“La belleza de la música es cuando uno la comparte con otras personas, cuando estás en el escenario y se produce arte''
A pesar de la tarde gris y la inevitable lluvia que cayó en la ciudad aquel sábado de abril, la sala general de la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez - El Tunal se iluminó con las sonrisas, la curiosidad y la expectativa de las personas que poco a poco se acercaron para escuchar la música que cuatro jóvenes emitian desde una plataforma en toda la entrada de la sala, y fue allì, en medio del ensayo previo a su concierto en este espacio de lectura, que tuvimos el gusto de conocer al violonchelista Diego Hernández y al violinista Carlos Parra, que con gran amabilidad accedieron a compartir con BibloRed sus experiencias, recuerdos y puntos de vista alrededor del quehacer artístico.
Iniciemos con una breve historia del grupo y de sus integrantes
Diego Hernández (Violonchelo): El Cuarteto Peregrino es una idea que nació en el Festival de Música de Cámara de Popayán. En esta ciudad no existía un festival parecido, resultó de una idea que tuve y que consiguió el apoyo de la Universidad del Cauca y de algunas otras instituciones. Y fue así que en 2021 en su primera versión, conté con la maravillosa participación de estos músicos que hoy integran el cuarteto. Nos conocíamos de diferentes momentos de la vida pero fue allí cuando nos unimos.
El nombre surge por casualidad, lo pensé porque geográficamente hablando, cada uno de nosotros está en lugares distintos. Los violinistas, Carlos Parra y Paula Castañeda pasan la mayor parte del tiempo en Bogotá. Por su lado, Mimi Jung que es la otra violinista, vive en Estados Unidos, y yo estoy en la ciudad de Popayán. Entonces, siempre que nos encontramos es como un peregrinaje que cada uno hace para llegar al sitio de encuentro.
Lo interesante del Cuarteto Peregrino es que cada uno de los miembros tiene intereses distintos a nivel profesional y a nivel artístico pero todos tenemos en común el gusto por la música de cámara. Carlos es un excelente gestor cultural; Paula es la concertina de la Orquesta Filarmónica de Mujeres de la Filarmónica de Bogotá; Mimi y yo estamos interesados en la pedagogía, ella en universidades del exterior y yo como docente de la Universidad del Cauca.
Podría concluir que el Cuarteto Peregrino es un crisol de intereses y de habilidades que se ponen todas juntas a la hora del performance.
Este año el tema del Festival es la Belle Époque, ¿podrían contarnos cómo fue ese proceso creativo para realizar la curaduría del programa de su presentación en la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez?
Diego Hernández (Violonchelo): El Festival tiene un director artístico que es la cabeza que decide la temática que se tratará o cuál será el concepto. Este año se eligió la música francesa de la Belle Époque, y ese era el marco en el que podíamos movernos. Como grupo tuvimos que empezar a hacer una investigación, pensar qué obras llenarían las expectativas del Festival pero también nos aportaran profesionalmente. Nos sentimos muy felices de haber encontrado una obra de cuarteto de una compositora francesa, Germaine Tailleferre.
Para nadie es un secreto que las mujeres en la historia de la música han estado excluidas o hechas a un lado, porque casi siempre el gremio ha sido jalonado por hombres compositores. Como grupo sentimos que tenemos la responsabilidad social de reivindicar desde el arte y traer a la vida nuevamente esta música. Además, como intérpretes solemos caer en el error de programar lo famoso o llamativo, y caemos en un círculo de programar las mismas piezas. Esta fue una buena oportunidad para remover toda esa historia y quitarle el polvo a obras no muy conocidas y que es música absolutamente maravillosa.
Ustedes andan en constante movimiento, peregrinando por diferentes escenarios pero ¿qué sienten antes y cuando están en el escenario?
Carlos Parra (Violinista): Justamente esta mañana estábamos hablando que el día del concierto siempre hay nervios, un poquito de ansiedad y una gota de expectativa. Con los años uno va trabajando y la sensación va cambiando. Cuando era estudiante sentía muchos nervios, ya siendo profesional son menos pero siento las ganas de que el día del concierto llegue pronto porque es un día especial. Es casi como cuando uno es niño y quiere que sea Navidad. El escenario es el lugar más feliz y especial para un artista, no hay otro lugar igual, cada presentación es única. Para mí, el escenario es casi como una medicina, descargo adrenalina y salgo renovado con ganas de salir a bailar y a cantar.
En ese sentido, creo que los artistas somos un poco adictos al escenario, buscando esa sensación de plenitud cuando se está haciendo arte frente a otra gente. Uno puede tener una experiencia muy íntima en la casa, estudiando uno solo pero la belleza de la música es cuando uno la comparte con otras personas, cuando uno está en el escenario y se produce el arte.
Diego Hernández (Violonchelo): Previo a un concierto, uno ocupa la mayor parte del tiempo en resolver asuntos que tienen que ver con la mecánica, la logística o la técnica pero en el escenario pienso cómo le podemos comunicar a la gente, no a partir de las palabras sino del sonido. Ese es el reto más grande porque eso implica la necesidad de mantener enganchado al público con la historia que estamos contando, que es una historia sonora. Entonces yo pienso que en el escenario, me olvido de mì y me dejo ir, porque es el momento de contar la historia, ya no tienes tiempo de titubear, de dudar. Simplemente estás ahí para el público.
