean y anterior directora del Instituto de Investigación Alexander von Humboldt, visitó la Cárcel Distrital para hablar de biodiversidad y diversidad sexual a propósito de la Fiesta No Brava

Antes de la llegada de Brigitte Baptiste al auditorio de la Cárcel Distrital, los más de 80 hombres y mujeres privados de la libertad que la esperaban conocieron los animales que habitan cerca a las casas, los parques y en los bosques bogotanos con la película “Vecinos inesperados”. Gracias a la estrategia de la Alcaldía de Bogotá, la fiesta no brava llegó a los pabellones de la Cárcel Distrital por medio de libros, películas, conversatorios y una charla con una de las ecólogas más importantes del mundo.

La logística del evento fue organizada por el grupo base de promotores de la biblioteca de la cárcel, parte de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá. Ellos, además de preparar el auditorio para la ocasión, hicieron una selección de textos sobre el patrimonio natural de las localidades, ecología, biodiversidad, género y naturaleza humana.

“La naturaleza es queer”, así presentó uno de los promotores privados de la libertad la conferencia después de hacer un recorrido por la trayectoria académica y profesional de la invitada. Briggitte Baptiste subió al escenario y no hubo sorpresas, entre datos sobre la fauna y flora de Colombia, anécdotas desde su infancia hasta la vida adulta, chistes y reflexiones, la rectora de la Universidad Ean y anterior directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, evidenció claramente que la naturaleza es todo, un escenario de aprendizajes inimaginables.

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Aunque parezca extraño, la fauna y flora que Brigitte ha conocido por su experiencia profesional fue una de las inspiraciones para ser sincera con su verdadero ser. A los 35 años, y después de la muerte de su hermana, Luis Guillermo Baptiste se reconoció a si mismo como Brigitte Baptiste, en homenaje a Brigitte Bardot, símbolo de feminidad en los sesenta y ahora activista por el medio ambiente. 

“Brigitte ya tiene 21 años, ya tiene uso de razón aunque sea díscola” dice entre risas la rectora de la universidad Ean mientras muestra su agradecimiento a sus compañeros de trabajo y familiares por darle el valor necesario para ser quien era, e invita a todos los oyentes, entre ellos el secretario de Cultura, Nicolás Montero, y el gerente de BibloRed, Rafael Tamayo, a desafiar los roles de género y no temerle a los juicios de la sociedad.

Tras dos horas de conferencia magistral, Brigitte abrió el micrófono a las preguntas. Su opinión sobre la polémica en el nombramiento de Matilda González como secretaria de la mujer y equidad de género en Manizales; si tenía intenciones de hacer carrera política; los camiones y la calidad del aire; sus creencias espirituales, y felicitaciones por estar parada en tacones y ser la demostración de algo que parece imposible, fueron algunas de las inquietudes que rondaron el auditorio.

“La mejor de las suertes, encuentren su camino y sean felices” fue el cierre del conversatorio, que, como dijo la coordinadora de la biblioteca, Ángela Mesa, esperamos deje más preguntas que certezas. A esta consigna se sumó Nicolás Montero, secretario de Cultura, Recreación y Deporte, a encontrar la felicidad en los libros y la lectura. “Bogotá tiene los ojos puestos sobre ustedes y lo que pasa en la Biblioteca de la Cárcel Distrital. Son la prueba de que los libros pueden cambiar vidas, que son herramientas de información y empatía que empoderan a las personas y dan la posibilidad de habitar otros mundos. Queremos que lo que los libros generan aquí, se replique en toda Bogotá”  

Por su parte, Natalia Muñoz Labajo, subsecretaria de acceso a la justicia de la Secretaría de Seguridad, señaló la importancia de las bibliotecas para los centros penitenciarios, "lo que se quiere es generar segundas oportunidades, dar elementos para abrir ventanas hacia la cultura, hacia la expansión de los límites, hacia el entendimiento de nuevos enfoques".
 

Biblioteca Cárcel Distrital

La Biblioteca Cárcel Distrital hace parte de la Red Distrital de bibliotecas públicas de BibloRed desde abril de 2019 en el marco del convenio interadministrativo entre la Secretaría de seguridad, convivencia y justicia y la Secretaria de Cultura, Recreación y deporte, si bien ya era un espacio de extensión de BibloRed desde enero el 2017.

Una reivindicación de lo que somos

Una reivindicación de lo que somos

Jueves, Enero 30, 2020 - 09:42
Un profesor de sociales y usuario privado de la libertad de la biblioteca de la Cárcel Distrital, fue uno de los talleristas de la franja de Bicentenario en el centro penitenciario. Conoce su historia en este BibloReportaje

A J. M. le gusta enseñar, su experiencia se evidencia en el tono de voz y las palabras que usa, la forma en que sus manos acompañan lo que dice. J. es licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital y tiene una maestría en Investigación Interdisciplinaria. Enseñó desde que estaba en el colegio, después fue profesor de bachillerato y universidad. La educación, repite varias veces, debe ser un espacio de realización, una forma de ayudar a las personas a transformar su propia vida.

