“Las bibliotecas tendrían que ser otra vez esos lugares que nos permiten conversar sobre la vida”, Ángela Calvo
Filósofa de profesión y con casi cuarenta años de experiencia en la labor docente, Ángela Calvo de Saavedra fue invitada por la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá para desarrollar el libro El ideal de una comunidad de lectores, un texto que será presentado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, el jueves 19 de agosto a las 6:00 p.m.
Atrás quedaron los conceptos que veían al lector como un simple ojeador de libros, alguien que se dedicaba a absorber información, sin siquiera realizar un proceso de diálogo en el camino. Estas nuevas perspectivas también aplican para los espacios bibliotecarios, es tiempo de empezar a verlos con otros ojos, no solo como lugares de almacenamiento sino como puntos de encuentro.
Tras investigar y leer más de sesenta libros en tres meses, la profesora Calvo de Saavedra decidió plasmar todo su conocimiento en esta nueva publicación. ¿Qué es una comunidad de lectores? ¿Por qué nos afecta la sobre información? BibloRed habló con la autora.
¿Cómo fue el proceso de escritura del libro?
Aunque conocía el pensamiento filosófico, el tema de la lectura no me había metido a investigarlo como tal, de manera que, en primer lugar, fue una apertura de un horizonte que me resultó absolutamente apasionante y que me encontré en tres meses leyendo más de 60 libros.
Yo sabía que era un tema fundamental para la construcción de identidad, pero quería ampliarlo un poco con autores que no conocía. Así que hice mi proceso habitual de investigación, que corresponde a una época pre digital, es decir, tomar notas y luego tratar de concebir una estructura desde la cual yo pudiera hilar todos los elementos dispersos. La propia escritura fue un trabajo corto, tal vez 3 semanas.
¿Cuál fue su idea al plantear El ideal de una comunidad de lectores?
El tema de la lectura como todos sabemos ha sido en las últimas décadas un área de muchísimo interés, particularmente porque constatamos una paradoja y es que en medio de la sociedad de la extrema información, donde el mundo está todo el tiempo conectado con material impreso y digital, se constata en las encuestas y en los estudios investigativos sobre la precariedad de la práctica lectora en el mundo entero.
Por eso, más que una orientación instrumental en la que leer solo sirve para acceder a elementos digamos de la cultura, he querido plantear un ideal normativo que me parece que coincide en el fondo con todo el proyecto de la Escuela de lectores. La imagen de una comunidad de lectores es pensar a pueblos muy diversos que se imaginaron convergiendo y dialogando a partir de los libros.
“El lector como un ser activo y no un sujeto pasivo”, una de las premisas de la publicación. ¿A qué se refiere?
En un primer momento consideramos que leer es el ser capaz de codificar y quizás, avanzando un poquito más, de asimilar una información explícita, sin embargo, eso no da cuenta de leer. El acto de leer es la co-construcción de un mundo por parte del autor y del lector, pero lo que es importante, es que cada obra abre espacios particulares para cada persona, donde cada lector pone su acento creativo al leer. La lectura no es información, la lectura no es decodificación, lectura es co-construcción.
“Las bibliotecas como lugar de encuentro”, una frase destacada dentro del libro. Teniendo en cuenta esto, ¿cuál es el papel de las bibliotecas para el fomento de lectores?
Yo creo que ahí tenemos que hacer una conexión y es que en el origen estuvo la voz. Inicialmente era una práctica oral, un lector presta su cuerpo para otras voces y eso se repite en las narraciones que las abuelas han contado a los niños históricamente. Entonces, si en el origen está la voz, la bibliotecas tienen que ser espacios de encuentro, de diálogo y conversación que es lo que permite abrir el mundo de la vida cotidiana y despertar la sensibilidad moral, así como la empatía que son las fuentes del desarrollo moral de las personas.
Las bibliotecas se han convertido en lugares de consulta porque vivimos en el paradigma de la información, entonces somos una sociedad de la información donde la comunicación genuinamente no existe, donde no hay interpelación. Las bibliotecas tendrían que ser otra vez esos lugares que nos permiten conversar sobre la vida.
En un mundo tan conectado y saturado de información, curiosamente, el libro habla de una homogeneización, de una exclusión a lo distinto. Nos puede hablar sobre este tema...
