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Leer la violencia en el arte y la literatura

Leer la violencia en el arte y la literatura

Lunes, Febrero 20, 2023 - 12:24
Big Bang Lector, el pódcast de la Escuela de Lectores de BibloRed, trae un episodio con el profesor Elkin Rubiano, quien analiza las distintas formas de conocer la historia de Colombia desde el arte y la lectura

¿Cómo leer la historia de un país tan violento y abordar temas complejos y dolorosos desde el arte y la literatura? El director del área de Humanidades y Estudios Literarios de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Elkin Rubiano, hace un análisis en este episodio del pódcast Big Bang Lector, de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá, BibloRed.

Transcripción

Créditos

Entrevistado: Elkin Rubiano, sociólogo de la Universidad Nacional, magíster en comunicación de la Universidad Javeriana, doctor en historia del arte de la Universidad Nacional y director del área de Humanidades y Estudios Literarios de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Guion y presentación: Diana Guzmán, líder de la Escuela de Lectores de BibloRed.
Producción y edición: David Fernando Rocha, productor de audio y podcaster de BibloRed.
Dirección: Isabel Salas, líder del equipo de comunicaciones de BibloRed.

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Cabezote: Este es un pódcast de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá, BibloRed.

En el principio, todo era silencio y oscuridad. Big Bang Lector. Bienvenidos al pódcast de la Escuela de Lectores de la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá, BibloRed. ¿Qué fue primero? ¿El lector o la lectura?

Diana Guzmán: Hola, este es otro episodio del pódcast Big Bang Lector, de la Escuela de Lectores de BibloRed. Abrimos este 2023 con un pódcast muy interesante y con un invitado aún más interesante. Vamos a hablar de arte, de lectura, de duelo, de violencia, también a través del arte. Y para eso hemos invitado a un experto, el profesor Elkin Rubiano.

Elkin es sociólogo de la Universidad Nacional, magíster en comunicación de la Universidad Javeriana, doctor en historia del arte de la Universidad Nacional y además director del área de Humanidades y Estudios Literarios de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y pues un amigo muy querido de la casa.

Bienvenido Elkin, muchas gracias por aceptar esta invitación.

Elkin Rubiano: Hola Diana, muchas gracias por invitarme aquí a este pódcast de la Escuela de Lectores. Muy contento de estar aquí.

Diana Guzmán: Elkin, tú has hecho un trabajo muy interesante a través del arte, de la crítica de arte y del diálogo sobre el arte. Este es un pódcast de lectura, pero nosotros también consideramos que hay muchos ejercicios y muchas maneras de leer y una es, evidentemente, la imagen, el arte. Eres, además, autor del libro Los Rostros, las tumbas y los rastros, publicado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Empecemos por ahí Elkin, ¿cómo leer la historia de un país tan violento, con una historia tan variopinta y tan cruel en las obras de arte?

Elkin Rubiano: Esta, desafortunadamente, es una historia larga, la de la relación entre literatura y violencia y arte y violencia en Colombia. Eso ya es preocupante. Cuando yo estaba haciendo esta investigación, hice una especie de curaduría virtual que me sirviera como archivo y empecé a recoger obras de arte que hicieran referencia a la violencia en Colombia y algunas de ellas que fueran emblemáticas. Y un archivo que va de 1948 a 2016, sin ser exhaustivo, sino recoger, digamos, obras tipo representativas. Creo que recogí alrededor de 60, pero es sorprendente, entonces uno se percata de esa relación, la del arte, la del teatro, la del cine, que es persistente a lo largo de la historia de Colombia.

Entonces, para uno como investigador, es muy interesante tener acceso a esos archivos y obras, pero como ciudadano no deja de ser, desde luego, bastante preocupante que esa historia esté atravesada siempre por la muerte, por la violencia, por los ríos de tumbas, por las masacres, por la teatralización de la masacre. Y creo que, precisamente, en el ámbito de la creación, esto resulta trabajado de una manera especial.

Una cosa es la reportería gráfica, una cosa también puede ser la tradición oral, pero cuando la literatura o las artes plásticas y visuales abordan esto, pues logra visibilizarse de determinada manera, ¿no? O relatarlo de determinada manera, que creo que es lo que resulta clave, ¿no?

Lo que resulta clave es que nos hace ver la situación desde una perspectiva a veces impensada, que no es inmediata. Todos los datos de masacres, asesinatos, desaparición forzada, si aparecen en la vida cotidiana, aparecen de manera inmediata, por ejemplo, por las noticias hoy en día, por las redes sociales, y esa inmediatez va en contravía, por ejemplo, de la reflexión, de la conmoción o de la sensibilidad con respecto a eso, ¿no?

Cuando la información es mucha, y entonces en Colombia también la información es mucha, la de la masacre, que la masacre de hoy o la noticia de la masacre de hoy hace olvidar la masacre de ayer, ¿no?

Entonces, precisamente, lo informativo es periódico, ¿no? De eso, pues la palabra periódico tiene que ver con esa periodicidad, pero también con la profusión de la información, y esa profusión de la información no permite que algo se grave en la memoria, un asunto de olvido, o algo que también logre grabarse, lo voy a decir de esta manera en el corazón, que pasa, por ejemplo, por la construcción de sentimientos morales, ¿no?

Una cuestión muy preocupante, entonces, con esta historia persistente de violencia, es que como ciudadanía muy difícilmente nos activamos, ¿no? Entonces, creo que...

Diana Guzmán: Y nos conmovemos.

Elkin Rubiano: Y nos conmovemos, exacto, nos conmovemos, de hecho, voy a resumir acá algo, hay obras emblemáticas sobre la violencia en Colombia, como la de Alejandro Obregón, llamada Violencia, de 1962, y normalmente cuando uno mira o hace historiografía sobre esta obra, uno encuentra que son críticos de arte, periodistas que dicen, oh, esto es conmovedor, esto es terrible, Obregón es un gran maestro, es un gran maestro, y no dejan de ser como palabras, porque finalmente la obra de Obregón es restrictiva, elitista, está de alguna manera clausurada para la mirada de la ciudadanía.

Entonces, una de las cuestiones claves para ver esto, lo voy a plantear como de la manera más sencilla que pueda, es que si bien el arte, la literatura, el cine, permiten construir otros relatos, otras formas de mirar o de narrar, que van en contravía de lo periódico, de la profusión de la información, si bien tienen la posibilidad de hacer eso, esa potencia, su impotencia al mismo tiempo es lo restrictivo, los pequeños públicos, pequeños públicos de lectores, pequeños públicos de arte, pequeños públicos de teatro.

Entonces, solo para plantear el problema, muchas veces hay artistas que se asumen a sí mismos como artistas comprometidos, o creadores comprometidos, pero creo que cuando uno se asume como creador comprometido, tiene que pensar no solo en la obra, en la creación, sino también en su alcance, en la audiencia, en los públicos, en la televidencia, en todo esto, y normalmente muchos artistas no lo conciben de esa manera, consideran que la agencia artística pasa por lo creativo,  pero no por la divulgación, la difusión, la recepción, la interpretación, entonces esto es bastante complejo.