Y, precisamente transformación fue lo que encontró en los patios y pabellones de la Cárcel Distrital, allí su labor docente cambió, ahora le enseña a leer, escribir y contar a sus compañeros. Es, además, usuario de la Biblioteca de la Cárcel Distrital, donde aprovecha para mantenerse informado y encontró el apoyo para dictar sus talleres. J. fue uno de los encargados de hablar sobre Bicentenario en la cárcel, aprovechando la conmemoración de los 200 años de libertad y la programación especial que tendrán lo espacios de lectura de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá.

Estudió Ciencias Sociales porque le gusta entender los problemas de la sociedad, la economía, la política, la historia y la lectura, considera que por esa línea y con esas herramientas puede encontrarle respuesta a muchas cosas. Al final, dice, encontró más inquietudes que respuestas, pero fue satisfaciendo la necesidad de interpretar la sociedad y encontrarle explicación a la actualidad a través de la historia.

Y es esa, encontrarle sentido al presente a través de la historia, la consigna con la que abordará sus talleres sobre Bicentenario en la cárcel y se moverá la programación en la ciudad: después de 200 años de nuestra independencia, ¿de qué deberíamos liberarnos hoy los colombianos?

Hablamos con J. sobre historia, Bicentenario, independencia y libertad.

¿Por qué es importante conmemorar el bicentenario?

Desde la formación que tengo en Ciencias Sociales e Historia sé que la Independencia fue un intento por separarnos de España, y eso fue tangencial, porque hubo gente que se quería independizar pero seguir siendo fiel a Fernando VII, otros, sin embargo, querían independizarse del todo, de la lengua, de la religión. 

Desde ese momento no sabíamos qué queríamos ni para dónde íbamos, y esa fue la base, el sustrato, para que a lo largo de la historia nos construyeramos a partir de contradicciones, peleas y pugnas. El proyecto de nación queda inconcluso porque no sabemos qué queremos, queremos ser americanos, queremos ser europeos, queremos ser todo menos colombianos. Nuestra historia es una historia de exclusión, de violencia y de guerra. 

Es importante refrescarle la memoria a las personas sobre los hechos históricos, no fue un proceso rápido, no fue un proceso fácil, y hay todo un contexto detrás. Es bueno recordar los eventos y personas que participaron, recordar la actitud de reconocimiento de lo que somos como nación, lo que hizo la expedición botánica:  valorar el país no solo por su gente sino por sus recursos. Esa consciencia de lo nacional que nació con la Independencia sigue en construcción. Todavía nos falta mucho para entender y construir lo que significa ser colombianos.

Actualmente somos un país independiente, pero vivimos en la pobreza, en el atraso, en el subdesarrollo, en la ignorancia. La idea es independizarnos de todo eso y buscar lo que nos une como colombianos: hablar de paz, tolerancia, inclusión y diversidad. Necesitamos conversar sobre estos temas en la casa, en el aula, en la vida pública. Necesitamos un país con nuevos líderes como Nariño, Policarpa o Bolívar que luchen contra la corrupción, la exclusión y la ignorancia.

Debemos preguntarnos qué podemos hacer desde la actualidad, qué puede aportar cada uno desde su quehacer y su conocimiento y encontrar las respuestas juntos. Encontrar desde la individualidad algo que nos haga más libres, más independientes.

¿Qué significa ser colombiano?

Yo pienso que hay que volver a leer a José Celestino Mutis, retomar la expedición botánica cuando dice que esta región, este país, esta colonia es rica en recursos, en biodiversidad. Ese sentimiento de orgullo es lo que tenemos que rescatar.

Aprender a reconocer, y que desde la academia se enseñe que somos una nación rica en recursos, en cultura, en gente. Tenemos que partir del hecho de que ser colombiano es reconocer la gente, reconocer nuestra biografía, nuestra cultura, nuestra música. Debemos unirnos en el reconocimiento de la diversidad de lo que somos. Ser colombiano es reconocernos. Ser colombiano también es reconocer que tenemos problemáticas graves por solucionar. Qué sentido tiene tanta exclusión, tanta intolerancia, tanto odio. Hace 200 años nos unía independizarnos de España, qué nos une ahora.

¿Qué es Independencia y libertad?

La Independencia es la posibilidad que tiene un grupo social de ser lo que verdaderamente es, lo que su tradición, lo que sus ancestros, lo que su entorno le da, reconocerlo y defenderlo. La libertad es un concepto más personal, del individuo, en donde yo puedo contribuir a la Independencia y ser libre de no caer en lo que el mundo en general quiere hacer de mí. Por ejemplo, yo puede contribuir al proyecto de nación amando a mi país.


Después de 200 años de independencia, ¿de qué debemos liberarnos hoy los colombianos?

Deberíamos liberarnos, separarnos, de los principios de la sociedad del consumo que nos hacen creer que la felicidad solo se logra con el dinero y nos han llevado a valorar a las personas por lo que tiene y no por lo que son. Liberarnos también de la pobreza estructural, hacer algo con respecto a las causas de las problemáticas sociales y económicas.