Esta idea es la caracterización de la sociedad del rendimiento que hace Byung-Chul Han, en términos de la sociedad del enjambre donde todo el tiempo sobre nosotros domina la información, la sociedad del dadaísmo. No solamente nosotros voluntariamente damos todos los datos de lo que se llamaría nuestra vida íntima, sino que el sistema neoliberal con esos datos produce algoritmos que controlan lo que él llama psicopolítica, las mentes, los cuerpos y el espíritu de las personas.
En la sociedad del rendimiento hay una paradoja terrible, todos creemos que estamos construyendo nuestro proyecto, que somos emprendedores por decirlo en el lenguaje cotidiano, y, sin embargo, lo que ha pasado es algo muy distinto, se ha refinado a tal punto que ya poder no es dominación sino es aquella voluntaria aceptación de lo que entre comillas es la libertad.
En ese contexto mi identidad no está tejida de los encuentros con lo otro, mi identidad está tejida de los likes o los dislikes. El único referente que tengo de autoconfirmación, de quién soy, son los pequeños chulitos, que, a mi desnudamiento paulatino en las redes, es la única noción de reciprocidad.
¿Por qué leer?
Solo mediante la literatura construimos identidad personal, forjamos comunidad política y nos hacemos ciudadanos de bien. Nuestra identidad personal, política y pública depende de nuestro acto de leer.
La lectura no es solamente de libros o material impreso, también es lectura de la vida, entonces la comunidad de lectores somos aquellos que mediados por la literatura vamos dando significado y vamos cuestionando, aportando críticamente a la construcción de la realidad social.
¿Por qué el público no puede perderse el lanzamiento del libro?
Para que despejen la incógnita que debe suscitar el título, porque creo que el común de las personas que no han investigado el asunto están convencidas de que la práctica lectora es digamos lo habitual, no comprenden la diferencia entre acumular información y leer como tal. Por otro lado, parten del supuesto de que la sociedad del rendimiento, digamos que la lectura más profunda, la que va en búsqueda del sentido, va a ceder su lugar muy pronto porque no hay tiempo para pensar.
En su faceta como académica y lectora, ¿por qué cree que el público en general ve a la lectura como algo que está más allá y que no se relaciona con ellos? Por supuesto, si está de acuerdo con esta afirmación.
Yo creo que corresponde un poco a la formación que hemos recibido. Me remito un poco a la historia que cuenta Daniel Pennac, donde dice que algo ocurre en la adolescencia cuando pasamos por la literatura como tarea escolar, como deber. Algo debe pasar cuando a los seres fascinados porque nos contaran cuentos y por tener los libros en la mano, están asustados frente a la lectura porque la ven como un mecanismo para ser evaluados.
La experiencia de leer para vivir es la que tendría que conducirnos en el camino educativo y no es así. No solamente no nos sentimos capaces, sino que vamos dejando de lado todo el ejercicio de leer, toda la práctica lectora porque no hay tiempo, no es eficiente. La lectura nos habla de un tiempo distinto al que vivimos, nos habla de un tiempo de rituales, de un tiempo lento, de un trabajo del cuerpo distinto Y de una disposición distinta de la mente también.
¿Por qué es importante que BibloRed haya dado inicio a la primera Escuela de lectores en el país?
La idea de hacer de cada ciudadano un lector es fundamental, ya sabemos qué es leer, ahora debemos preguntarnos para qué leer o por qué leer. Hay que pensarlo como entre círculos concéntricos: yo me constituyo mediante la literatura, me constituyo como un sujeto capaz de deliberar acerca de la mejor forma de vivir, o sea la imaginación literaria es una poderosísima fuerza ética.
En un círculo más amplio la imaginación literaria crea comunidad y política, de manera que la literatura es determinante en la configuración de una comunidad política y preocupada por el bien común. Además, en un círculo concéntrico aún más amplio, a través de la lectura yo atravieso contextos, historias, épocas y culturas, de manera que hay un ideal cosmopolita detrás de ello, creando una comunidad de lectores lo que en su esencia nos permite forjar una sociedad cosmopolita.
Para usted, ¿Qué significa Leer para la vida?
Es entrar en el mundo desde una perspectiva distinta. Los personajes literarios realmente ocupan en la vida del lector el lugar de los amigos, la experiencia inmediata que siempre es tan veloz. Yo no puedo detenerme a comprender a cabalidad la densidad de la humanidad y las otras personas, paso demasiado rápido por ellas, mientras que en el encuentro con los personajes de ficción me adentro en la complejidad, en la vulnerabilidad de la existencia humana y por supuesto, despliego inmediatamente la empatía. En cierto sentido de ahí viene un poco de la posibilidad de experimentar una vida que valga la pena ser vivida.