Diana Guzmán: Y paradójico, ¿no? Porque si uno piensa, por ejemplo, que la literatura, el arte, el teatro, el cine, tienen en este caso de alguna manera la función, vamos a utilizar un término muy general, de humanizar esos aspectos, digamos, de la historia nacional que han sido tan crueles, pero no llegan a donde deben llegar, pues hay una relación absolutamente paradójica que está atravesada por la exclusión, ¿verdad?

Aunque la historia que estén narrando estas obras tengan como protagonistas al grueso de la población que no tiene acceso a las galerías o a las librerías o al cine.

Elkin Rubiano: Pongamos casos, algo que me interesa a mí de la producción, por ejemplo, en artes visuales y plásticas durante las dos últimas décadas, tiene que ver con que, aunque esto no es novedoso, pero digamos se intensificó, que los artistas visuales y plásticos no trabajan ya en el taller, no trabajan necesariamente en el taller o en el estudio o exclusivamente en el estudio.

Es decir, Obregón hace violencia en su estudio. Eso quiere decir que, por ejemplo, la mujer victimizada que aparece en ese cuadro, pues no es una mujer real. Es alegórica.

Entonces, voy a plantearlo de esta manera. Por ejemplo, cuando los artistas que trabajan en el estudio o tradicionalmente trabajaron en el estudio en Colombia, cuando hablaban o suponían que habían víctimas y victimarios, por ejemplo, la noción de víctima siempre era una noción lejana. Muy ajena. Ajena, eso. Y cuando es ajena, toda la riqueza que hay desde el punto de vista técnico y artístico de los grabadores colombianos en la década del 50 y el 60, que se interesa mucho por los desollados, pues no tienen ningún problema en llegar a un preciosismo formal con respecto a la masacre o el desollamiento.

No hay problema. Y yo creo que prácticamente no hay problema precisamente porque esa víctima no tiene biografía, no tiene rostro, no tiene nombre, sino es alegórica. Lo que ha cambiado de manera profusa es que los artistas o los documentalistas, pero en el caso de los artistas visuales y plásticos, empezaron a trabajar en territorio con víctimas, sobrevivientes y perpetradores de hechos atroces.

Y eso, según yo hago la indagación, empieza a ocurrir aproximadamente desde el 2005. Y ocurre desde el 2005, una hipótesis creo que comprobada en el libro que tú acabas de señalar, es que eso fue posible por una de las últimas experiencias de justicia transicional en Colombia, la ley de justicia y paz entre el gobierno y los paramilitares y otros grupos armados o militantes de grupos armados que quisieran acogerse a la ley de justicia y paz.

Y de alguna manera, en todo ese contexto de justicia y paz, a los territorios llegaron con seguridad ONGs, investigadores académicos, funcionarios del Estado y artistas.

Entonces a partir de 2005 hubo como una especie de pacificación de esos territorios.

Diana Guzmán: O sea, lo que digamos podríamos resumir un poco de lo que has dicho es que este proceso de justicia transicional y de todo lo que decantaría el proceso de paz, de alguna manera acerca a los artistas y a las artistas a hablar y a participar en los escenarios en donde aquello de lo que van a hablar ocurre.

O sea, ahí hay un proceso de acercamiento y de diálogo humano que tal vez antes no había.

Elkin Rubiano: No había porque so pena de muerte.

Diana Guzmán: Claro, era imposible.

Elkin Rubiano: Imposible, salvo Alfredo Molano que tenía ya una red y tenía derecho o protección para entrar. Se lo había ganado. Se lo ganó con 40 años de trabajo. Entonces los Alfredos Molano, muchos investigadores que habían trabajado tradicionalmente en el territorio eran los que podían hacer crónica e investigación. Pero es decir, a partir de una larga historia de trabajo en el territorio.

Diana Guzmán: Elkin y ¿qué opinión te merece, hablando un poco de esas narraciones del reconocimiento de la voz de aquellos que han sufrido el conflicto armado, el trabajo que hizo la Comisión de la Verdad?

Elkin Rubiano: Podemos llegar allá porque un poco lo que ha sucedido desde comienzos del 2000, particularmente a partir de 2005, cuando los artistas, investigadores, que no solo de la Comisión de la Verdad sino todo el trabajo que hicieron en campo y los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica. Porque es una metodología que se replica de alguna manera cuando estuvo Gonzalo Sánchez. Exactamente. ¿Qué es lo que se hizo?

Pues la metodología, los investigadores que van a terrenos sin que los asesinen. ¿Qué es lo que sucede cuando los funcionarios públicos, los investigadores, las ONGs, los artistas van a territorio? Lo que se va a encontrar, y esto va a ser impresionante, es que hoy en día para la mayor parte de nosotros esto ya es evidente. Pero no era evidente antes del 2005-2006, y era la cantidad de víctimas que fueron a las audiencias públicas donde los paramilitares rendían indagatoria.

Ese es un fenómeno de visibilización corporal, gestual, de las víctimas en Colombia, porque entre las mismas víctimas no se conocían. Pero la misma noción de víctima, la ley de víctimas, y que una gran cantidad y millones de personas logren congregarse a partir del dolor, no para quedar en clave al dolor, sino para construir una ciudadanía activa, creo que es muy importante.

Y esa ciudadanía activa terminó también entonces enlazándose con creadores, que es el tema central. Una cosa es tener las víctimas como una alusión lejana, alegórica, metafórica, como la ha trabajado tradicionalmente visualmente el arte.

Y la otra es cuando los artistas van y caminan por el territorio. ¿De quiénes puedo hablar yo? De Juan Manuel Echavarría o documentalistas muy conocidos como Jesús Abad Colorado. ¿Cuál es el método de trabajo de ellos? Andar. Caminar. No, los andares. Los andares del territorio. Y conocer cuando se anda y se camina con las comunidades, pues lo primero que aparece es la escucha.

A propósito de esta cosa de cómo leer, entonces lo que yo me he percatado, lo que yo me he percatado, por ejemplo, de estos creadores, que aunque el resultado final siempre es visual, creo que lo más importante es lo auditivo.

Es escuchar y escuchar la palabra del otro, el testimonio, porque estamos atravesados por el testimonio.

¿El testimonio qué es? Un texto, un texto oral que hay que escuchar y que hay que interpretar, pero de pronto no juzgar. Entonces cuando muchos perpetradores de Echavarría trabajan con artistas que me parecen un gran logro, su habla está muy liberada porque no está circunscrita a la lógica transaccional de cuánto voy a ganar, pero por ejemplo Yolanda Sierra, que es abogada y trabaja temas de justicia transicional, ha explorado la posibilidad de que obras de arte tengan un peso en estados judiciales.