Debemos independizarnos de los discursos de los medios de comunicación que solo nos muestran violencia. De los discursos que nos hacen ver al otro como un delicuente y no como un ser humano. Debemos independizarnos de esa sociedad excluyente, hipócrita y de doble moral.

Liberarnos de la concentración del poder, la riqueza y los recursos. Reconocer que la riqueza es de todos y que tenemos que apoyar a los líderes que defienden los recursos. Liberarnos del irrespeto a otros, de esa actitud que impide que reconozcamos a los que nos rodean y respetemos las decisiones que toman.

Liberarnos del “¿usted no sabe quién soy yo?”, de usar argumentos de poder para hacer lo que queramos. También de la alienación de las redes sociales. Independizarnos de la explotación laboral y la flexibilización de la seguridad social.

 

En los talleres no se hizo una conferencia académica sobre hechos históricos. Aunque es importante saber sobre el proceso: cómo se gestó, quién colaboró, qué fue lo que pasó, el propósito principal era traer la conversación al presente.

Preguntarse por la expedición botánica del 2019 para reconocer nuestra crisis ambiental, dónde están esos próceres que no pelean contra España sino contra la corrupción, contra la inequidad, cuáles son la forma de retomar la libertad, la igualdad y la fraternidad de la revolución francesa 200 años después. ¿Somos realmente libres, somos fraternos, somos iguales? ¿Qué sucede actualmente con los líderes sociales, con los campesinos que quieren recuperar su tierra, con los líderes comunales que quieren los recursos para su comunidad, con los líderes afrocolombianos que quiere volver a hablar del reconocimiento de los afro y los líderes indígenas que quiere recuperar sus resguardos? Yo pienso que es una reflexión actual, traer los principios de hace 200 años a nuestro contexto.

También preguntarnos cuál es el florero de Llorente para detonar la independencia de hoy, quién sería el José María Carbonell o la Policarpa Salavarrieta. Cuáles son esas personas y situaciones que existen pero están silenciadas. Debemos entender qué pasó hace 200 años para repensar la libertad, la igualdad, la fraternidad de nuestra nación.

Los seres humanos somos historia, hacemos historia, es el momento de diagnosticar de lo que queremos liberarnos, explicarlo y buscar formas de superarlo.
 

A través de literatura infantil el color llegó a los pabellones de la Cárcel Distrital. Ángela Mesa, encargada del programa "Lecturas sin barreras", nos cuenta su experiencia

Una embajada para la paz

Miércoles, Julio 24, 2019 - 14:09
A través de literatura infantil el color llegó a los pabellones de la Cárcel Distrital. Ángela Mesa, coordinadora de la biblioteca de la Cárcel Distrital, nos cuenta su experiencia

La coordinadora de la biblioteca de la Cárcel Distrital y los procesos de lectura con privados de la libertad sonríe cuando habla de su trabajo con la comunidad. No se ve ansiosa por la entrega de su cargo en la Biblioteca de la Victoria, donde tiene procesos consolidados con varias poblaciones; con el tiempo, dice, ha aprendido a soltar. En los casi cinco años que lleva trabajando en la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá ha realizado procesos, o, como dice ella, siembra de palabras en diferentes localidades de la ciudad: Usme, San Cristóbal, Tunjuelito y espacios en los que el libro y la lectura no tenían un lugar ganado, como la Cárcel Distrital.

Ángela Mesa Salavarrieta, o profe, como le dicen los privados de la libertad y varios usuarios de sus talleres, permanece callada a la pregunta de cómo se imagina su vida sin libros. Después de un rato responde que no tendría las palabras para nombrar una vida así, sin la alegría de leer. Se considera tímida, aunque no se evidencie en sus clubes y talleres. Conoce los pasillos y recovecos de la Cárcel Distrital y a cada uno de los promotores que ha ayudado a formar dentro del centro penitenciario. Trabajar en la cárcel la cambió: el ejercicio de promoción, dice firmemente, es horizontal, un aprendizaje para todos los asistentes.

 

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¿Cuál es la labor de un promotor de lectura?

Un promotor de lectura, entre otras cosas, o principalmente, debe ser un gran lector, y un gran lector no en el sentido erudito, es decir, por la cantidad de textos y autores que cita. Un gran lector en la medida que se ha dejado atravesar por algunos textos, porque cuando hay textos que logran cambiar algo de tu perspectiva vital en lo ideológico, en lo espiritual, en lo académico, o en lo que sea, te enamoras. Cuando hay pasión por algo, puedes seducir a otros. 

Nuestro ejercicio es un ejercicio seductor, pero, a partir de ese contacto con las comunidades y en esa intención de que otro lea algo que me pareció interesante a mí, se generan tejidos importantes. El promotor social se vuelve un agente, un activador de procesos sociales más allá de la lectura. Lo que empieza como un ejercicio de seducción, fácilmente se convierte en un proceso más grande que vincula los territorios, que vincula las realidades. Los libros permiten el diálogo, y cuando hay una posibilidad de diálogo se puede entender al otro, y cuando se entiende al otro, también se entiende su territorio, lo que lo rodea. Por eso, los promotores y los bibliotecarios públicos somos tan importantes, porque creamos puentes a partir de los procesos sociales que se generan en las bibliotecas. 


