
Sala LabCo, el espacio donde se juega a aprender en la Biblioteca Pública Bosa
Por: Julián A. Gómez Mejía
Es probable que el juego sea lo que la niñez más se tome en serio. Y así fue como, Juan Diego Castillo de 10 años y su tío Óscar Rueda de 38 años se convirtieron en usuarios fieles de cada actividad que se lleva a cabo en la Sala LabCo de la Biblioteca Pública Bosa.
La primera vez que ambos supieron de la existencia de esta sala fue gracias a un taller de robótica del que les informó la mediadora territorial del PPP Porvenir, el primer espacio bibliotecario que conocieron.
“Yo me imaginaba algo pequeño, pero al llegar nos cambió la expectativa porque el profesor se enfocó en jugar a aprender. Me gustó que él nos integró con los niños, nos dijo que hiciéramos nuestros propios diseños y por medio del juego nos activó la creatividad. Finalmente, con juego fuimos aprendiendo”, señaló Óscar.
Una de las premisas de la Sala LabCo en Bosa es establecer relaciones del conocimiento entre la comunidad. Con ella se busca despertar otras posibilidades en términos de saberes y se encuentran formas de materializar algunas ideas. El proceso ayuda a que las comunidades se pregunten por cómo pueden movilizar una idea y convertir a otro participante en un aliado para hacerlo posible.
“Siempre he creído que antes de echar a andar cualquier proceso comunitario hay que consultar los procesos de investigación y formación que suceden en los barrios. Es un ejercicio de confianza. Desde un espacio institucional intentamos hacer evidentes sus procesos y decirles que son visibles y podemos hacerlos parte de procesos más grandes en la biblioteca”, explica John Vela, profesional de la Sala LabCo.
El hecho de incentivar a que en los talleres los niños participen con sus familiares permite que entre familias se vayan creando comunidades. El acercamiento a cada una de las máquinas activa la curiosidad de los más pequeños, como Juan Diego, que ya tiene otra perspectiva con respecto a los elementos que se usan en LabCo.
“Yo creo que ya las máquinas no son tan raras para los niños, sino chéveres. Es bueno que experimentemos con las máquinas junto a los demás porque vamos teniendo un conocimiento a futuro si queremos trabajar con ellas”, dice Juan Diego.
Óscar Rueda y su sobrino Juan Diego Castillo en la Sala LabCo de la Biblioteca Pública Bosa / Foto @juliangmejia1
A sus 10 años y casi uno asistiendo a la biblioteca, Juan Diego ha podido tener acercamiento a máquinas como la impresora 3D y un microscopio digital. También ha hecho uso de otras herramientas para su creación colectiva favorita, el herbario sensorial. Este herbario es uno de los resultados del laboratorio “Exploraciones con los sentidos”, una experiencia colectiva que invita a niñas, niños y sus familias a conectarse con su entorno natural a través de la observación consciente y la experimentación sensorial.
El Herbario sensorial fue construido de manera colaborativa, reúne los registros de indagaciones y hallazgos, elementos recolectados como semillas, ramas, rocas y plantas. A lo largo del laboratorio, las familias participantes exploraron y documentaron ecosistemas cercanos. El herbario sensorial es una forma de construir memoria frente al proceso, también materializa una nueva forma de relación con la naturaleza, la comunidad y el conocimiento colectivo.
En las Salas LabCo, la comunidad encuentra un espacio donde la creatividad y el conocimiento se co-crean de manera colectiva, integrando saberes técnicos, científicos, teóricos y ancestrales. Aquí, la creación no se limita al arte, sino que se extiende a diversas disciplinas como las ciencias, la tecnología y la innovación social, transformando estos espacios en puntos de encuentro donde todos pueden experimentar, aprender y aportar a la construcción de proyectos colectivos y comunitarios.
“Yo le digo a los adultos que las bibliotecas antes eran solo para leer y estar en silencio. Por eso a veces era un poco aburrido. En las de ahora sí se puede compartir con los niños, conocer nuevas personas y se aprende siempre algo que uno no imagina”, dice Óscar.
Dos años de LabCo en Bosa
Este mes, la Sala LabCo de la Biblioteca Pública Bosa celebró su segundo aniversario. A lo largo de este tiempo, se han logrado importantes hitos, la realización de un semillero de innovación con los colectivos locales. Además, se ha fortalecido el espacio con la llegada de mobiliario, herramientas y materiales esenciales para los talleres, lo que ha permitido ofrecer a la comunidad un acceso más amplio a experiencias de co-creación, experimentación y aprendizaje.
“La gente ve los muebles y entiende que son espacios de experimentación o fabricación. La aparición de un mueble demuestra simbólicamente un logro de la comunidad, porque la sala surge gracias a las necesidades colectivas de la comunidad”, concluye John.
La apropiación de la sala por parte de la comunidad ha sido eje para la discusión y desarrollo de cada actividad. Se busca que con el tiempo, los procesos puedan llegar a ser de más largo aliento y que alimente el lazo entre familias como la de Juan Diego y Óscar que buscan despertar la creatividad.
“Quisiera contar una anécdota y es que una vez estábamos mirando en el microscopio con mi amigo Juan Felipe. Yo sabía que él era aracnofóbico y cuando fue a mirar, le dio miedo la araña que pusimos. Los niños deben conocer la biblioteca y la Sala LabCo porque también es un lugar para divertirse y experimentar”, dice Juan Diego.
Con la sala de la Biblioteca Pública Bosa, son cuatro las Salas LabCo existentes en BibloRed. Los demás espacios están ubicados en la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez - El Tunal, Biblioteca Pública Manuel Zapata Olivella - El Tintal y la Biblioteca Pública del Deporte en el Centro Felicidad Chapinero.