Interesantísimo. ¿Cómo va eso? No sé, pero se plantea primero desde la Academia, porque hay ahí a composición de actores, territorio, tiempo y lugar. Ahí están narrados y los testimonios que acompañan a sus cuadros, pues están indicando qué fue lo que sucedió, por ejemplo, en un masacre, en una toma guerrillera de un pueblo, de una estación de policía, qué sé yo.

Entonces ahí aparece el tratamiento. Una cosa es, los grabadores que señalé al comienzo que pueden trabajar con preciosismo formal, el desayunamiento, y otra cosa es la fotografía de Jesús Abato Colorado, que conoce el nombre de las personas.

El territorio, el lugar. Conoce el territorio, la biografía, y ha estrechado vínculos con ellos, es el compadre, el padrino.

Entonces cuando usted ya tiene a un sobreviviente, usted no lo va a victimizar.

La iconografía de la víctima, de hecho, se transforma, porque la iconografía de la víctima pasada siempre tiene un cuerpo horizontal y derrumbado, es decir, es de derrota. En cambio, hoy en día, cuando aparece una víctima, por ejemplo, en el caso de Jesús Abat Colorado, aparece en el momento de la activación de la ciudadanía. Después de la masacre, claro, hay llanto, pero después del llanto hay que comer y hay que hacer una olla comunitaria. Hay que hacer una olla comunitaria. Entonces, de pronto, Jesús Abad Colorado se concentra en lo que sucede en la olla comunitaria.

Es una manera distinta de leer el conflicto, de interpretarlo y de construir narrativas. Y yo creo que se han construido narrativas distintas durante los últimos 15, 20 años, que de pronto no han llegado a una gran audiencia.

Pero la exposición del testigo de Jesús Abad Colorado y todavía está, todavía está. Es decir, tres años, estaba dispuesta para seis o ocho meses, lleva tres años o tres años y medio.

Y la gente que va allá, porque yo fui en total, calculo 200, 250 estudiantes entre una visita y otra, es muy difícil que un estudiante no salga.

No sólo tocado emocionalmente, no sólo tocado afectivamente, sino que ese toque de afección va acompañado de un momento reflexivo.

Reflexión recurrente en estudiantes que viven en Bogotá. Si esto sucedió allí en Cundinamarca, porque yo nunca me di cuenta. Y eso es como un choque. Es como un choque. Y yo creo que esos choques son muy importantes. Pero esos choques están siempre en relación con la construcción de una audiencia y un público que ojalá tiene que ser amplio.

De modo que los lenguajes también tienen que transformarse.

Diana Guzmán: Y el lugar de, digamos, del artista como mediador, ya no solamente como genio que transforma de manera casi que transhumana un hecho humano, sino como mediador que dialoga con quienes viven ese hecho. Y muchas veces el mismo artista también ha sido víctima, digamos, del conflicto armado.

A mí me surge una pregunta alrededor de un texto teatral que también tuvo un impacto bastante grande. Claro, en Colombia el público teatral es muy reducido porque los costos son considerables para un país en donde usted va a teatro o come.

Pero estaba pensando en el Labio de Liebre del Grupo Petra, de Fabio Rubiano específicamente, que también generó, por decirlo de alguna manera, un ruido muy interesante alrededor de la idea del victimario, entre comillas, como un ser que tiene una cantidad de cualidades en el sentido amplio del término, una cantidad de características humanas, ¿no?

Pero que además tiene miedo de reconocer a sus víctimas que se aparecen de modo espectral, que me generó un poco de conflicto el asunto, pero que se aparecen de modo espectral en su exilio, entre comillas, obligado, voluntario y conveniente.

¿Tú qué consideras, por ejemplo, en el caso del teatro en Colombia, que siempre ha sido un escenario de muchísimas expresiones artísticas muy poderosas y muy combativas, digámoslo?

¿Qué piensas tú del Labio de Liebre, por ejemplo?

Elkin Rubiano: Yo creo que también con labio de liebre hay un cambio en la dramaturgia de la violencia en Colombia, un cambio de la dramaturgia, porque en la literatura, en la pintura, en la dramaturgia y en el cine, en distintos grados el conflicto en Colombia se ha construido a partir de buenos y malos, de víctimas y victimarios. Esa es una visión binaria del conflicto.

Y esa visión binaria es errada, binaria y antagónica. Está errada. No, básicamente porque uno no puede construir la subjetividad de alguien como victimario y no más. Sencillo, mira, el caso es muy sencillo. Cuando hoy parte de la ciudadanía le dice a los guerrilleros desmovilizados y que hacen parte de la sociedad civil y lo sigan llamando guerrilleros, como hoy le dicen al presidente de Colombia, un tipo por allá guerrillero, que es una gran infamia, que es que construyó usted esa subjetividad, esa manera.

Pero eso es sustancializar una identidad. Porque al que usted, digamos como ciudadano, le dice violador de niños, asesino, seguramente a los 12 años fue llevado contra su voluntad a un grupo armado.

Por supuesto. A eso se le llama zonas grises. Y normalmente la literatura, normalmente, digo, a distintos grados, ha gustado el antagonismo de víctima a victimario.

Eso es algo que se suspende en Labio de liebre, por ejemplo. Yo creo que hay muchos logros. Primero, porque dramaturgicamente, y es algo también que se libera hasta ahora y leyendo algunas entrevistas de Fabio Rubiano, es que a él no le interesa moralizar. No, ni enseñar. Sin embargo, hay mucho teatro moralizante y mucha literatura moralizante.

Entonces, no le interesa moralizar, sino le interesa al elemento dramatúrgico. ¿Qué sucede en el elemento dramatúrgico? Una cosa muy interesante es que allí no hay víctimas y victimarios.

Hay unas zonas grises y hay dramaturgicamente un momento en el que se intercambian zapatos.

Diana Guzmán: Y hay encuentros humanos.

Elkin Rubiano: Y el intercambio de zapatos es como que las que habíamos identificado como víctimas asumen la posición de victimarios en algún momento. Y ese cambio, hacerle justicia al enemigo, creo que aparece allí.

Eso es una cosa. Lo otro, en quitarle toda la dimensión melodramática al evento atroz. ¿Cómo le quita el elemento melodramático?

Porque una cuestión es sensibilizar y otra cosa es ser sensiblero. Y lo que es sensiblero desde el punto de vista literario, cinematográfico y artístico creo que es desacertado.

Entonces, hay algo que la manera de liberar el melodrama de esto es mediante lo cómico. Y finalmente termina siendo una obra circense.

Entonces, es circense. Ellos son payasos. Yo siempre los veo como payasos. No solo porque uno se ríe, sino la puesta en escena. Y hay algunas personas que no lo soportan. Está bien, ¿no? ¿Cómo me voy a reír de que a alguien le decapitaron la cabeza?

Entonces, ahí hay unos logros. Explorar las zonas grises, hacer reír sobre la tragedia y no llorar, que es lo que hace, por ejemplo, la vida es bella.