¿Cómo empezó el proceso en la cárcel?

En enero del 2017 existía una línea que se llamaba Gestión Territorial, o algo muy parecido, Secretaría de Seguridad se contactó con la persona encargada para empezar una alianza con la Cárcel Distrital. Como la Cárcel, al igual que la Biblioteca Pública de la Victoria, queda en la localidad de San Cristóbal, y yo era la promotora de la biblioteca, me preguntaron si me gustaría hacer Lecturas sin barreras en la Cárcel Distrital, yo dije que sí, obviamente. Felipe Bedoya, director de la Biblioteca de La Victoria en ese momento, aceptó realizar procesos de formación y acompañamiento desde los aspectos bibliotecológicos que necesitaba el espacio.

Ir a ese espacio en la cárcel semanalmente significó una serie de descubrimientos y asombros frente a una cantidad de cosas que encontramos en ese momento. Empezamos a hacer el programa desde el área de la biblioteca de la cárcel para empezar a potenciar los servicios y las posibilidades de los espacios, nos dimos cuenta que los pabellones son un lugar que necesitaba aire y creíamos que ese aire podría venir de la presencia de alguien que leyera.

Además de lo que hacía en la biblioteca de la cárcel, empecé a ir a los pabellones, dos de ellos especialmente: Opción y Libertad. La experiencia en conjunto fue muy importante porque el perfil de los lectores que encontré en la cárcel era interesante, ávido, por obvias razones, de la participación en el club. Allí pasaban cosas interesantes, en especial las conversaciones, y era interesante porque se daban en el lugar más distante que uno se puede imaginar que acoja un proceso de lectura y, aún así, es el mejor club de lectura en el que he estado.

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¿Por qué es el mejor club de lectura en el que has estado?

Por varias razones, cuando estás en la cárcel no ves gente nueva y estás sumido en las dinámicas del tiempo, cualquier actividad distinta te va a activar otras cosas. Además, los que eran fieles a los clubes de lectura en los pabellones tenían unas interpretaciones de los libros que nunca dejaron de sorprenderme. Al ser un promotor de lectura con varios años de experiencia trabajando en las bibliotecas y con comunidades, tienes un repertorio de libros en tu cabeza que sabes que sirven para unas cosas, o te imaginas que te sirven para unas cosas. Ellos, los privados de la libertad, llegaron a retar lo que yo pensaba de esos libros, es decir, para lo que “yo pensaba que servían” y llegaron a retar las interpretaciones que yo suponía iban a tener. 

Retaron mis prejuicios: mis prejuicios lectores, mis prejuicios vitales, mis prejuicios como promotora de lectura, parte de ese reto fue con la literatura infantil. Nosotros acordábamos mensualmente los temas que íbamos a tratar. Ellos me pedían que fuera del tema, que podía ser Bogotá, crónica u otra cosa, llevara libros de literatura infantil. Al inicio era una petición práctica, querían los libros por los colores. Me decían, “esos libros tienen muchos colores que acá no tenemos, entonces queremos que nos traigas libros de esos para ejercitar la mirada en el color”, y era una intención auténtica porque cuando tu paleta de color es gris, negro y naranja, algo pasa contigo. Ellos querían ver más colores y yo empecé a llevarles los libros de literatura infantil que tenían más color, no los escogía por el autor, el tema, nada, iba a la biblioteca a llevarles libros de colores.

A medida que les leía esos libros empecé a descubrir unas interpretaciones que jamás habría hecho. Por ejemplo, Claudia Rueda tiene un libro que se llama Anaconda, eso nunca se me va a olvidar. Anaconda es un libro que se despliega, un álbum en el que se cuenta la historia a través de la imagen. Son dos ratoncitos, van caminando y uno le dice al otro “¿Si te han contado lo de la anaconda? Están diciendo que por acá hay una anaconda”, a lo que el ratón responde “Nooo, eso siempre lo han dicho, los mitos del bosque”. El primer ratón replica “sí, yo creo que esta vez sí es verdad lo de la anaconda”, uno sigue abriendo el libro y al final desaparece uno de los ratoncitos. El lector descubre, al final, que siempre estuvieron caminando sobre la anaconda.

