Johann van Beethoven quería que su hijo Ludwig fuera el próximo Mozart. Por ello, siendo el tenor de la corte de Bonn, sometió al muchacho al maltrato y a una dura educación musical, la cual por fortuna tuvo otros tutores de relevo mucho más gratos y de mayor estatura, como Christian G. Neefe y Franz J. Haydn.

Y aunque Beethoven fue muy precoz —publicó su primera obra a los doce años y a los catorce ya era el organista de la capilla del príncipe elector—, su genio temprano no recibió el mismo reconocimiento que el de Mozart. Pero si Mozart fue el culmen del clasicismo, de la música de las cortes, siempre mesurada y perfecta, Beethoven fue quien le dio humanidad y emoción. Podría decirse que fue él quien sacó la música de los palacios y la ofreció al mundo.    

Aunque siempre se vio beneficiado por la aristocracia, Beethoven usó su genialidad para desafiar el statu quo y alzar su propia voz como artista. Por eso su música conmueve y perturba; por eso, después de él, ya no fue posible componer o apreciar la música clásica de la misma manera; por eso su música ha llegado a permear todas las capas sociales de la naciente sociedad moderna.  

Muchas cosas estaban cambiando a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Era la época de la Revolución Francesa, de la Ilustración y de la caída del Sacro Imperio Romano Germánico. Algo nuevo nacía en el alma de Beethoven y como una fuerza de la naturaleza se abría paso a través de sus frustraciones de infancia, de sus anhelos republicanos e incluso de sus limitaciones físicas: la idea de que todos los hombres son iguales y de que el arte responde únicamente al genio creativo y a su poder de conectar con el mundo.      

Todo esto sin duda determinó la manera en que Beethoven asumió su lugar en el mundo y su propio oficio, desplazando los valores atávicos que se derrumbaban en cada rincón de Europa y colocando en el centro de su arte a la humanidad misma y a la hermandad entre los hombres.  

Son estos nuevos valores, todavía vigentes, los que llevaron a que 2020 fuera declarado como el Año Beethoven, en conmemoración del 250º aniversario de su nacimiento. Un homenaje cuyo foco parte desde su ciudad natal, Bonn, pero que, como toda su obra, se ha desperdigado por el mundo entero. 

Este mes, Efemérides BibloRed dedica su espacio a Ludwig van Beethoven, con un podcast en el que contaremos con especialistas que conversarán sobre su música, sus valores, su influencia y su legado. Los invitamos a escucharlo:

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