Dicen que la mejor película del holocausto es La Vida es Bella. Convirtió lo cómico en trágico. Yo creo que algo parecido sucede con Labio de Liebre. Y creo que son las cosas que toca explorar, ¿no?

Liberarse de los antagonismos del bien y del mal, hacerle justicia al enemigo y reconocer que en algún momento puede ser víctima y construir relatos, narrativas e imágenes que superen la reiteración de la violencia mediante los odios heredados y explorar, que es lo que yo exploro en mi libro, la idea de los dolores heredados.

Diana Guzmán: Ajá. Pero entonces estaba también ya para ir cerrando esta conversación que creo que merecería una segunda parte. En el cine yo últimamente he visto películas muy interesantes como Salvador. Es una película colombiana sobre la toma del Palacio de Justicia, pero la toma es tangencial, pero es sobre las desapariciones, pero también la humanidad que se va corrompiendo por el miedo. No es un guerrillero ni es, digamos, un soldado, pero es un hombre cruel.

Y está también Los Reyes del Mundo de Laura Mora. Y creo que también el cine está dando un giro muy interesante y que tiene que ver con la construcción o por lo menos con la enunciación de una memoria que va a incomodar al lector. O sea, como tú lo has dicho, el lector está acostumbrado porque ve telenovelas, a que hay buenos y hay malos.

Y estas narrativas tanto del arte, del cine, del teatro, de la literatura, por ejemplo, con Daniel Ferreira, que también es un autor que rompe esa idea binaria, debe incomodarse, ¿no?

Entonces yo quisiera que tú nos ayudaras, digamos, a completar esta idea de cómo este lector y este receptor tiene que incomodarse.

Ya no puede ser un lector que esté sentado esperando que le digan todo y que esté sentado hablando del bien y el mal, oscuro, claro, sagrado, profano, ¿no? Sino que necesita incomodarse, necesita removerse.

Elkin Rubiano: Los Reyes del Mundo, es muy interesante porque Los Reyes del Mundo además está en Netflix.

Yo, por casualidad, hace 15 días vi una cadena de textos en Facebook que comentaba la película. Y para sorpresa mía, porque uno vive en un círculo restrictivo que siempre es provincia, ¿no? La provincia de la academia. Por ejemplo, eso, uno puede hacer análisis de audiencia en redes sociales. Me encantó la cadena, pero para comprender ese otro tipo de interpretación. Decían, pero si esos son ñeros.

Esa es una gran parte de la recepción, ¿sí? Porque alguien compartía el post diciendo, una gran película colombiana, yo no, pero qué gran película colombiana va a ser? Mostraron ñeros, unos gamines, bazuqueros. Si decían eso yo, uy, hay una gran audiencia que o ha visto la película en Netflix o ha visto el cartel y el solo cartel decía, ¿cómo van a decir que una película es maravillosa cuando los que están montados ahí en ese tráiler son ñeros?

Eso es lo que toca también pensar. Cuando uno se pregunta qué es necesario ampliar las audiencias, pues las audiencias llegan hasta allá. Y este es un tipo de relato que descoloca lo que uno piensa debe ser la noción de víctima, por ejemplo.

A mí me encanta la película porque estos muchachos casan todo el tiempo, pero siempre están levantados. Siempre están vivos. Son los reyes, ¿no? Hay una escena maravillosa cuando después les han dicho que no tienen la restitución de tierras y entran los tres chicos a un bar y el más pequeñito está sonando una cumbia y coge una cerveza que es de otra persona y se la toma porque lo estaba esperando a él.

Un rey no pide permiso. O cuando salen de la gasolinera y arman... Y arman eso y echan un manifiesto. Ese manifiesto nunca va a estar en la... Esa es la otra manera de criticar.

Pero, por ejemplo, me gusta todas las licencias narrativas que tuvo Laura Mora en hacer cosas que otros directores no se han atrevido en Colombia.

Licencias que para mí no resultan afectadas o forzadas. Como llegar a la montaña a un prostíbulo fantástico donde alguien está tocando un piano desafinado con partitura. ¿Alguien se atreve a hacer eso? Casi nadie sin llegar a la afectación, que era lo que en los 80 y 90 se llamaba cine arte en Colombia, que era cine pésimo.

Esta mujer hizo algo con la naturalidad porque está bien narrado y el flujo de imágenes es coherente y se permite esas licencias muy unidas al surrealismo. Parecen películas de otro mundo y estamos hablando del conflicto y el realista siempre va a decir, pero eso es fantástico. Esa no es la vida de esos muchachos. Pues es que se está narrando. Y lo que me interesa es que allí no se construyó una idea de unos niños victimizados pobrecitos, sino que estos niños son unas chandas también. Y son alegres. Pero tienen derecho a la felicidad y tienen derecho a la destrucción, a la fiesta, a la destrucción y todo eso. Aparece ahí sin moralismo.

Es que liberar la narración y la creación de la moralidad es muy importante. Fabio Rubiano no está moralizando y es común moralizar en teatro cuando se toman esos temas. En cine es fácil moralizar y Víctor Gaviria moraliza. Es el padre de todo esto y es clave como vieron históricamente, pero él moraliza.

Y creo que Laura Mora, que se inscribió a esa tradición nacida por Víctor Gaviria, tiene la capacidad de inscribirse en la tradición, pero construir otras alternativas. Y en eso me parece como fantástico.

¿A qué público llega eso? Potencialmente más de una sala de cine. Está en una plataforma con expansión. Pero en Netflix fue una de las películas más vistas. Eso es importante, ganar esos públicos e ir construyendo otras narrativas.

Que no son las narrativas del entretenimiento tradicional. Entonces creo que por ahí hay mucha exploración y lo que a mí me gusta y me emociona, porque me emociona todo esto, es que se está haciendo.

Diana Guzmán: Así es. Y bueno, ya para ir cerrando agradecerte, pero además dejas muchas posibilidades de reflexión. Nosotros desde las bibliotecas obviamente consideramos que la lectura es importante, pero también la lectura es una práctica de construcción, de incomodidad.

A mí me parece terrible la idea del asistencialismo a las comunidades. Hemos tratado también de cuestionar esas posiciones de que nosotros debemos llevar a las comunidades cuando las comunidades tienen su propia dinámica y que son instituciones en sí mismas. Tienen sus propias normas, reglas y creo que lo que tú nos has hoy puesto sobre la mesa nos lleva también a nosotros y a nosotras como mediadores, coordinadores de biblioteca, personas que trabajamos en el mundo de la cultura escrita a esa necesidad de descolocarnos y de dejar de considerar que somos grandes personajes porque llevamos libros a los barrios.

Eso es una parte muy mínima de todo lo que hay que hacer y creo y me quedo con lo que has dicho sobre la escucha. Aprender a escuchar al otro es para mí la única posibilidad de hacer un trabajo responsable con los otros.

Así que te agradezco mucho por tu presencia que estuvo muy interesante.

Elkin Rubiano: Muchas gracias por los intercambios. Y a propósito de escuchar, es una de las maneras de leer. Leer un gesto, leer un cuerpo, leer un paisaje.

