La Biblioteca Público Escolar Sumapaz hace un homenaje y una invitación a ser cosechadores de ilusiones haciendo de los libros, la lectura y la escritura, las mejores herramientas para lograrlo
Dos hombres y dos nombres que vivieron en tiempos distintos y controvertidos de nuestro país, en medio del caos lograron visualizar las condiciones que los formaron y les prepararon el camino, para lograr dejar huella y semillas en las generaciones del momento histórico en que vivieron y en las generaciones posteriores.
Juan de la Cruz Varela nacido en Ráquira, Boyacá en 1902, un hombre rural y de pensamiento de avanzada que logró emancipar y materializar los anhelos de tierra de los habitantes de Sumapaz, luchó desde el ámbito intelectual con su perseverancia constante de prepararse, estudiar y defender el territorio y los derechos de los labriegos que trabajaban, sembraban y cosechaban la tierra.
Jaime Garzón Forero nacido en Bogotá en 1960, criado en el barrio San Diego del centro de la capital colombiana, estudió en un seminario, tuvo una fuerte convicción como activista, se formó como pedagogo, estudio Derecho en la Universidad Nacional, Ciencias Políticas en la Pontifica Universidad Javeriana, se dedicó al periodismo y al humor político espacios desde los cuales reveló, denunció y manifestó su postura en temas sociales, culturales, económicos y políticos que cubrían al país por aquellos días.
Dos figuras que marcaron la historia del país en momentos diferentes; Varela considerado por algunos como el principal dirigente campesino del siglo XX y Garzón el humorista-periodista y comunicador más destacado de los últimos tiempos que a través de sus personajes reflejó las voces sin voz de este país. Estas dos figuras tan particulares y desconocidas para muchos de los colombianos tuvieron en común dos elementos que hoy nos hace nombrarlos y recordarlos.
Un elemento primordial y que nos convoca a tenerlos presente, es su accionar y su historia de vida, en algunos episodios fuerte y arriesgada; y en otros el simple sentido de humanidad que los dos poseían y que a lo largo de sus vidas demostraron.
El segundo elemento es su relación con Sumapaz, como región para Varela y como Localidad 20 de Bogotá, para Garzón.
Desde su juventud Varela fue una persona sensible, hizo hasta tercero de primaria, fue desplazado con su familia de Boyacá, cuidó de sus hermanos en sus primeros años de vida y cuando tuvo la oportunidad se preparó con lecturas autónomas con las que logró expresar sus opiniones y lo hizo en defensa de los trabajadores que dedicaban su vida al cultivo de las tierras y que por orden de los terratenientes y las dinámicas esclavizadoras que se vivían por aquel entonces en la ruralidad en Colombia, éstos eran sometidos a cultivar la tierra sin pago alguno, no poseían derechos prácticamente, no tenían voz ni voto en las decisiones de sus terrenos y en muchas ocasiones eran sacados a la fuerza por la autoridad pública si se atrevían a alegar algo a su favor. Las condiciones y las injusticias lo sensibilizaban y a partir de ello se motivó a la leer y prepararse para luchar, fue amigo de Erasmo Valencia y en 1928 emprendió una incesante lucha por el derecho a tener tierra y respeto en Sumapaz. Fue concejal de Icononzo y diputado en la Asamblea del Tolima.
Conoció y compartió ideales con Jorge Eliecer Gaitán con quien entabló amistad y de quién aprendió y hereó parte de su accionar. El año en que nació Jaime Garzón (1960) presentó a la Cámara de Representantes un proyecto de ley de reforma agraria, su ideal era defender los derechos de los colonos campesinos de Sumapaz y oriente de Tolima; ideal que defendió hasta los últimos de su vida en 1984.
Ya por aquellos años Jaime Garzón Forero tenía 24 años de edad, su padre falleció cuando él sólo tenía 7 años, había pasado su etapa formadora como maestro en la actual Escuela Superior Normal de la Paz y en los últimos años de vida de Varela, Garzón vivió una etapa reveladora de la situación real de los colombianos que trabajaban diariamente por su sustento y los gobernantes que no gobernaban, que en palabras textuales de su hermano Alfredo Garzón en el 2014 a los 15 años del fallecimiento de Jaime Garzón escribió: “Señala con su lenguaje dramático la falsedad de una política que no es un servicio público, sino un atropello de los derechos humanos de más de 40 millones de personas. Y su asesinato es la prueba de que tenía la razón y de que decía la verdad. Nos enseña que tenemos que mirar los problemas del país con mucho humor para evitar que Colombia termine de descarrilarse. Nos enseña que no podemos tomar en serio instituciones y dirigentes que no nos toman en serio a nosotros y, por lo mismo, tampoco se toman en serio a ellos mismos.”