En la biblioteca, al seleccionar los libros, pensaba que se iban a burlar de mí por llevarles Anaconda, pero, bueno, dijeron colores, yo les llevo color. Cuando les leí ese libro, todos tuvieron diversas interpretaciones, pero recuerdo mucho la de un muchacho que me dijo: “ese libro me sale un montón porque yo siempre estuve caminando sobre la anaconda”. “¿Cuál anaconda?”, le dije yo. “Yo estoy acá porque caí por tráfico y una cantidad de cosas. Las personas que me capturaron duraron conviviendo conmigo mucho tiempo porque estaban infiltrados y para capturar la banda tuvieron que estar muy metidos conmigo, casi que nos hicimos amigos. Ellos eran la anaconda, yo siempre estuve caminando sobre la anaconda”. Esa cara que estoy haciendo ahorita es la misma cara que hacía en el club, como “mmm, ahora qué les digo, cómo continúa esta conversación”.  Felizmente yo pienso y no solamente yo, sé que es una perspectiva desde BibloRed, que los talleres no son verticales: yo llevo el libro, tú interpretas y yo digo muy bien. Hay una construcción horizontal a partir de las interpretaciones y, afortunadamente, cuando yo no sabía qué decir, había otro que sí sabía.

En la cárcel no te conoces con el otro, no hay ejercicios de socialización ni integración con tus compañeros. El club era fructífero porque aunque tuvieran problemas con otra gente, por razones que no vamos a examinar ahora, siempre respetaron el espacio de lectura. Allá, y después de mucho tiempo, empecé a descubrir razones prácticas por las cuales la lectura sí es transformadora de procesos sociales y por las cuales la lectura sí es transformadora de procesos personales. Yo lo venía presintiendo, creyéndolo, tratando de creerlo en todo el trabajo como promotora de lectura que había hecho, allí lo comprobé.

¿Escribían?

De la literatura infantil, la escritura nació como una necesidad. A veces eran treinta personas en una esquina del patio y todas querían decir algo, pero los tiempos son limitados, no es un hospital, ni un convento, ni una escuela, es una cárcel y eso tiene una connotación. Hicimos ejercicios de escritura, unos fueron muy conmovedores, yo salía bastante conmovida por muchas cosas que pasaron, otros fueron muy, como que te fortalecen frente a  las cosas. Yo era cuidadosa de no abrir temas que no pudiera cerrar, no sensibilizar demasiado frente a cosas cuando yo tenía que irme en una hora, podía salir y tomarme un café para tratar de organizar mis emociones, pero ellos iban a quedar allá. Yo creo que eso es una cosa fundamental, el respeto que se tenga por unas condiciones humanas particulares, llámese estoy enfermo, estoy preso, estoy triste.       

En los ejercicios de escritura propusimos uno que me pareció muy importante: escribir una carta para ellos cuando eran pequeños. Wow, increíble lo que se dijo allí. Fue un espacio en que pudieron darse consejos. Había gente que decía, digamos tú te llamas Alexánder entonces era: “A ver, querido Alexito, la vida es más larga de lo que te imaginas, no corras tanto, no tomes decisiones que tal vez te lleven por otros lados. Mira a los ojos a tu mamá, no olvides que tu familia es la única que te va a acompañar al final”. Hasta el más hermético de los participantes entraba en un estado distinto a partir de eso. 

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¿Cómo haces para no dejarte afectar y empezar a generar una relación entre pares?

Al principio, y tú se lo puedes preguntar a Felipe, salíamos muy cargados, es un espacio que te carga mucho. Si quería continuar el trabajo allá y no renunciar a ese espacio particularmente, porque veía unas posibilidades formativas para mí a muchos niveles, tenía que calmar eso. 

Parte de lo que hice está en leer, esto no nos lo inventamos nosotros en BibloRed. La Red, además, lleva quince años haciendo ejercicios de lectura en prisiones, o sea que hay un escenario anterior del que uno se puede agarrar. De ahí uno se coge, pero además haciendo una conversación muy seria con uno mismo, diciendo, bueno, acá no vamos a salvar el mundo, acá no somos el mesías, no somos mejores que los que están acá, no somos peores que los que están acá. Tenemos que hacer un ejercicio humano y, desde lo humano, yo veo al otro a los ojos e intento preguntarle cosas.

Es más un ejercicio al interior: qué es lo que estoy pensando, cuáles son mis prejuicios, qué cosas de verdad yo estoy pensando de la gente, y cuando llegue a unas conclusiones empezar a aliviarlo con la misma gente, con la gente que me acompaña, que, además, es supremamente generosa y dada al ejercicio bibliotecario dentro de la cárcel. Aunque al principio me cargaba mucho, logré no sobrevincularme viéndolos como personas responsables de sus actos, como somos todos, pero con más o menos suerte que muchos de nosotros.

Y esa marginalización que implica la cárcel, porque de alguna manera es una marginalización cuando estás oculto dentro de un sitio en el que nadie te puede ver, no empieza cuando te meten a la cárcel, empezó antes de ese momento, y hubo unas condiciones sociales fuertes que te llevaron allí. No es una justificación del crimen, no es un ejercicio de excusa frente a cualquier acción que se haya cometido, es una realidad. Entendiendo eso y viéndose ya a los ojos después de una condición de igualdad, al limpiar un poco de prejuicios, baja la carga emocional. Baja la cuestión y sube la intención de conversar, de proponer otros escenarios de conversación más allá de la cárcel. 