Diana Guzmán: El buen lector es un buen escucha en todo sentido. Así es. Para todos y todas, muchas gracias por acompañarnos en este nuevo episodio del pódcast Big Bang Lector.

Nos vamos a ver pronto con una sorpresa muy interesante para dialogar sobre el 8M. Muchas gracias. Les habló Diana Guzmán, líder de la Escuela de Lectores de BibloRed.

Cierre: Escucha y descarga todos nuestros pódcast y contenido de audio en la sección BibloRed Pódcast, en www.biblored.gov.co

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Diana Guzmán, líder de la Escuela de Lectores, tiene una conversación pedagógica con el invitado donde recuerdan cómo se han narrado varios sucesos que marcaron la violencia en el país, desde los libros, el cine, las pinturas y el teatro.

Dentro de este episodio se recomiendan obras de autores que dedicaron su vida a contar la memoria histórica de Colombia: uno de ellos es Alfredo Molano, sociólogo y escritor de libros como Cartas a Antonia, Trochas y fusiles, Aguas arriba, Ahí les dejo esos fierros, Años de tropel, entre otros que puedes encontrar en el catálogo de BibloRed.

Asimismo, en la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá encuentras el libro La violencia en Colombia, según Fernando Botero, editado por el profesor Elkin Rubiano.

BibloRed Pódcast te trae una recomendación para ti

Escucha la historia de la cantautora Isabel Ramírez La Muchacha, quien cuenta su postura política y visión de país en este episodio de Big Bang Lector, disponible en Spotify, Google Podcast, Apple Podcast y www.biblored.gov.co

Toni Morrison: escritura de belleza y resistencia

Toni Morrison: escritura de belleza y resistencia

Viernes, Febrero 17, 2023 - 17:17
En 1993 la escritora estadounidense recibió el Premio Nobel de Literatura. Sigue siendo hasta el momento la única mujer afro en recibir esta distinción. Su obra es una reflexión sobre el racismo, la violencia, el odio y el amor

Por Sergio Alzate

De niña, Chloe Ardelia Wofford se reunía con sus hermanos alrededor de su abuela para escucharla hablar. Embelesados, los pequeños se perdían entre los relatos de los negros esclavos en Estados Unidos, las gestas por su dignidad, las leyendas y los mitos de personajes que luchaban contra los amos blancos, las pícaras historias folclóricas y las desgarradoras cicatrices que el racismo estructural dejó en cada cuerpo moreno, oscuro, negro, africano. 

Y allí ella, Chloe, que no se llamaría así por mucho tiempo. Ella: escuchando todo con la misma pasión con la que años más tarde leería a Lev Tolstói y a Jane Austen. Ella: heredando sin saber y sin querer toda una historia de violencias, vejaciones, torturas, humillaciones y muertes, pero también de amor, amistad, resistencia y orgullo. Ella: absorbiendo las palabras de su abuela hasta guardarlas en sí como una especie de nuevo órgano, tan vital como el cerebro, el corazón o los pulmones.

Ella: que décadas más tarde sería conocida en todo el mundo como Toni Morrison.

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Foto tomada de la web

Al googlear el nombre Toni Morrison, aparecen millones y millones de resultados. Al abrir los primeros enlaces, que suelen ser resúmenes sobre su biografía, además de una que otra entrevista, se dice casi que sin excepción un dato fundamental: fue la primera mujer afro en ganar el Premio Nobel de Literatura, galardón que obtuvo en 1993.

Sin embargo, este dato es engañoso: decir que fue la primera mujer afro en obtener el premio literario más importante del mundo, es crear implícitamente la imagen de que luego de ella ha habido al menos una segunda. Una sucesora, otra excepción a la regla de los hombres blancos, heterosexuales y occidentales que conforman la mayor parte de los laureados.

Y no es así. Toni Morrison sigue siendo la única en ser galardonada con el Nobel, a pesar de no haber sido ni ser la única mujer negra en escribir.

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Cuando los libros llegaron a la vida de Toni Morrison fue una historia de amor: ella no pudo alejarse más de ellos. Esos artefactos guardianes del relato, no se diferenciaban demasiado de las palabras de su abuela. Eran memoria viva, la historia en pleno presente, el pasado volviendo una y otra vez como las olas de un mar de tinta que lamía las arenas de la cotidianidad.

Así, Morrison estudió Filología inglesa en la Universidad Howard de Washington y, más tarde, se doctoró en Literatura inglesa en la Universidad Cornell de Nueva York. Y a pesar de la imagen idílica de los años cincuenta, del esplendor estadounidense que consolidaba en el imaginario mundial el sueño americano (comedias televisivas, pastel de manzana, familias de padres rubios e hijos rubios y labradores de ojos juguetones y lenguas sonrosadas), lo cierto es que para ella y el resto de afroamericanos la vida era distinta.

Ella, que provenía de una familia obrera que es casi lo mismo que decir pobre, no la tenía fácil al igual que el resto de personas afroamericanas. La historia no hablaba de ella ni de quienes eran como ella. La abolición de la esclavitud en Estados Unidos todavía podía contarse en décadas y si sus secuelas aún siguen sintiéndose en pleno 2023, en la década del cincuenta eran una herida abierta cual flor monstruosa del rojo más espantoso. El mundo estaba hecho para los blancos, en muchos casos descendientes directos de los otrora amos que comerciaban con los africanos traídos a la fuerza al continente americano. 

Y allí, en el fondo de las lecturas, de los libros, de la literatura, los relatos de su abuela: el horror y la belleza, el terror y el orgullo, la sumisión y la rebeldía. Todo eso sedimentando en Toni Morrison que aún las décadas del cincuenta y sesenta era un nombre más en la marea de los negros anónimos de Estados Unidos.

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Ser el primero es tener colgado al cuello el peso del exotismo en medio de una forzada normalidad. Toni Morrison no solo ha sido la primera y única ganadora afroamericana del Premio Nobel de Literatura, sino que a finales de la década del sesenta fue la primera mujer negra en ser editora de la editorial Random House.

Cargo que tuvo hasta 1983 y a través del cual apostó por la literatura, el pensamiento, la estética, las reflexiones y las visiones de mundo de autores y autoras afro. Gracias a ella y a su olfato editorial, se publicaron durante esos años libros de personajes centrales para el pensamiento negro (y universal) como Henry Dumas, Angela Davis, Gayl Jones, Huey P. Newton, Muhammad Ali, Toni Cade Bambara, entre otros.

Antes de publicar su primera novela en 1970 (Ojos azules), Morrison fue una lectora y editora consumada. Antes de inmortalizarse a sí misma, buscó la eternidad para los suyos: herederos también del horror y de la belleza, del dolor y el orgullo, de la muerte y de la vida. 

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Chloe Ardelia Wofford nació el 18 de febrero de 1931 en Lorain, un condado de Ohio. Su padre era un trabajador de la industria del acero y su madre, ama de casa. Tuvo tres hermanos más, con quienes creció entre una pobreza modesta y con quienes escuchó las historias de su abuela.