Tradicionalmente se ha pensado que la música clásica es del gusto de algunos sectores sociales o de personas muy culta ¿Qué sienten al ser parte de iniciativas como estas que buscan llevar este tipo de música a más y diversas audiencias, a espacios alternos como lo son las bibliotecas públicas?
Diego Hernández (Violonchelo): Para mí el arte es algo para todas las personas, es decir, democrático, no es selecto. Históricamente se ha caído en el error de marginar y pensar que la música, la pintura, la literatura, la poesía son para el erudito, y eso le ha hecho mucho daño a la sociedad porque en algún momento la gente empieza a sentirse excluida; y cuando se les invita a un concierto de una orquesta sinfónica salen a correr porque dicen ¿cómo será que hay que ir vestido? yo me voy a aburrir o ¿para qué voy si yo no sé de eso? y lo peor, es que muchos artistas se encargan de reforzar esas barreras.
Otro tema es que en la Academia te hacen creer que una música es más válida que otra y eso no es cierto. Yo vengo del Cauca, y la chirimía es una de las músicas territoriales más representativas, entonces que a ti te vengan con el cuento de que es mejor la música europea que se hace con un violín o que es más digna de ser estudiada y de ser escuchada que esa chirimía caucana, es absurdo.
En ese sentido, a mi sí me parece maravilloso que en todos los espacios que se están abriendo actualmente en el país, se esté pensando justamente en esa democratización de todas las expresiones artísticas porque es inherente y nos da esa condición de ser humano, de estar en contacto consigo y que en mi caso, me permite tender puentes, comunicarme con otras personas y de esa manera construir una red, un tejido social.
Carlos Parra (Violinista): Yo creo que hay un planteamiento falso de que hay que ser culto para poder escuchar música clásica. Sin embargo, estos conciertos no tienen la intención de ser didácticos, ni decir que somos gente inteligente y que lo que hacemos está bien y lo que la gente conoce es malo. En este país la sensibilidad no es algo que culturalmente aprendamos desde pequeños, aquí la educación se centra en oficios, saberes técnicos, matemáticas, biología, química etc. es como si las artes no le pertenecieran al ser humano y creo que es necesaria una educación en la sensibilidad.
Un ser humano sensible no necesita entender que es una forma sonata, que es una fuga, que es una progresión armónica, no necesita saber eso, reconoce la belleza cuando la ve o entiende el lenguaje artístico cuando está frente a él: una pintura, una obra de teatro, una chirimía, una ópera, un bambuco, o una batucada en el barrio. Como grupo no queremos pararnos ahí y que el público solo escuche, tampoco hacer un concierto explicativo y dar datos que la gente va a olvidar; nosotros buscamos conectar con el público porque el arte está hecho para trascender, queremos ser cercanos para que tengan una experiencia fuera de lo común, que se salga de la cotidianidad.
¿Qué le dirían a aquellos jóvenes o personas que por miedo no se dedican a la música clásica?
Carlos Parra (Violinista): Vale toda la pena del mundo, el camino no es fácil creo yo para ningún oficio. El camino no es derecho ni todo para arriba, a veces oscuro, a veces incierto pero si uno está convencido y tiene disciplina, las cosas llegan. Los músicos estamos muy condicionados por dos cosas, lo primero, el éxito artístico que muchas veces se confunde con el talento, estoy seguro y lo he visto una y otra vez que una persona disciplinada, supera el talento fácilmente. Si tienes disciplina y talento, te va a ir súper bien pero si de repente uno siente que no es tan talentoso, la disciplina puede con todo. El ser humano es asombroso, es capaz de superar un montón de cosas que creemos insalvables pero la disciplina es la respuesta.
¿Cuál es el escenario de sus sueños?, ¿En cuál festival les gustaría tocar?
Diego Hernández (Violonchelo): Nosotros disfrutamos muchísimo del hecho de poder encontrarnos porque es una rareza coincidir y que las agendas concuerden. Entonces para nosotros cualquier escenario que nos permita juntarnos a hacer música con la intensidad, con la pasión, con el rigor acostumbrado, es soñado. Podríamos estar tocando en el Teatro Mayor en este momento, en la Tadeo, en el Colón pero estamos aquí en la Biblioteca Pública Gabriel García Márquez - El Tunal y nos sentimos absolutamente felices. Nos pusimos nuestros mejores atuendos y estuvimos ensayando toda esta semana para traer un concierto como el que la gente de cualquier sitio merece escuchar.
Como grupo disfrutamos pasar tiempo juntos y compartir. Claro que hay unas salas mìticas en las que uno pudiera tocar porque históricamente tienen una carga interesante y muchos músicos que admiro han tocado allí pero eso pasa a un plano secundario entendiendo que justamente, en atención a nuestro nombre, peregrino, el gusto de lo que hacemos está en ese peregrinar sea donde sea que estemos tocando
¿Qué se viene para el Grupo, dónde podemos verlos?
En octubre estaremos en el Festival de Música de Cámara de Popayán, nuestro festival. Tenemos otros proyectos que serán anunciados oportunamente, en su debido momento a través de nuestras redes sociales en las que nos encontramos como Cuarteto Peregrino.
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