¿Cómo era la Ángela promotora, la Ángela persona antes de la cárcel y cómo es esa Ángela ahora?

Esa Ángela antes de la cárcel se estaría cuestionando una cantidad de cosas. Para empezar le daría mucha vergüenza estar dando esta entrevista. Yo era mucho más tímida de lo que soy ahora, soy muy tímida aunque no parezca. Ese espacio me invitó a mirar qué es lo que tengo chévere y fortalecerlo, a mirar qué es lo que tengo mal y conversarlo conmigo. Pero, sobre todo, a valorar gente que está a mi lado y que antes de esa experiencia no tenía tan presente.   

Recuerdo que en club de lectura hice la pregunta más ingenua, aunque ninguna pregunta es ingenua en ciertos contextos. Estábamos hablando sobre los deseos con un libro de Jimmy Liao que está asociado a los deseos, y yo les pregunté “¿Cuál es su deseo?, pero no me hagan trampa, estar fuera de la cárcel es el deseo obvio, digamos que ese ya lo tenemos todos, ¿cuál es el otro?” Uno de los participantes me dijo que desearía ver a su mamá, que estaba muy mayor, y tocarle las arrugas de la cara con el índice, como se las tocaba cuando estaba libre. Que ese tocar el surco de la cara de la mamá le parecía un ejercicio fantástico, pero que cuando él lo pudo hacer frecuentemente no lo hizo, y ahora que está lejos, y que ella está enferma y, tal vez, pueda ser que no se encuentren en este plano muy pronto, añora muchísimo. 

Yo dije, wow, sí. Hay unas cosas sencillas, muy simples, que uno no hace porque es torpe. Entonces creo que empecé a evaluar mis torpezas en ese sentido y acercarme más a la gente que quiero, que me cae bien, y no ponerle cuidado a cosas que no vienen al caso. A veces pasan cosas, uno tiene lo fundamental, la posibilidad de irse, de que todos los días sean para reinventarse. Si yo quiero dejar el trabajo puede ser duro, pero yo lo puedo hacer, no estoy atada. Si yo quiero irme de viaje, lo puedo hacer, tengo las piernas, tengo la posibilidad, nadie me va a decir que no. Entonces eso, la valoración a cosas que no valoraba tanto. 

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Alguna vez dijiste que el ejercicio en la cárcel era sembrar palabras para cosechar algo, ¿qué crees que cosecharon los privados de la libertad en los clubes?

Muchas cosas, pero es complicado pensarlo en general, ¿qué pueden sacar los privados de la libertad de la Cárcel Distrital de un ejercicio de lectura? Esa pregunta me cuesta, me hace ruido en la cabeza, pero si pienso en tal  x, y o z, en particular, sí puedo llegar a una respuesta que me permite configurar la respuesta general.

Una persona me dijo que cuando saliera de la cárcel quería hacer una biblioteca comunitaria. Eso me parece una cosecha porque antes de la cárcel ella nunca había entrado a una biblioteca, andaba en sus negocios, en sus cuentos, en su vida tan acelerada, la biblioteca no era un lugar que ella tuviera presente en su vida de afuera. Que después de todo este proceso me diga “vamos a estar en contacto porque quiero hacer una biblioteca comunitaria en el pueblo de donde soy, donde nací, porque no quiero los aceleres de la ciudad y quiero alejarme de lo que viví volviendo a mi pueblo a hacer una biblioteca”. Porque, tal vez, si esa biblioteca hubiera existido en ese pueblo, ella no me hubiera conocido y esta sería otra historia. Eso me parece genial, la posibilidad de crear ese nuevo referente, ese nuevo proyecto.      

Hay muchas cosechas y, en términos generales de la institución, creo que ha sido chévere porque ahora la lectura tiene un lugar en la Cárcel Distrital. Y ese lugar lo entienden, o estamos en proceso de que se entienda bien por parte de muchos actores: del cuerpo del guardia, que está conformado por una cantidad de personas importantes para la dinámica carcelaria, la parte administrativa, los privados de la libertad. Creo que esas son otras cosechas, ya tenemos un lugar en la cárcel, ya se imaginan qué hace un promotor de lectura.

Esta es una de las preguntas que puede parecer ingenua, pero ¿qué diferencia a una biblioteca de la cárcel de una biblioteca pública?

Hay una manifiesto completo de lo que debe hacerse en una biblioteca carcelaria, y hay otro de lo que debe hacerse en una biblioteca pública. Y claro que hay diferencias, las diferencias vienen de la condición en las que se encuentran las personas que están privadas de la libertad. No es tanto la misionalidad, sino hacia quién va dirigida la misión de la biblioteca. Entonces sí, la biblioteca carcelaria tiene unas particularidades, mientras que la biblioteca pública tiene una idea de no censura, de libre acceso a la información, de que aunque seas un habitante de calle o el alcalde de la localidad, tienes un lugar equitativo dentro de la biblioteca pública, eso queremos, parte de nuestra misión es esa.  