Y a los doce años renació de nuevo, porque cambiar de nombre es un poco eso: enterrar una identidad para darle espacio a otra, que tiene tu mismo rostro, tu mismo cuerpo, tus mismos huesos y tu misma sangre, pero que al final ya no eres tú porque algo cambió para siempre: ninguna boca volverá a pronunciar tu nombre como antes, la lengua debe aprender a torcerse de otra forma para producir un nuevo sonido. Así, y tras bautizarse como católica, adoptó el nombre de Chloe Anthony. 

Luego, se casaría y tomaría el apellido de su esposo. De este modo, la boca y la lengua tuvieron que aprender otras formas de nombrarla: Chloe Anthony Morrison. Y tras el divorcio, ella mantuvo el apellido del padre de sus dos hijos. 

Y en 1970 al publicar Ojos azules, su primera novela, nació su nombre definitivo, por el cual sería conocida en el mundo entero: Toni Morrison. Toni, por el hipocorístico de su segundo nombre; Morrison, por su apellido de casada.

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Hay cierto mito que de tanto repetirse se ha convertido en una verdad a medias: se tiene la idea de que quienes ganan el Premio Nobel de Literatura tienen obras extensas. En el imaginario, esta distinción solo es para quienes han escrito decenas y decenas de libros. Lo cual confunde el impacto de una obra con la cantidad, para dejar de lado cuestiones como las apuestas estéticas, la reinvención de la forma y el sustrato intelectual que se esconde detrás de todo esto.

Cuando Toni Morrison recibió en 1993 esta distinción, había publicado seis novelas hasta ese momento: Ojos azules (1970), Sula (1973), La canción de Salomón (1977), La isla de los caballeros (1981), Beloved (1987) y Jazz (1992) (los cuales pueden consultarse en el catálogo de BibloRed y en la Biblioteca Digital de Bogotá).

Los críticos y estudiosos de su obra resaltan un desplazamiento importante que se dio en sus libros desde el inicio: mientras la literatura estadounidense estaba preocupada por la vida de las personas blancas, sus dificultades, opresiones y cotidianidades, Morrison desplazó estas vivencias a la periferia (o a lo que se quería considerar como tal). En ella el centro es el ser humano negro que fue arrancado de su continente de origen, trasplantado a la fuerza en nuevo territorio, despojado de su lengua materna, esclavizado, humillado, maltratado y sistémicamente oprimido. 

La otredad que sirvió como base para cimentar a una nación entera (Estados Unidos), necesitada siempre de un relato confrontativo entre un “nosotros” y un “ellos”, pasa a ser el objeto estético, narrativo e intelectual.

Este desplazamiento, por supuesto, no nació con Toni Morrison. Antes de ella, otros y otras ya habían pensado en estas cuestiones. El golpe final se dio cuando la crítica y el público se volcaron de manera masiva a estos libros que confrontaban a una nación entera que creía que su prosperidad de pasteles de manzanas, niños rubios que juegan al baseball y amas de casa con delantales a cuadros rojos y blancos era una bendición de un dios que premia a quienes trabajan duro y se esfuerzan demasiado. Era observar el lado oscuro de un país que no ha sabido qué hacer con su historia incómoda de esclavitud, racismo y violencia. Era mirar a los ojos al amo blanco sin miedo del látigo que laceraba la piel ni a la palabra que antes servía para condenar a muerte. 

Era perder el miedo y vivir y escribir y narrar como tal.***

Luego del Nobel, Morrison siguió escribiendo. Novelas como Paraíso (1997), Amor (2003), Una bendición (2008) y La noche de los niños (2015); reflexiones acerca de la raza como El origen de los otros (2017); y libros infantiles como La gran caja (2000) terminaron de construir el corpus de una obra en la que ella trabajó hasta su muerte el 5 de agosto de 2019.

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En 1993 al recibir el Premio Nobel de Literatura, Toni Morrison leyó su discurso de aceptación. Un alegato a favor de la vida, de la imaginación, de la rebeldía, del amor y del lenguaje como fuego revolucionario. Un fragmento de este encapsula sus luchas y sus obsesiones:

“El lenguaje opresivo hace más que representar la violencia: es violencia. Hace más que representar los límites del conocimiento, lo limita. Sea el oscuro lenguaje de Estado o las tergiversaciones de los insensatos medios; sea el maligno lenguaje de la ley-sin-ética, o aquel designado para el alineamiento de las minorías, escondiendo sus saqueos racistas debajo de un maquillaje literario. Todo esto debe ser rechazado, alterado y expuesto. Es el lenguaje que chupa sangre, que se ajusta la bota fascista con crinolinas de respetabilidad y patriotismo, al tiempo que se mueve implacablemente hacia el último y más oscuro lugar de la mente. Lenguaje sexista, lenguaje racista, lenguaje teísta son todas formas típicas de las políticas de lenguaje del dominio, que no pueden y no permiten nuevos conocimientos ni el encuentro de nuevos intercambios de ideas”.

 5 Bibliotecas del Centro de Bogotá en las que podrás acceder a la lectura

8 espacios de lectura en el centro de Bogotá

Viernes, Febrero 17, 2023 - 11:59
¿En qué bibliotecas del centro de Bogotá puedo tomar en préstamo un libro o leer? Aquí te contamos cuáles espacios de BibloRed puedes visitar

El centro de la ciudad es uno de los espacios de Bogotá en los que transitan miles de ciudadanos, ciudadanas y extranjeros. Es el epicentro de la cultura donde podrás encontrar restaurantes, parques, centros culturales y por supuesto bibliotecas. 

Hoy, te queremos recomendar algunos de nuestros espacios de lectura que se ubican en el Centro y sus alrededores y que si o si debes visitar. Allí podrás acceder a actividades, servicios de afiliación, préstamo de libros y consulta en sala. 

¡Agéndate para visitarnos en el Centro!

Biblioteca Pública La Peña
Carrera 7 Este No. 5-57

La Biblioteca Pública La Peña se encuentra ubicada en la localidad de Santa Fe, al oriente de Bogotá. La Biblioteca atiende a los habitantes de las localidades Santa Fe y La Candelaria, las cuales se caracterizan por ser referentes históricos, sociales, culturales, educativos, políticos y económicos de la ciudad.

Así mismo, cuenta con un entorno natural imponente, al estar ubicada en los cerros orientales los paisajes cercanos son muy llamativos y el clima de montaña permite a la Huerta de Polinizadores mantener unas condiciones para plantar y hacer crecer diversas especies nativas de plantas. 

Visítanos de martes a sábado desde las 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Los domingos, lunes y festivos no hay atención.

¡Conoce más de este espacio aquí!