La vida de Garzón y su forma particular de vivirla, lo lleva al campo político y administrativo; es Alcalde de la Localidad 20 Sumapaz, Bogotá de 1988 -1990 cuando Andrés Pastrana Arango fuese Alcalde Mayor de Bogotá y realiza un trabajo en la ruralidad que le permite conocer las realidades del campesinado sumapaceño, que se asemeja al campesinado nacional, se propone entonces aportar desde su cargo a mejores en las carreteras y la educación de la localidad, ya que su formación, experiencia y especial particularidad de ver y sentir las necesidades de los demás lo lleva a pensar que una de las mayores necesidades del país y de Sumapaz es la formación académica.
Varela y Garzón desde diferentes espacios emplearon la lectura y los libros para llevar a cabo sus proyectos e ideales de cambio; a Varela el encuentro natural y no forzoso con la lectura lo llevó a ser un líder social que, por conocer la realidad de los labriegos de Sumapaz, los caminos legales y jurídicos de orden nacional, llega a incidir en las decisiones que enrumbaron el destino de los habitantes del Sumapaz, y que gracias a su accionar tuvieron tierra propia para vivir.
A Garzón la lectura constante y permanente desde su primera infancia lo llevó a ser una figura ejemplar que pudo hacer preguntas, dar comentarios, hablar y dialogar con personas de altos cargos desde una mirada crítica y reveladora de la situación social y política del país, él a través del humor reflejó una realidad escondida y le permitió hablar en representación de los colombianos sin voz.
Citando al argentino Carlos Skliar en Fragmentos para leer, escribió:
“Los peligros del mundo, de este mundo: el amor, la lectura, el paseo y la escritura, en cualquier orden. El amor: lo desordena todo. La lectura: lo imagina todo. El paseo: lo percibe todo. La escritura: lo perfora todo. Sin embargo, el mayor peligro siempre está en lo inútil, en la inutilidad. Eso es lo que más le incomoda al mundo, a este mundo. Hoy, en medio de tanta urgencia, la virtud podría ser la pereza, el cansancio, la parsimonia, el demorarse, la falta de prisa. Y la imagen más conmovedora quizás sería: cualquier persona que no esté apurada, ni haciendo fila, ni tan prolija, ni hablando fuerte, ni conectada.
Por eso: todo consiste en leer un libro que nunca se leyó antes, es decir: atravesar un mundo desconocido, un tiempo desconocido, gestos desconocidos. Párrafo a párrafo lo que parecía ser ajeno comienza a existirnos como si fuera posible habitar un lugar que no es el nuestro, un cuerpo diferente con una voz desconocida. Sin embargo leer no es conocer lo desconocido, llenar un abismo infinito con palabras ordenadas. Leer es ir desconociéndose poco a poco. Como si nunca hubiéramos vivido antes.”
Juan de la Cruz Varela y Jaime Garzón Forero fueron dos colombianos que enfrentaron uno de los peligros de este mundo a los que nos refiere Skliar, y sin lugar a dudas marcaron la historia de quienes los conocieron, influenciaron, los escucharon y a quienes hoy los conocemos. La vida y obra de estos dos hombres hoy para Sumapaz, como Localidad 20 de Bogotá, tiene una huella imborrable ya que los dos únicos colegios públicos que gradúan bachilleres llevan sus nombres.
Uno de ellos es el Colegio Campestre Jaime Garzón ubicado en el centro poblado de la vereda Nazaret, y el otro es Gimnasio del Campo Juan de la Cruz Varela en el centro poblado de la vereda La Unión; hoy en día estos dos colegios entonan sus himnos inspirados en las dos grandes figuras que ocuparon nuestro escrito. Varela y Garzón guían, en nombre de las instituciones, el anhelo de los jóvenes y niños sumapaceños que habitan sus aulas, polideportivos y espacios verdes que cubren sus entornos escolares, por estudiar y poder formar su proyecto de vida.
El himno en honor a Garzón nos dice en sus líneas:
Jaime Garzón un emblema de lucha y pasión
Por la patria el honor se levanta
Su pilar es la educación
Jaime Garzón trece sedes te rinden honor
Construyendo nuestra democracia
Apostando a un país mejor
Y el himno en honor a Varela entona en su IV estrofa:
Rayito de Malicia, escondido en Chaparral
La luz del gran Varela, llevó al pueblo a estudiar
Y que gigante se hizo, enfrentando al poderoso
Derrota la ignorancia, forjando la unidad
Los libros los acompañaron toda su vida, las lecturas permitieron nutrir esa ilusión de ver un país con mejores y mayores oportunidades para todos; y hoy la Biblioteca Público Escolar Sumapaz (abierta desde el pasado 01 de septiembre de 2017) hace un homenaje y una invitación a los habitantes de Bogotá urbana y rural a ser cosechadores de ilusiones transformadores en estos momentos de paz y unidad nacional en los que los libros, la lectura, la escritura y los sueños son herramientas maravillosas para dicho fin.
AUTORÍA: Claudia Jimena Pastor Meneses, Profesional de L.E.O. en la BPE Sumapaz y egresada del Gimnasio del Campo Juan de la Cruz Varela (2005)