La biblioteca carcelaria entiende las limitaciones de la naturaleza institucional, sabe que no puede haber un acceso libre como soñaríamos todos, sabe que hay unas tensiones dentro de la cárcel, sabe que hay unos temas que podrían ser delicados dentro de la colección. Dentro de la misma norma hay unas diferencias, pero en sí, queremos o la idea es que la biblioteca en la Cárcel Distrital funcione de una forma muy parecida. Que también tenga unos servicios bibliotecarios, que proponga acciones culturales, en fin, que pueda ser un centro clave allí, un centro de recursos clave para la recuperación. Esa recuperación se llama resocialización, es un término extraño, que yo todavía no entiendo y no sé si llegue a comprender, pero sí. Digamos que no le vamos a llamar con el término políticamente correcto que sería resocialización, sino que le vamos a decir que es un parte del proceso para que tú encuentres unas cosas en tu vida que tal vez no habías encontrado y que tal vez hagan un giro en los caminos que has venido llevando. Y puede ser que la biblioteca sea clave para el encuentro de esas cosas en ese sitio particular. Puede ser que allí encuentres nuevas ideas.

Hay un chico, él decía que había descubierto en la biblioteca que no quería seguir siendo, ejerciendo el sicariato, que él quería ser un chef internacional y quería centrar su vida en la idea de la cocina. Que lo vaya a hacer, yo no sé, pero que se le ocurra la idea, que se abra un foco de esperanza para ese giro en el camino, yo creo que eso es. Ese es el sitio en el que pueden encontrar nuevas ideas que tal vez no se les habrían ocurrido.

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Muchas personas no se imagina cómo es la biblioteca de la cárcel, ¿podrías describirla?

Yo hablo de la biblioteca de la Cárcel Distrital, que es la que conozco muy bien. Es chiquita, es un espacio pequeño con cerca de 8.000 ventanas porque ya hay 8.000 libros en la colección. Parte de esa colección se la debemos, o más bien, es que el plural no me lo puedo sacar cuando hablo de ese proceso. Parte de esa colección vino de acá de BibloRed, como una donación; otra parte, y esto es interesante, ha sido una donación de los autores que nos han acompañado que salen tan impactados de lo que pasa allí que dicen “no, pues esos libros que tengo en la biblioteca yo ya los leí, mejor que vengan acá y que los lean ellos”. Todas esas donaciones han venido alimentando la colección, son libros que, además, son muy sentidos, es decir, la gente los dona con un propósito. Así han hecho nuestros autores, que gentilmente nos han acompañado. Veintitrés autores entrevistados el año pasado, y todos ellos han dejado algo chévere en la biblioteca.

La descripción física es eso, un espacio pequeño con 7.000, 8.000 ventanas, cuidado por unos personajes muy particulares que son lo bibliotecarios de allá, los promotores de lectura de la cárcel, formados en este proceso, que son los jardineros fieles de ese espacio. Un sitio que ahora es blanco, antes era del mismo color de toda la cárcel. Felizmente en esa institución tomaron la decisión de darle otro toque a la biblioteca. Es un sitio donde siempre hay charla, siempre se está charlando de algo en la biblioteca, siempre se está leyendo. Claro, ha sido un reto también porque lo que veníamos haciendo era formar. Varias líneas de trabajo se tenían en la cárcel, pero una de ellas era formar promotores que pudieran ir a contar todo esto a los patios, hacerlo de otra manera, eso se debe fortalecer mucho más.

Es un sitio de acción, y poco a poco, y esto también es una cosa feliz, es un sitio que va teniendo un lugar, que va siendo reconocido dentro de la dinámica carcelaria. Eso no es fácil, porque imagínate, si a veces queda difícil que la biblioteca pública sea reconocida dentro de la dinámica de ciudad, que se reconozca un espacio de lectura autónomo, libre, donde no hay un tutor que te esté tomando a lista y te diga, muy bien, tiene 5, que son los imaginarios que muchas instituciones tienen frente a la lectura. No es solo la cárcel, muchas instituciones tienen la idea de que la lectura es si es evaluada, la lectura es si tiene un propósito académico, la lectura es “si sirve para algo”. Entonces, claro, esas ideas también estaban en la cárcel, así que ha sido un espacio, la biblioteca, en el que poco a poco todos los que participan en ese espacio institucional, que es la Cárcel Distrital, se han venido acercando, han venido husmeando un poco qué es lo que pasa ahí. Es el espacio que ha garantizado que otra idea de lectura y escritura se teja en esa institución,

¿Qué se hacía en la cárcel?¿Cuáles eran las líneas de trabajo?

El programa de Lecturas sin barreras era eso principalmente, es decir, la posibilidad de que yo entrara a los patios y trabajara con un grupo dentro de la biblioteca, talleres de promoción de lectura. En compañía de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, de Alejandro Peláez y María Solano empezamos a ver el programa y decir esto está interesante, pongámosle más gente aquí, traigamos gente, autores que puedan venir. Y eso empezó a pasar, es decir, empieza con Lectura sin barreras y se abre a las otras líneas de trabajo. El primer autor en ir fue Ricardo Sumalavia, en el 2017, cómo ha pasado el tiempo. En la Feria del Libro del 2017 Idartes nos ayudó a hacer el contacto y Ricardo, que es peruano, fue nuestro primer autor y quedó muy animado porque los chicos habían leído todo lo que se podía leer sobre él, entonces fue una gran experiencia.  