Biblioteca Pública FUGA
Carrera 3 #10-27

La FUGA es la plataforma distrital construida con y para la gente que revitaliza y transforma el Centro de Bogotá, conformado por las localidades de Los Mártires, Santa Fe y La Candelaria, a través del arte, la cultura y la creatividad

Está ubicada en el centro histórico de Bogotá, en la localidad de Candelaria. Esta biblioteca cuenta con una importante colección especializada en historia política de Colombia, por lo que que se propone como un espacio no sólo para los investigadores, sino para los nuevos públicos convirtiéndose en un área de influencia para sus territorios, como el distrito bronx entre otros, pues nutrirá a sus usuarios y a la Red Distrital de Bibliotecas Públicas con su oferta cultural y bibliográfica.

Visítanos de martes a sábado desde las 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Los domingos, lunes y festivos no hay atención.

¡Conoce más de este espacio aquí!

Sala de Lectura Casa LGBTI Zona Centro
Calle 21 #14-16
Consulta en sala

Es una sala de lectura para el reconocimiento de las identidades de género y orientaciones sexuales para el aprendizaje de diferentes formas de diversidad e inclusión social. Busca acercar al territorio a la lectura y la cultura por medio de acciones positivas que mitiguen las brechas sociales en el acceso a la cultura escrita sin discriminaciones.

Visítanos de martes a sábado desde las 9:00 a.m. a 6:00 p.m. Los domingos, lunes y festivos no hay atención.

¡Conoce más de este espacio aquí!

Sala de Lectura Manzana del Cuidado del Centro de Bogotá
Carrera 6 #14-98
Consulta en sala

La Sala de lectura especializada brinda a las personas cuidadoras, padres, niños, niñas, jóvenes y ciudadanía en general, un espacio alternativo para la reflexión y el diálogo en torno a roles de género y labores de cuidado de familia.

Cuenta con recursos especializados en roles de género y labores de cuidado de familia, en él, las y los usuarios podrán encontrar más de mil textos infantiles, de filosofía y de literatura, así como una variedad de títulos y herramientas que fortalecerán las habilidades de las personas cuidadoras de la localidad.

Visítanos de martes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. Los domingos, lunes y festivos no hay atención.

¡Conoce más de este espacio aquí!

PPP CDC Lourdes
Carrera 2 # 3-10

El PPP del CDC Lourdes es un espacio de lectura ubicado frente a la comisaría, al lado de una cancha y en medio del CDC, lo que permite su visibilidad. El PPP cuenta con 12 cajones que contienen más de 300 libros

Visítanos los viernes de 11:00 a.m. a 5:00 p.m., sábados y domingos de 8:00 a.m. a 2:00 p.m.

¡Conoce más de este espacio aquí!

PPP Independencia
Calle 26 entre carrera 5 y 7 dentro del Parque La Independencia

PPP Independencia se encuentra ubicado en pleno centro de Bogotá, un espacio para compartir en familia. Cuenta con 340 libros aproximadamente en su colección, con actividades de promoción de lectura dentro de sus horarios de servicio.

Visítanos los viernes y sábados de 9:00 p.m. a 3:00 p.m. Domingos de 8:00 a.m. a 2:00 p.m

¡Conoce más de este espacio aquí!

PPP Cruces
Calle 1C # 4-15

El PPP Cruces se encuentra ubicado en el Parque Polideportivo Las Cruces en la Localidad Santa Fe. Un espacio para el disfrute de actividades de promoción de lectura para todos. El Paradero Cruces cuenta con una colección de aproximadamente 300 libros divididos por cajones: de color rojo para público adulto, azul para público juvenil y amarillo para público infantil.

Visítanos los viernes, sábados y domingos de 8:00 a.m. a 2:00 p.m.

¡Conoce más de este espacio aquí!

PPP Plazoleta del Rosario
Calle 12 Cra. 6a

El PPP Plazoleta del Rosario es un espacio para la lectura y el encuentro de percepciones a partir de la literatura y la experiencia cotidiana desde habitar el espacio público de maneras no convencionales y significativas. Se ubica en el centro histórico de la ciudad donde se pueden evidenciar el transitar de extranjeros y nacionales que buscan recorridos culturales de la ciudad. El espacio cuenta con 345 libros entre literatura infantil, adultos y juvenil, desde libros informativos, novela, poesía y ensayo.

Visítanos los viernes de 11:00 a.m. a 5:00 p.m., sábados y domingos de 8:00 a.m. a 2:00 p.m.

¡Conoce más de este espacio aquí!

Tienes que saber de BibloRed

La Red está conformada por 145 espacios de lectura en la ciudad: el libro se mueve en Transmilenio con las 12 Bibloestaciones, llega a todas las localidades con el Biblomóvil, la Biblioteca Itinerante, la Biblioteca Itinerante TIKA; 95 PPP, 4 Salas de Lectura, 2 Bibliotecas de la Confianza y la Biblioteca Digital de Bogotá; además ofrece grandes infraestructuras y colecciones en las 28 Bibliotecas de la Red.
 

¡Explora la Biblioteca Básica de los Pueblos Indígenas de Colombia!

¡Explora la Biblioteca Básica de los Pueblos Indígenas de Colombia!

Viernes, Febrero 17, 2023 - 17:14
Antologías, relatos y poemas conforman la Biblioteca Básica de los Pueblos Indígenas de Colombia, conócela en nuestra Biblioteca Digital de Bogotá

En el marco del Bicentenario, celebrado en el 2010, el Ministerio de Cultura editó la colección "Biblioteca Básica de los pueblos indígenas de Colombia" que, a su vez, promovió una sana discusión en torno a la interculturalidad y la diversidad etnolingüística de la nación. 

La labor editorial de la colección contribuyó al reconocimiento del patrimonio de los pueblos indígenas, así como a la visibilización de sus expresiones culturales y saberes tradicionales.

Esta bellísima colección está compuesta por siete tomos y un manual introductorio, en los que se exponen las narrativas, historia, tradición oral y poesía contemporánea de dichas comunidades; de ahí que se incluyan muestras sobre la historia de los movimientos indígenas, antologías de literatura en la región atlántica, mitología de los uitotos, y algunas expresiones de poesía contemporánea en edición bilingüe, es decir, en la lengua original y su correspondiente traducción al español.

Aquí te dejamos los 5 primeros títulos de la colección para consultar en la Biblioteca Digital de Bogotá:

En las hondonadas maternas de la piel= Shiinalu'uirua shiirua ataa, Vito Apushana

La palabra de Vito Apüshana recrea, simboliza, ordena y celebra los principios lógicos del mundo indígena al que pertenece. Varias dimensiones simultáneas y fluctuantes lo componen: lo Remoto-origen, punto de partida de la cultura wayúu, el origen de todo; lo Oculto-invisible, que está al otro lado de la vida cotidiana, sosteniéndose -allí figuran los espantos, las voces de los muertos, los sueños-; y lo Natural-visible, el mundo diario, la organización social, el territorio, las artes, las costumbres, la lengua.

