Dominic, desde el vientre, usuario de la Biblioteca Pública Néstor Forero Alcalá - Puente Aranda
Después del registro civil y el acta de nacimiento, uno de los primeros documentos que Dominic tuvo fue su carné de afiliación a la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá. Podría decirse que su relación con la biblioteca viene desde la cuna, pero esta historia comienza antes, cuando aún estaba en el vientre de su madre Constanza.
De los 39 años que tiene la Biblioteca Pública Néstor Forero Alcalá - Puente Aranda, Dominic ha sido testigo de cada cosa que ha pasado allí durante los últimos 10, su edad actual. “Recuerdo a los tres o cuatro años que Lady me ponía en la mesa cuando venía. El trato con los niños ha sido bonito y natural. No necesitan regalarnos cosas para que nos quedemos, solamente necesitan abrirse con nosotros de manera familiar”, dice Dominic.
Lady Hernández es auxiliar de la biblioteca hace 14 años y recuerda que la madre de Dominic solía traer a Alison, su hija mayor. Cuando la niña tenía 8 años comenzó a asistir a los talleres y actividades. Un par de años después Constanza quedó embarazada de Dominic, pero seguía acompañando a su hija a este espacio.
“El niño siempre ha sido muy apegado a la biblioteca. La mamá siempre le ha inculcado mucho la lectura, pero él empezó a soltarse más o menos a los cinco añitos, comenzó a venir a los talleres y a pedir los libros”, recuerda Lady.
En la biblioteca, Dominic camina sereno y sabe dónde están los libros que le gustan, los espacios que más disfruta y casi siempre termina llevándose algún material para la casa. Su libro favorito es La casa de Narciso de Margaret Wild, que en sus palabras es “la historia de un gato naranja que todos los días está en la casa encerrado, pero una vez aprovecha y sale a conocer el mundo por una ventana abierta; luego se da cuenta de que es un poquito peligroso salir”.
Con su liderazgo, Dominic lleva compañeros de su colegio a la biblioteca y varios son usuarios frecuentes. Además, suele ser muy participativo en las actividades y siempre le lleva stickers a Laura Daza, la mediadora de lectura que lo conoce desde que trabaja allí hace más de cinco años. “Dominic tenía un amigo con el que se veían en el parque y le propuso que más bien se vieran en la biblioteca y después iban al parque. Ahora a su amigo le gusta venir más a la biblioteca y se amañan acá”, dice Constanza.
El trabajo para mantener los procesos en la biblioteca
Lady enfatiza que una de las razones por las cuales siguen asistiendo niños y niñas a lo largo de los años a la biblioteca es porque sienten el lugar como un espacio cercano y seguro. El caso de Dominic es apenas uno notable entre múltiples personas que comenzaron asistiendo de bebés y que ahora llevan a sus propios hijos o sobrinos.
Protagonistas de la huerta bibliotecaria
De las actividades que ofrece la biblioteca, la favorita de Dominic es el taller que se realiza cada fin de semana con la huerta. Una particularidad es que la mayoría de procesos de huertas bibliotecarias en BibloRed los lideran personas mayores, excepto en Puente Aranda, donde niñas y niños son protagonistas y han revitalizado este espacio.
“En un ejercicio voluntario ellos cogieron picas, palas y empezaron a intervenir el espacio. Eso hace que la huerta se convierta en una ecoaula, un escenario para transitar el ensayo y error por medio de la investigación. Pensaba que para que no se aburrieran era necesario trabajar con las nuevas tecnologías, pero aquí los niños y las niñas decidieron no utilizar ningún aparato electrónico, sino untarse con la tierra”, dice Laura.
También, la mediadora de lectura explica que para mantener la atención de los niños y las niñas en cada mediación es necesario ir más allá de la preparación metodológica. Por eso, Laura siempre está investigando y reflexionando sobre cuáles pueden ser esos detonantes que despierten la curiosidad en las infancias y usar un abanico de posibilidades artísticas, además de las prácticas de escritura o lectura.
En los ejercicios de mediación de lectura de Laura es clave el lema de “escucharse con los ojos”. Esto surgió por el reclamo de atención de Gregorio, un niño que participaba y pedía que lo escucharan mirándolo. Laura dice que este tipo de comunicación es otra manera de leernos a nosotros mismos y suplir la necesidad que tenemos de ser escuchados.
A partir de este lema, Laura aprende de cada menor que asiste a sus espacios. Así, de Dominic destaca que: “me ha enseñado que la ternura es revolucionaria, porque es un niño que no le teme a expresar sus sentimientos y sus formas de entender el mundo. Él es bastante tierno en un mundo hostil, tiene una manera muy poética de enfrentar el mundo y se cuestiona mucho”.
En su experiencia como usuario de la Biblioteca Pública Néstor Forero Alcalá - Puente Aranda, Dominic asegura que ha conocido 50 amigos y amigas allí y espera cultivar más amistades en ese espacio bibliotecario. De ellos destaca a Leandro, Juan Diego, Matías y Daniel y quiere acordarse de todos, varios de ellos llegaron a la biblioteca por una invitación suya.
Las bibliotecas desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de las infancias, ya que proporcionan un entorno accesible y estimulante para explorar el mundo a través de los libros y las diferentes actividades. Además de fomentar el hábito de la lectura, también contribuyen a la imaginación, la creatividad y el pensamiento crítico desde edades tempranas. Así, en las bibliotecas públicas de BibloRed se trabaja para que los niños y niñas tengan oportunidades de acceder al conocimiento y desarrollar habilidades que los acompañarán a lo largo de su vida.