A partir de ahí, los compañeros de Secretaría de Seguridad empezaron a llevar otros autores y ahí surge el Encuentro con el autor como un programa constante. Hacíamos dos al mes, eso es un montón, acá en BibloRed los hacemos con mucho más espacio. La idea es que los chicos se formaran no para ser público porque qué chiste yo entrevistando a todos los autores. No, a mí no me parecía que era lo que se debía hacer, de ahí surgió la idea de formar un grupo de promotores que pudieran entrevistar a los autores del Encuentro con el autor, pero que también pudieran replicar los ejercicios en sus patios, que esa es otra línea. 

Entonces ya vamos tres: Lectura sin barreras, la formación de promotores de ahí mismo para que entrevisten a los autores y repliquen los ejercicios en los patios y el Encuentro con el autor. Eso era un éxito, después de una formación inicial, un trabajo de lectura y de comunicación verbal y no verbal que hacemos en la formación de promotores, se volvieron unos súper entrevistadores. Cada tres meses rotan los grupos de formación de promotores, pero los que tienen la oportunidad de entrevistar, lo hacen estupendamente, o por lo menos eso nos han dicho todos nuestros autores acompañantes. Piedad Bonnett quedó muy emocionada, Alberto Salcedo Ramos también, porque pasaron muchas cosas con él. Todos han sido entrevistados por los chicos y eso les da otro lugar social, otra manera de verse.

Finalmente el Círculo de la palabra es algo que nos inventamos, fue un piloto que tenemos que fortalecer o sería muy interesante fortalecer porque no es un autor el que habla sino  es uno de ellos quien habla para sus compañeros. Estamos con gente que tiene una formación diversa, una cantidad de experiencias vitales, si uno desenfoca un poco la idea del crimen que ya sabemos que es el porqué, o suponemos que es el porqué están allí, entonces ya se abre un panorama. Ahí, en el Círculo de la palabra, sale esa otra persona que eres tú. Entonces cuentan qué saben, qué han leído, qué recomiendan, en fin. Es más bien un encuentro con el lector, pasan muchas cosas. A grandes rasgos esas son las líneas. Y ahí vamos, en esas líneas de trabajo. Por supuesto la otra es de la que se encargan nuestros compañeros bibliotecólogos, Magda ahora que es nuestra coordinadora de la Biblioteca Pública de la Victoria y Felipe Bedoya, anterior coordinador, siempre han estado pendientes de la parte bibliotecológica, de generar unos procesos organizados y coherentes para que los libros estén donde deben estar, de allí deriva todo lo demás.

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Uno de los privados de la libertad dijo que las biblioteca de la cárcel es una embajada de la paz, ¿qué opinas de esa afirmación?

Eso fue muy impactante porque además él lo había dicho en el marco de algo anterior, de una conversación que estábamos teniendo en la formación de promotores. Yo hice esa misma pregunta, que para qué una biblioteca acá, que por qué no ponemos un taller donde aprendamos a hacer vestidos y cosas cuando estemos en libertad. Todos me dieron unas respuestas muy chéveres, pero una de esas fue “pues fácil, pues porque la biblioteca carcelaria es una embajada de la paz, de la libertad, es una embajada de la libertad”. Y es cierto, yo opino que es absolutamente cierto porque es un enclave allí, en un sitio que por sus mismas prácticas, por su mismo origen, la naturaleza de un sistema penitenciario, es restrictivo, altísimamente restrictivo.

 Que tú, dentro de ese sistema, encuentres la oportunidad de hacer lecturas que puedes hacer de muchas maneras: lecturas de evasión, para olvidar que estoy acá o lecturas para hacer pasar el tiempo más rápido, el tiempo es un tema en la cárcel. O puede ser que tú sí tengas un propósito de aprendizaje a través de esa lectura, que tú te sientas más acompañado y la soledad se vaya un poco cuando estás leyendo. Todos esos propósitos de lectura convergen en ese espacio que es la biblioteca y todos esos propósitos son autónomos y libres, es decir, que tú frente a un libro eres libre, y ese código de palabras es..., en fin. 

Tú eres libre frente a un libro, tú decides si pasas las hojas, si lees o no lees, y además decides qué vas a hacer con eso que leíste. En la biblioteca de la Cárcel Distrital se puede hablar de muchas cosas también, y estamos en un fuerte proceso para que eso siga siendo así, y es difícil tratar cualquier tema. No se puede tratar cualquier tema, o mejor, los temas no se pueden tratar de cualquier manera. Estamos en ese proceso de hacer que la palabra también sea libre en la cárcel, dentro de la biblioteca de la cárcel y que puedan entenderse versiones de la realidad muy distintas que vienen a converger ahí.