Documentos para la historia del movimiento indígena colombiano contemporáneo

La autoría de estos documentos es en buena medida colectiva, pero guarda la impronta de líderes históricos e intelectuales indígenas de varios de los 84 pueblos originarios vigentes hoy en Colombia. Entre ellos se destacan el nasa Manuel Quintín Lame y los asesinados Gregorio Palechor y el sacerdote católico Álvaro Ulcué, el arhuaco Ángel María Torres y el emberá-katío Kimi Pernía; lo mismo que dirigentes contemporáneos como Lorenzo Muelas, Abadio Green y Luis Evelis Andrade.

Antes el amanecer: antología de las literaturas indígenas de los Andes y la Sierra Nevada de Santa Marta Tomo 1

Escrita por un singular investigador que ama su pasado y las raíces de la historia ancestral de su patria. Antes el amanecer de Miguel Rocha Vivas no solo es un repaso puntual de relatos míticos, cantos y poemas de doce comunidades de los Andes y la Sierra Nevada de Santa Marta, sino que va allende de las selvas suramericanas, atravesando el Valle de Sibundoy y abriéndose hacia las Antillas, el Caribe y Mesoamérica. Miguel Rocha Vivas, uno de los más lúcidos investigadores de la cosmovisión y literatura de América.

Danzantes del viento Bínybe oboyejuayeng, Hugo Jamioy

El libro "Danzantes del viento" fue publicado hace cinco años por la editorial de la Universidad de Caldas, y ha sido revisado y ampliado por su autor para esta Biblioteca. Se trata de una voz en la frontera entre dos culturas, la camëntsá y la extranjera (o de los blancos), que traza un puente intercultural entre la ciudad y el territorio ancestral; indaga por la trascendencia, la naturaleza y el tiempo; explora el desamor, la soledad, la sensualidad y la denuncia. 

Espíritu de pájaro en pozos del ensueño Samay pisccok pponccopi muschcoypa, Freddy Romeiro

Fredy Chinkangana es poeta de la comunidad yanacona del suroriente del Cauca, nacido en 1964. Los poemas son presentados en la lengua original del autor, que tiene raíces en el quechua, y se acompañan de traducción al castellano. En ellos está la conversación de las abuelas y abuelos; ellos intentan asir el misterio de la vida, tocar lo insondable del espíritu de los demás seres vivos y del de aquellos aparentemente inanimados.

Si quieres consultar y saber más ¡haz clic aquí! para conocer la colección completa. 

Abierta convocatoria de estímulos para el fomento a la lectura en Bogotá

Abierta convocatoria de estímulos para el fomento a la lectura en Bogotá

Jueves, Febrero 16, 2023 - 09:10
La convocatoria incluye cinco modalidades de becas con las que se entregarán 26 estímulos por $338.000.000 para el fortalecimiento del trabajo de creadores y gestores culturales que promueven la lectura, la escritura y la oralidad en la capital

El Programa Distrital de Estímulos 2023 de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte tiene abierta una nueva convocatoria pública de estímulos para el fomento de aquellos procesos, proyectos y bibliotecas que promueven la lectura en Bogotá.

El portafolio de estímulos de la Dirección de Lectura y Bibliotecas, contemplado dentro de la estrategia de Fomento del Sector Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, cuenta con  cinco modalidades de becas para el desarrollo de propuestas en las siguientes modalidades:

  1. Beca para proyectos de lectura y escritura, entrega 8 estímulos de $11.000.000 cada uno y cierra el 10 de abril. https://sicon.scrd.gov.co/convocatorias/1925
  2. Beca para medios comunitarios que narren los espacios de lectura de BibloRed 2023, entrega 4 estímulos de $5.000.000 cada uno y cierra el 17 de abril. https://sicon.scrd.gov.co/convocatorias/1957
  3. Beca para fortalecimiento de programas y servicios de bibliotecas comunitarias 2023, entrega 10 estímulos de $14.000.000 cada uno y cierra el 24 de abril. https://sicon.scrd.gov.co/convocatorias/1714
  4. Beca de procesos de investigación y gestión del conocimiento en cultura escrita en Bogotá, entrega 2 estímulos de $15.000.000 cada uno y  cierra el 2 de mayo. https://sicon.scrd.gov.co/convocatorias/1932
  5. Beca para el fortalecimiento de la articulación entre los agentes del Sistema Distrital de Bibliotecas 2023, entrega 2 estímulos de $30.000.000 cada uno y cierra el 8 de mayo. https://sicon.scrd.gov.co/convocatorias/1883

Según el director de Lectura y Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y BibloRed, Rafael Tamayo: “Los estímulos se entregarán a aquellas iniciativas que propicien el fortalecimiento de las prácticas de la cultura escrita y oral, y que contribuyan a garantizar los derechos educativos y culturales de las y los bogotanos,  teniendo en cuenta los objetivos de la implementación de la Política Pública de Lectura de Bogotá, LEO. Con estos estímulos, además, buscamos consolidar los procesos creativos y productivos de los actores del ecosistema del libro y la lectura en Bogotá”.

De esta manera, podrán participar colectivos y ciudadanos que desarrollen proyectos de investigación y gestión en torno a prácticas relacionadas con la lectura, la escritura y la oralidad. De igual forma, los medios comunitarios o colectivos de comunicación que tengan vinculadas en su programación o emisiones temas relacionados con la cultura, particularmente la lectura, la escritura y la oralidad. 

También podrán participar, Bibliotecas comunitarias, escolares, universitarias, especializadas y/o centros de documentación. Bibliotecas comunitarias de la zona rural y urbana de Bogotá. Así como ciudadanos y colectivos que realicen proyectos que promuevan la apropiación del libro, la lectura y la escritura.

En total, la Dirección de Lectura y Bibliotecas presenta 5 becas para fortalecer los procesos, proyectos y bibliotecas comunitarias que promueven la lectura por una suma total de $338.000.000. 

Los interesados podrán consultar la convocatoria del portafolio de estimulos en https://sicon.scrd.gov.co/ y en el portal de BibloRed www.biblored.gov.co, y así permitir que los bogotanos también conozcan las diferentes propuestas culturales que se gestan desde los territorios.

Adicionalmente, invitamos a las personas interesadas en conformar las ternas de jurados que seleccionarán a los ganadores de estas becas, a inscribirse en el banco de expertos de la secretaría de cultura, y a postularse como jurados de alguna de nuestras becas, toda la información también se encuentra disponible en https://sicon.scrd.gov.co/.

Programa Distrital de Estímulos 2023

La oferta sectorial reúne un total de 160 convocatorias que integran 2267 estímulos en esta primera fase por más de $26.600 millones ¡El doble de la oferta de la primera fase del PDE en 2022! 

Esta administración deja a la ciudad una oferta cultural más conectada con las comunidades y con programas de Fomento que reconocen el trabajo de creadores y gestores, y  fortalecen los procesos de gestión y formación. Un gran legado cultural de esta administración y este 2023 llega con una oferta integral que tendrá presencia en las 20 localidades de la ciudad. 

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